Si la memoria no me falla, fue hace dos veranos y unos cuantos meses cuando fui invitado por TYR al estudio de grabación para escuchar algunos temas que se incluirían en este “Hipokrisia”. Daba la casualidad que ese mismo día había finalizado el registro de las guitarras, por lo que los cortes que tuve la oportunidad de oír, estaban desnudos de voz, pero aún así, y conociendo al grupo antes de que publicaran su debut homónimo, el cambio positivo superó todas mis expectativas. El ambiente que se vivía en el estudio era de tranquilidad y de satisfacción, aunque repito, el disco estaba en pleno proceso. Y es que TYR se han decantado por el camino más paciente, pero vistos los resultados de este trabajo, no cabe duda que han obtenido su recompensa. Me explico: Hace más de cinco años que los malagueños editaron su citado disco debut, y en vez de proseguir su carrera matando mosquitos a cañonazos, se han dedicado a investigar, a madurar como músicos consiguiendo un sonido propio, y a preparar sin tiempo límite y sin presión su segundo disco. Todo esto se palpa en “Hipokrisia”.

 

No han dejado ningún cabo suelto en este trabajo. Los estudios Dune, Control Remoto, Cube y Sonido XXI han sido los testigos de las canciones de “Hipokrisia”, tanto para el trabajo del propio grupo, como para las colaboraciones de Carlos Escobedo, Óscar Sancho y Ángel San Juan, y finalmente en los afamados Sterling Sound de Nueva York, y de la mano de Ryan Smith, se ha llevado a cabo la masterización. Trabajo, mucho trabajo y muchos detalles es lo que se esconde dentro este redondo (y seguramente, infinidad de anécdotas). Lo que está claro es que el envoltorio no sirve de nada si dentro no habitan buenas canciones, pero es precisamente donde TYR obtiene el mayor de los beneplácitos. Ahora me viene a la mente las palabras de su bajista José Guzmán en alguna que otra conversación: “No tenemos una compañía potente, ni un respaldo económico grande, solo nuestras canciones.” Y con eso, en un mundo musical justo, debería ser más que suficiente.

 

“Hipokrisia” es un disco semi conceptual. Por un lado, “Hipokrisia” es la primera parte en la que se incluye seis temas más intro, y por otro lado, nos encontramos con “Sofrosine”, divida en tres actos. Una pieza que expone musicalmente, de una forma peculiar e inesperada, una adaptación del mito de Orfeo y Eurídice que Ovidio narra en su “Metamorfosis”. Más adelante la comentaremos de forma más detallada, vayamos mejor por partes.

 

Es en la primera parte “Hipokrisia” donde se suceden las colaboraciones antes citadas, y otras tantas de forma instrumental, que no por ser menos populares, deben de olvidarse. En estos temas TYR se muestran abiertos, no hay parámetros establecidos, no hay estilos predominantes, imponen su sello con retazos que te recordarán a un sin fin de bandas, pasando por YES, DREAM THEATER, IRON MAIDEN, o el rock en su estado más puro. Pero lo dicho, es sin duda lo más admirable de este segundo trabajo de los malagueños, su sonoridad no tiene fácil comparativa. Abren fuerte con “Hipokrisia”, de riffs duros y crudos, y como sucede a lo largo y ancho de todo el disco, sorprenden en cualquier momento, en este caso, introduciendo scratches antes de encarar el tramo final. Con “Grial III” demuestran su maestría en el campo progresivo, y además, su faceta compositiva no deja de llamar la atención por esa ambientación arábiga arropada por guitarras flamencas y flautas que con el que consiguen, junto con la voz tan rasgada y personal de Yiyi, hacer un tema más que destacable. Sobre todo su solo de guitarra, que se podría enmarcar como de lo mejor que se ha facturado en nuestro panorama. Y es que el trabajo de ambos guitarristas, Fran Benítez y Jon Zagalaz, es simplemente para quitarse el sombrero, no solo en ejecución y técnica, también en su amplia imaginación que, compartiendo su protagonismo con los teclados comedidos de Hugo Martín, hacen que TYR musicalmente abran un campo lleno de posibilidades. Así lo demuestran en “Mar de Cristal” y “Eva”, donde el rock toma el principal papel, pero rompiendo con partes inesperadas (un reposo lánguido y melódico por aquí, una tramo ultra técnico por allá…) con lo que continúan reivindicando el factor sorpresa. Con todo ello, logran TYR algo realmente difícil: Los temas de este álbum no conocen la obsolescencia tras múltiples escuchas. “Y Algo Más” solo hacen confirmar todas las palabras positivas que se pueden lanzar a favor de este disco, y con la aparentemente balada “En La Espiral” (con unos coros muy cuidados y una melodía vocal e instrumental soberbia) cierran una primera parte llena de talento y madurez.

 

Pero si con esta traca inicial de temas, el oyente más exigente no se siente saciado, es en “Sofrosine” donde la banda firma con letras de oro una suite llena de ambición compositiva, como pocas se han grabado en este país. O por lo menos con estos excelentes resultados. Y es que debo de confesar que, cuando los propios miembros de la banda me comentaron el día del estudio de grabación lo que pretendía incluir en esta parte, lo que habían compuesto para ello, los tome por enajenados mentales. El planteamiento era el siguiente. Llevar al campo musical este relato mitológico pero con la peculiaridad de que, de los 9 cortes que lo componen, sólo dos serían con voz. Es decir, la música es la que habla, es la que relata esta estremecedora historia de amor. Sin duda algo realmente difícil de conseguir, pero, repito, para sorpresa personal, lo han conseguido a un nivel estratosférico. “Ira”, “La Bruma del Ródope”, la balada “Estigia” llegan a poner la carne de gallina, y en el ámbito técnico son capaces de mirar de tú a tú a las vacas sagradas del género progresivo. Arreglos de cuerdas, guitarras acústicas, melodías de guitarras hirientes…todo en su sitio de forma inmejorable. Hasta que no suenan las últimas notas melancólicas de “Orfeo & Eurídice”, uno no es conciente del viaje musical tan fascinante que ha vivido. Solo por esta parte, y ya es buscar justificación donde los resultados hablan por sí solos, este trabajo es de adquisición obligada.

 

Si TYR necesitan otros cinco años para grabar un disco con la calidad que han dejado plasmada en este “Hipokrisia”, que se lo tomen. Discos como este enciende la llama de la esperanza de que en nuestro país se pueden facturar auténticas joyas  sonoras. Debo confesar que debido a la cercanía hacia este grupo, no solo geográfica, he estado un tanto expectante a la opinión de los demás medios de prensa especializados. Algo inhabitual para quien firma estas líneas. Pero tras su lanzamiento, parece ser que todos los que se han tomado su tiempo para, no solo escuchar de forma superficial este disco, si no degustar cada segundo, han formalizado una opinión mayoritaria muy al alza. Pero como en todo tipo de arte, el público, al final, es quien tiene la razón. Queda en vuestras manos…

 

Satur Romero

Grupo:Tyr

Discográfica:Mox Records

Puntuación:9

Canciones:

  1. Intro
  2. Hipokrisia
  3. Grial III
  4. Mar De Cristal
  5. Eva
  6. Y Algo Más
  7. En La Espiral
  8. Desde Tracia
  9. Dríade
  10. Preludio
  11. Estigia
  12. Ira
  13. La Bruma Del Ródope
  14. Sublimación
  15. Regreso A Estigia
  16. Orfeo & Eurídice

Año:2006