Final Frontier: High Tension Wire

La verdad es que no tenía ni idea de la existencia de este grupo hasta el lanzamiento
de este tercer disco coincidiendo con el fichaje por la discográfica Frontiers
Records, que a buen seguro que conseguirá que el nombre de FINAL FRONTIER sea
un poco más conocido entre los seguidores del rock melódico. Por los visto estos
canadienses llevan bastante tiempo en la escena, unos diez años componiendo
juntos su vocalista Rob Moratti y el guitarrista Mladen (que a alguno le sonará
por tocar cuatro notas en TRIUMPH), y unos quince, ambos por separado, llevando
a cabo diversos proyectos, que al igual que los dos primeros discos de FINAL
FRONTIER, con poca, por no decir nula, repercusión.

Llamativo en todas las composiciones que integran este “High Tension Wire”
es el protagonismo de la voz del señor Moratti, que en un concurso de imitadores
de Tony Harnell quedaría entre los primeros puestos con bastante facilidad.
No quiero decir que este vocalista no tenga grandes cualidades vocales, pero
pierde una considerable personalidad propia al explotar constantes agudos similares
a los alardes vocales del noruego.

En este álbum podremos encontrar todos los típicos y tópicos del género, hecho
con clase, con gancho, pero el riesgo compositivo es el equivalente a meterte
en la bañera con flotador y manguitos. Solamente “Who’s Gonna Love You Now”
con ciertos dejes bluesy se desmarca de lo que cabe esperar en un disco de estas
características. El resto son muestras de tiempos rítmicamente más acelerados
como la inicial y tema título “High Tension Wire” o “Something More To This”,
medios tiempos que abundan en casi todo el trabajo pero sin perder hilaridad
como “Beauty & The Beast” (con un excelente estribillo), y la omnipresente
balada de turno que viene de la mano de “Sunset At Dawn”, por supuesto con peligro
de caer en picado en la cursilería debido a su lírica. Eso sí, todas las canciones
tienen unos estribillos a cual de ellos más pegadizo y unos logrados solos de
guitarra, el problema es que son introducidos casi matemáticamente. Por otra
parte los teclados, también grabados (al igual que el bajo) por Mladen son casi
anecdóticos y para nada asfixiantes, su función es lógica y comedida.

El mayor contra que hallamos en este disco no es que sus influencias a base
de JOURNEY, STYX y demás estén más que cantadas, el mayor contra es que las
once canciones son muy predecibles, y no destacan ni aportan nada nuevo a un
género que no se salva de la saturación. Podíamos coger casi al azar unas cuantas
bandas del catálogo de esta discográfica, y gran parte de ellas tienen más elementos
a destacar que FINAL FRONTIER. Aún así, no se les puede negar el beneplácito
de haber grabado un disco digno.