Steven Wilson: Grace for Drowning

Wilson es un genio y “Grace for Drowning” así lo atestigua. Si “Insurgentes” ya fue toda una declaración de principios, considero que esta obra eleva aún más el listón. Doble disco con canciones largas e incluso con una que se eleva más allá de los 20 minutos. Muy intimista todo, muy bucólico, intimista y bañado en tristeza y sentimientos de añoranza, pero sobretodo consigue momentos realmente bellos. Hay muchos pasajes instrumentales, mucho juego de atmósferas y hasta inclusión de instrumentos bastante sorprendentes.

Todo fan de Wilson disfrutará de lo lindo, especialmente en temas como la preciosa “Deform from a Star”. De lo mejor que ha creado este hombre. El sonido del álbum bordea la perfección, jugando con los volúmenes e intensidades a base de enorme sutileza y sumo buen gusto. Los ecos de los Porcupine Tree más tranquilos son más que evidentes, pero la verdad es que el disco no necesita de ningún arrebato metálico ni de velocidad. Las guitarras eléctricas asoman tímidamente en la ecléctica “No Part of Me”, y también una flauta que dibuja melodías sobre unas bases programadas. Bastante sorpresivo. Las instrumentaciones de “Postcard” realzan la belleza y la elegancia de este precioso medio tiempo con un regusto muy interesante a Beatles pero siempre en clave melancólica. En “Reminder the Black Dog” asoma lo jazzístico.

El segundo disco está dominado por la colosal “Raider II”. 23 minutos de delirio Wilsoniano sacando todo su mejor repertorio de trucos de su chistera. Pura montaña rusa a lo King Crimson en la que la libertad es la bandera. Coros ampulosos, clarinetes y numerosos cambios de ritmo. La intro de “Belle de Jour” es tan delicada como preciosa. “Track One” juega con la saturación de sonido y con una aura inquietante y oprimente. Finaliza el disco con una balada interesante pero que es quizá el punto más flojo, o menos inspirado, de un disco excelente.

Discazo, sin más. De todas maneras si no soportas el rollo progresivo intimista o te aburren Porcupine Tree mejor que ni te acerques a esta obra. Cualquiera que disfrute del rollo progresivo verá como Steven Wilson sigue creciendo a pasos agigantados. No es tan “comercial” como los trabajos de su banda madre pero colma todas las expectativas y supera ampliamente a su anterior disco en solitario. El hecho de que el disco haya entrado en las listas de muchos países indica que todavía hay gente con buen gusto para la música. No todo está perdido…