Black Comedy: Instigator

La palabra es “sintético” y hasta un poco “antinatural”. Pero así están las cosas en los actuales BLACK COMEDY. No quiero decir con esto que no fueran así antes. Pero no acabo de comprender qué mosca le picó a al ex DIMMU DORGIR Tjodalv cuando siendo parte activa de la por entonces prometeda banda noruega, comenzó a unirse a otros proyectos como SUSPERIA o estos BLACK DIVINE. Claro que poniéndonos en esa tesitura, casi peor fue el caso de Nagash, que en sus últimas entregas parecía haber perdido un poco el Norte con THE KOVENANT. Y la cosa toma un cariz más dramático si tenemos en cuenta que ambos tuvieron una segunda oportunidad junto a OLD MAN’S CHILD o CARPE TENEBRUM. Pero eso son cosas del pasado, y lo que nos ocupa es este metal pseudo industrial, moderno y espacial de BLACK COMEDY.

La banda parece haber puesto el chip en automático y se ha sacado de debajo del brazo 12 temas de sonidos eclécticos colmados de samples machacones y repetitivos que no hacen más que entorpecer muchas de las composiciones. Hay espacio para bajos que suenan por encima de todo, con ese sonido grave y afilado que tantos quebraderos de cabeza ha causado en las bandas americanas. Si a eso le añadimos una voz angustiosa, ahogada y desquiciada, el resultado tiene que ver más con la herencia yankee que con lo que solemos tener por referencia en los países europeos.

La técnica de “Instigator” quizá haga que el producto final sea demasiado frío, poco natural, con esas baterías que tienen más de artificial y adulterado que de otra cosa. Y mención aparte requieren los ya mencionados sintetizadores. Estos son los mayores “peros” que se le puede encontrar al material. Y los resaltamos antes que los puntos positivos, ya que verdaderamente empañan la calificación del disco en conjunto.

Por otra parte, el sonido sideral de temas como “Civil Paranoia” es más que probable que lo hayas escuchado antes en otras bandas. Y sin querer seguir metiendo el dedo en la llaga, el deje de un tema como “At One with Decadence” ya era visible en unos americanos que tenían por nombre FEAR y por apellido FACTORY.

En definitiva, un disco potente, directo y de fácil escucha que quizá adolezca de un ritmo “cansino” y de una excesiva similitud entre los temas que se extienden en algo más de una hora de duración. Se podía esperar algo más de unos músicos de su experiencia y recorrido.