Ghost: Infestissumam

Escuchar la música de GHOST a día de hoy produce una sensación similar a la de escuchar el "Demons & Wizards" de URIAH HEEP o el primer álbum homónimo de BLUE ÖYSTER CULT. Trabajos que desprendían magia, contrastes, composiciones idóneas y un buen surtido de ideas por lo general originales y adelantadas a su tiempo. La gente parece empeñada en meter a GHOST en el mismo saco que bandas como BLOOD CEREMONY, THE DEVIL's BLOOD. Empero, a diferencia de estas, puramente revival 70's, Papa Emeritus y cía también beben del legado del heavy metal, acaparando un abanico de influencias de entre la que podríamos resaltar a MERCYFUL FATE, tanto por la naturaleza de las composiciones como, sobretodo, el imaginario visual y conceptual. Sin ir más lejos, el primer single, "Secular Haze", podría haber salido perfectamente de la mente de un inspirado King Diamond, con esas melodías que parecen sacadas de un cuento gótico de terror.

Con su participación en Sonispheres varios y habiendo caido en gracia entre varios de los capos del mundillo heavy y managers de bandas de primera fila, la popularidad de los suecos ha subido como la espuma en los últimos dos años. No malgastéis tiempo ni esfuerzo en buscar cualquier pieza editada por la banda en tirada limitada. Sin ir más lejos los dos singles que se han editado de este disco, "Secular Haze" y "Year Zero",ya están totalmente agotados en la central oficial de prerreservas sin haber visto la calle todavía.

Cuando un Nameless Ghoul aseveró en una entrevista concedida a esta misma web que Papa Emeritus llevaba la coletilla de "primero" porque pasarían varios Papas más por la formación, muchos fruncimos el ceño: ¿No es el nombre de Tobias Forge, cantante de GHOST, el que figura como poseedor de los derechos de las canciones de la banda en el registro de autores sueco? Duda resuelta. Papa Emeritus II canta igual o mejor que su predecesor. No en vano, el artista que se esconde tras este nuevo personaje es el mismo. Demos gracias al cornudo por permitirnos deleitarnos de nuevo con esta peculiar voz, uno de los buques insigne de la banda. Habemus Papam y no es argentino, es sueco. A las mentes débiles les dejamos el otro. Afortunadamente, la banda ha vuelto para demostrarnos con "Infestissumam" que la genialidad que destila no responde a una naturaleza adventicia.

Tras una introducción con coros y batería bastante potente en una onda totalmente THERION, nos llega la primera canción como tal, "Per Aspera Ad Inferi", un tema directo y cañero para iniciar el disco de una forma parecida a como lo hacía "Con Clavi Con Dio" en el anterior plástico, con ritmos de batería casi militares en el estribillo. En "Secular Haze", el primer single y que la mayoría ya habréis escuchado, nos agasajan unos ritmos de teclado a modo de órgano de feria, minimalistas, sencillos y apoyados en unos acertadísimos riffs de guitarra que ayudan a dotar al conjunto de una atmósfera esquizoide, demente. Y con ello la banda nos desvela uno de los leit motiv del disco, que no es otro que una presencia de los teclados más importante si cabe que en su anterior obra, aunque no por ello más ampulosos ni onanistas, pues de nuevo GHOST nos vuelven a demostrar que menos es más cuando la clase y la singularidad median en la composición. Esa chispa que hace falta para componer un gran tema con los mínimos recursos, fórmula que ha hecho parir grandes obras desde los BEATLES hasta a SAVATAGE. Y no he citado a los de Liverpool gratuitamente, sino porque mientras escucho "Infestissumam" me han venido a la cabeza más de una y dos veces. Las melodías vocales de Papa Emeritus nos recuerdan más que nunca a las de John Lennon en algunos cortes. No en vano, utiliza un timbre muy parecido en canciones como "Jigolo Har Megiddo" e "Idolatrine". Escuchadlas y contadnos luego si no os han venido a la cabeza los BEATLES del "Help!" mientras lo hacíais.

En "Ghuleh/Zombie Queen" nos encontramos una de esas sorpresas que bien podríamos esperar de una banda con tanto que decir como estos suecos. Una pequeña suite que empieza como una balada, con piano, sin guitarras, minimalista y delicada para acabar desembocando en uno de los tema más movidos del disco, con un enfoque menos dramático y más alegre aderezado unos ritmos de batería que trascienden totalmente el metal y que van desde el jazz hasta el rockabilly de aire cincuentero. Por otro lado,  en "Jigolo Har Megiddo" nos encontramos con un temazo tremendamente influenciado por BLUE ÖYSTER CULT y su rock ocultista, haciéndose servir de un ritmo similar al de "Secular Haze", también con mucha presencia de los teclados.

No se queda atrás la blasfema y deliciosa "Year Zero", con esos elegantes coros satánicos y ese estribillo tan trabajado y altivo, en una onda "Elizabeth" de su anterior trabajo, una lisonja al cornudo de lo más elegante. Todo está donde tiene que estar, no sobra ni falta ni una sola nota y el juego de tonalidades en la composición produce que con tan sólo una escucha o dos los temas se queden grabados a fuego en tu tierno cerebrito. La guitarrera "Depth of Satans Eyes" es un tema más básico y directo, aunque no por ello exento de detalles únicos y reconocibles, mientras que "Monstrance Clock" nos vuelve a introducir en una epopeya terrorífica entre susurros y pasajes tenebrosos a lo KING DIAMOND. No está entre los mejores cortes del disco, pero ya desearían un buen puñado de bandas apropiárselo. Mágica es, por otro lado, "Body And Blood", delicada y positiva, o hablando más directamente, una canción que en las manos equivocadas se podría quedar en una moñada y que GHOST han convertido en una pieza emotiva y pegadiza, la más pegadiza del disco de hecho. Una canción que podría sonar en la radio de cualquier país de Europa y convertirse en un hit single como si de una buena balada de SCORPIONS se tratase.

Con este disco GHOST nos ofrecen una obra coral rica en contrastes que, en definitiva, profundiza sobre las bases que ya establecieran con un su opera prima, profundizando más si cabe en la vertiente ritual de su liturgia. Pocas bandas son capaces de transmitir en la actualidad como lo hacen ellos. De nuevo, este disco debería estar en las estanterías de todo amante de la música que se precie. Año cero. Ha llegado la hora de que cristianos, leguleyos, farsantes y fariseos se encorven en busca de piedad.