Hate Eternal: I, Monarch

Cuando Erik Rutan decidiera abandonar MORBID ANGEL sabía perfectamente lo que
se hacía, y gracias a ello, actualmente MORBID ANGEL siguen bien vivos mientras
que nuestro protagonista por fin posee el tiempo suficiente para centrarse al
1000 % en su particular creación de nombre HATE ETERNAL, cuyo nuevo trabajo
de estudio, “I, Monarch”, no puede tildarse de otra forma salvo del de obra
de arte de valor incalculable. Tras un primer disco que pasó bastante inadvertido
excepto entre los círculos más cerrados del Death americano brutal que ya desde
buen principio se rindieron ante él, “Conquiering the Throne”, Erik Rutan maravilló
al mundo con “King of all Kings”, un segundo trabajo que elevó a HATE ETERNAL
directamente a los primeros puestos del ranking de bandas de Death Metal más
brutales, cualitativamente superiores y por consiguiente, famosas. Tras todo
ello, resultaba lógico pensar que el tercer trabajo de la banda de Tampa, Florida,
resultaría una prueba de fuego importante que decidiría si HATE ETERNAL debían
seguir escalando, bien estancarse donde estaban, o directamente caer empicados
y dejar para el recuerdo una interesante pero efímera carrera musical. ¿Cabe
decir cuál de las 3 opciones se desprende de la escucha de este “I, Monarch”?
Coincidirán conmigo que la primera de todas ellas es la que más se aproxima
a la realidad.

“I, Monarch” es uno de esos discos que si te gusta el Death Metal, es cuanto
menos improbable que te deje indiferente. “I, Monarch” lo posee absolutamente
todo; Desde una producción a cargo del propio Erik Rutan que deja por los suelos
a las que facturan últimamente productores supuestamente más famosos y reconocidos
que él, unos temas más compactos que nunca donde todo está en su sitio y cada
instrumento posee su identidad propia, hasta un ejercicio de técnica instrumental
que desanimará a cualquiera de sus más cercanos seguidores e inmitadores.

Los riffs de guitarra del señor Rutan poseen la complejidad característica
de sus anteriores obras, aunque en mi opinión, llevada incluso algo más allá,
con un repertorio de solos, algunos de ellos memorables, que desprenden ese
regustillo propio de las escalas utilizadas en la música de oriente medio, algo
que titanes de la talla de INMOLATION o NILE también suelen utilizar con igual
de magnos resultados. Sobre la voz del propio Rutan, nada que objetar; Erik
se limita a cumplir con su comedido de la mejor forma posible logrando unos
registros de voz lo suficientemente guturales, cavernosos y potentes como para
hacer olvidar al desertor Jared Anderson, quén tuvo que abandonar la banda debido
a serios problemas con las sustancias ilegales. Finalmente, las baterías han
corrido una vez más a cargo del señor Derek Roddy, sí, aquel del que muchos
decían que suele grabar sus tomas de batería a la primera (como si éstas fueran
sencillitas, menudo fiera).

Hasta donde tengo entendido, Earache Records, tal y como ya hiciese a principios
de los 90’s, quiere relanzar de nuevo el Death Metal clásico tanto en Usa como
en Europa, algo que, y a sabiendas de los grupos de Death Metal que actualmente
posee en nómina, no debería resultarle muy difícil. Eso sí, HATE ETERNAL poseen
suficiente calidad como para evitar tener que llamar la atención en sus hojas
promocionales creando cierta rivalidad con NILE con comentarios tan poco afortunados.
Señores, esas cosas son muy feas, mejor dejemos que la música de HATE ETERNAL
hable por sí sola sin necesidad de tener que caer en las tan odiadas comparaciones.