Butcher Babies: Goliath

La primera vez que tuvimos una noticia de BUTCHER BABIES en nuestra página, el texto de ésta terminaba de la siguiente manera: Cuando la revista Revolver le preguntó a BUTCHER BABIES sobre sus referencias propias hacienda mención al "slut metal" ("puta metal", o metal de putas), y que significaba exactamente, Shepherd afirmó que “Cuando las chicas son percibidas como objetos sexuales, y sin pelos en la lengua, se les etiqueta como putas, pero nosotros abrazamos esas cualidades y la unimos a nuestra música. BUTCHER BABIES es auténtico slut metal: Hacemos lo que queremos, cómo queremos”.

Con un single de adelanto y un EP en dos años empezaron a hacerse hueco en su país, especialmente por su puesta en escena, que incluía a sus dos vocalistas en buena parte de sus shows a lo Texas Terri y Wendy O. Williams, en topless y con cinta cubriendo sus pezones. De hecho, su nombre lo cogen de la canción de THE PLASMATICS. El caso es que se empezó a hablar del grupo, o al menos de ellas. Ya se sabe el dicho: “que hablen de ti, aunque sea para mal”. Por lo visto en sus últimas apariciones en directo, parece que se han cortado a la hora de seguir por ese camino y ya no se dedican a enseñar carne gratuitamente, pero siguen conservando ese magnetismo… y lo que es más importante, se han centrado en la música. La evolución desde su EP homónimo que veía la luz hace un año y este ‘Goliath’ es abismal. Pero por una buena parte del público, seguirán siendo vistas por su imagen más que por su música debido a haberse apoyado en ella en exceso en el pasado.

Su fichaje por Century Media para la edición de este primer trabajo es una prueba de que son algo más que dos caras bonitas. En cierta manera, se encuentran algunos paralelismos con unos colegas de sello, IN THIS MOMENT, compartiendo la explotación (anterior o actual) de sus cantantes. También guardan algunas similitudes musicales, pero en estos momentos, BUTCHER BABIES están bastante por encima. Me atrevería a decir que sólo con ‘I Smell a Massacre’ ya superan a todo su EP de debut. Los gritos de Heidi Shepherd alternando con el registro limpio de Carla Harvey encajan a la perfección desde el primer minuto. Lo mejor es que lo hacen en una onda parecida a la que lo hace AS I LAY DYING, no de una manera alternante y estereotipada, sino que muchas veces comparten espacio. Musicalmente, metal moderno del que se lleva en EEUU durante la última década; bien ejecutado, pero bastante visto. La descarga de agresividad continua en ‘Magnolia Blvd.’, parando en ‘C8h18 (Gasoline)’, más lenta y con mayor riqueza melódica, especialmente en el apartado vocal, creando algo más accesible que la mayoría de material que nos encontramos en el resto del álbum. Las guitarras piden paso en ‘Grim Sleeper’, donde de nuevo encuentran pasajes más atmosféricos, pero la caña burra sigue en ‘Goliath’ y sobre todo en ‘Give Me Reason’, posiblemente la pieza más devastadora, intercalando entre ambas ‘In Denial’, en una onda menos rápida; de hecho, juegan una y otra vez con esas subidas y bajadas, y tanto ésta como ‘Dead Poet’ se convierten (a su manera, y en momentos puntuales) en puntos para dar una especie de pausa a su descarga. Más pesadas y crudas son ‘The Mirror Never Lies’ y ‘The Deathsurround’ cerca del final, aunque conservando esa sensación de amenaza constante. Hasta en ‘Axe Wound’, donde Carla encuentra sitio para enseñarnos su registro limpio y angelical, Heidi se encarga de romper con la armonía, cerrando un ciclón que empezaba cuarenta minutos antes.

Volvemos a la frase tan típica de que no inventan nada, pero al menos han creado canciones que merecen la pena. Su manera de conseguir la atención puede que fuera discutible en sus inicios (o se sacó de contexto en un mundo que a menudo peca de machista), y por ese motivo les va a costar quitarse de encima ciertos miramientos y clichés. Pero en su mano está tapar bocas.