“inFinite” intenta jugar con la idea del adiós, que puede ser o no ser verdad. Lo que queda claro a partir de los temas nuevos es que la banda aún tiene suficiente cuerda para rato. Desde “Time for Bedlam” queda claro que estamos ante una de las formaciones musicales más solventes de la historia.

Que Deep Purple decidan realizar un nuevo disco de estudio está lejos de ser una simple operación promocional o económica. El mundo hace tiempo que no necesita nuevos discos de Purple. Es una de esas bandas que puede vivir eternamente de su fondo de catálogo sin que la facturación se resienta en absoluto. Así que cuando Deep Purple editan “inFinite” estamos asistiendo a algo realmente bello: la necesidad de una banda madura de seguir haciendo música por el simple disfrute que ser creativos les genera. El destino de las nuevas canciones lo conocemos todos: un par o tres sonarán en la nueva gira y serán olvidadas rápidamente, como la mayoría de temas de “Now What?”, “Rapture of the Deep” o “Bananas”, los últimos tres trabajos editados por la banda. Cabe decir que el último gran “clásico” que la banda compuso data de 1996 y responde al nombre de “Ted The Mechanic”. De eso hace, en efecto, 21 años.

“inFinite” intenta jugar con la idea del adiós, que puede ser o no ser verdad. Lo que queda claro a partir de los temas nuevos es que la banda aún tiene suficiente cuerda para rato. Desde “Time for Bedlam” queda claro que estamos ante una de las formaciones musicales más solventes de la historia. Obviamente, si uno intenta juzgar este trabajo en comparación a las obras de los ’70 va a tener muchas pegas que poner así que hay que hacer el ejercicio de escuchar este disco con el oído limpio de prejuicios. Es un disco de rock muy solvente, inspirado y con un buen sonido y canciones. No cambiará el mundo pero sirve para renovar el interés en unos Purple que se resisten a ser una orquesta de pueblo tocando los hits de toda la vida.

“InFinite” se basa sobre todo en medios tiempos. Algunos más alegres como el mencionado “Time for Bedlam” y otros más cadentes como “Get Me Outta Here”, donde Ian Paice emplea un tremendo shuffle en la bateria con un sonido más propio de John Bonham que otra cosa. Gillan, por su parte, le pone más empeño a la entonación y al matiz que a la fuerza. “Johnny’s Band”, es un buen ejemplo, donde su narración cantada de la historia del tal Johnny encandila. “Johnny’s Band” es también el tema donde Don Airey tiene uno de sus varios solos compartidos con Steve Morse, todo en el marco de un tema positivo y animado que es de los mejores del disco.

Parece que a medida que avanza el disco, Morse y su capacidad de riffing suben enteros. La chulesca “On Top of the World” tiene un riff crudo y bluesy a partes iguales, aunque en el solo el protagonista es Airey con un recorrido tremendo por el hammond. También destaca “One Night in Vegas”, rítmica y con una banda que camina de manera tan cohesiva que no puedes dejar de escuchar y maravillarte ante el groove que nace de estos nuevos temas.

Deep Purple siguen siendo unos músicos excepcionales y lo demuestran en este nuevo trabajo. Está claro que la excitación no es la de hace décadas pero en este disco podemos escuchar a una banda madura, que disfruta con lo que hace y que sigue queriendo enseñárselo al mundo. No es el disco que cambiará el rumbo de la música popular, ni siquiera el de Deep Purple, pero es un trabajo fiel a las raíces de la banda, inspirado y bien ejecutado. No me equivoco si digo que nadie espera “Fireball Part II” a estas alturas.

Grupo:Deep Purple

Discográfica:Ear Music

Puntuación:7

Canciones:

  1. Time For Bedlam
  2. Hip Boots
  3. All I Got is You
  4. One Night in Vegas
  5. Get Me Outta Here
  6. The Surprising
  7. Johnny’s Band
  8. On Top of the World
  9. Birds of Prey
  10. Roadhouse Blues

Votación de los lectores:5