Thy Art Is Murder: Hate

El deathcore en pequeñas dosis me parece una brutalidad. Pero vaya por delante que reconozco que más de media hora, y ya no digamos si es una hora seguida, se me termina indigestando. Por eso creo que ‘Hate’ tiene la duración perfecta para mostrarse como una de las mejores obras del género que salieron en 2012.

El segundo trabajo de THY ART IS MURDER les ha servido para confirmarse como una realidad de la escena extrema de Australia. El inicio oscuro de ‘Reign Of Darkness’ da paso a una banda arrolladora y atronadora. Breakdowns por tordas partes, Chris McMahon desgañitándose, pero sobre todo dos elementos que son una constante a lo largo de todo el trabajo: una batería sobrehumana a cargo de Lee Stanton (dignas de escuchar son un par de canciones cerca del final, ‘Defective Breed’ y ‘Gates of Misery’), y un trabajo técnico y elaborado de guitarras. Buenos elementos para formar un gran disco. Los cambios de ritmo son una constante en ‘The Purest Strain of Hate’ y ‘Vile Creations’, teniendo unos punteos desquiciantes la primera, y una parte densa y oscura la segunda para su tramo final. De hecho, salen bastante bien parados cuando muestran ese lado, como demuestran en el comienzo y algunas partes de ‘Shadow Of Eternal Sin’ y de la pesada ‘Infinite Forms’, intercalando entre ambas ‘Immolation’.

Siendo un género que en ocasiones puede resultar repetitivo (básicamente por el registro del cantante), se agradecen dos colaboraciones en el apartado vocal. En ‘Dead Sun’ lo hace Nico Webers de WAR FROM A HARLOTS MOUTH, que aunque no lo hace de manera melódica, sí que aporta un toque más épico y limpio para su segunda mitad; mientras que en ‘Doomed From Birth’ el dúo lo hace Joel Birch de THE AMITY AFFLICTION, jugando a ver quién rasga más la voz. Si SUICIDE SILENCE eran la banda estandarte del estilo, tras su aparente final tras la trágica muerte de su cantante, parece que hay algunas que están preparadas para tomar el relevo.