Avenged Sevenfold: Hail To The King

Lejos queda el pelotazo que dio AVENGED SEVENFOLD con aquel gran ‘City of Evil’. Más lejano quedan sus inicios, más centrados en el metalcore puro y duro, para después dar paso a su vena más heavy. Ese pasado es el que pesa para que algunos seguidores del estilo sigan viendo al grupo con determinada reticencia. Ellos se lo pierden. La evolución del grupo ha sido constante, a la par que seguían su ascenso (sobre todo en su país), si bien ‘Nightmare’ fue un pequeño bajón con respecto a obras anteriores. En esta ocasión muestran sin tapujos buena parte de sus influencias, lo que quizá les reste algo de personalidad. Pero es que sonar únicos es algo al alcance de unos pocos.

‘Shepherd Of Fire’ lleva una breve intro en sí misma, y tras unas campanas aparecen las guitarras en una apertura densa y oscura, ayudadas por ¿arreglos de instrumentos de viento? Eso parece, lo que le da un aire muy épico de primeras, (cerca del final reaparecen) para después moverse en terrenos heavy de toda la vida. Por encima de M. Shadows, parece que los guitarristas cobran protagonismo con sus duelos de solos y riffs, sobresaliendo como lo mejor del álbum (¿reminiscencia final a ‘Reckoning Day’ de MEGADETH con esa batería resonando?). Un punteo melódico nos mete de lleno en el tema título y primer single del álbum. ¿Lo peor de él? De largo, su portada, que parece una versión cutre de aquel videojuego llamado ‘Medievil’ (y la del disco no es más que una variación de 'Walking the Fallen…). Por lo demás, más de lo mismo: más pesado, más heavy y más tirando de estereotipos clásicos del género.

‘Doing Time’ suena más rockera, pero con algo de esencia de los A7X de ‘City of Evil’ mezclado con tintes de GUNS N’ ROSES, sobre todo (saltan a la vista) en algunos dejes vocales. Siendo tan corta y pegadiza, enseguida se convierte en uno de los temazos del álbum. Con ‘This Means War’ vuelven a tirar hacia una apertura épica, para después anclarse en un riff que recuerda vagamente a METALLICA en su black álbum. De nuevo no toman mucho riesgo, pero sí lo hacen justo a continuación. Si me dicen que el comienzo de ‘Requiem’ es de NIGHTWISH o algún grupo de su estilo, me lo hubiera creído. Por suerte es solo la intro y para alguna parte posterior, ya que para lo demás se vuelven a mover en terrenos clasicotes y lentos. Honestamente, mejor que no la interpreten en directo si van a hacer lo que venían haciendo con el material antiguo donde cantaba The Rev, que es meter sus partes enlatadas. Al respecto del tema, alegra ver que han pasado página y ya aparece Arin Ilejay en las fotos promocionales.

No podía faltar un tema como ‘Crimson Day’, típico medio tiempo sentimental, con su solo final en plan guitarhero. ‘Heretic’ suena en algunos momentos a ‘Nightmare’, pasando bastante desapercibida con las escuchas. Eso sí, su solo, de los mejorcitos de todo el disco. Algo parecido le ocurre a ‘Planets’, que mantiene esa atmósfera más oscura de su antecesor. ‘Coming Home’ engaña con su inicio apagado, pues se convierte después en uno de los cortes más intensos y enérgicos. Llama la atención que con su duración, se pase volando. Pero claro, es que ahí están Zacky Vengeance y Synyster Gates haciendo virguerías con sus instrumentos. Debería ser fija como single. Para el final, melancolía total en ‘Acid Rain’, donde el piano inicial se encarga de sumergirnos de lleno en una composición llena de sentimiento, marcando el punto álgido (como no) un nuevo solo de guitarra.

A estas alturas no se le va a pedir una vuelta a los orígenes (que además, sería un error), pero parece que los de Huntington Beach tocaron techo con su homónimo. Ojo, que eso no quiere decir que hayan ido cuesta abajo y sin frenos (como ocurre con muchos tras probar el éxito), ya que éste supera ‘Nightmare’. Habrá que ver como lo defienden en directo, y por suerte en otoño tienen previsto visitarnos.