Avantasia: Ghostlights

Nunca decepciona el proyecto Avantasia. Puede haber gente que considere que Sammet se repite, pero siempre hay un tema más experimental por mucho que los patrones de las canciones estén allí. Siempre tienen fuerza, frescura y grandes estribillos. Variarán los grandes nombres de los cantantes pero hay una especie de plantilla fija que siempre está allí.

Por si alguien tenía dudas de que Avantasia había llegado al final en Wacken de 2014, poco más de un año después, reaparece Tobias Sammet con este “Ghoslights”. Empieza a cansar y a tocar las narices esos comunicados de “va a ser el último concierto/gira/disco/etc…”. Más que nada porque terminan tratando a los fans de tontos, especialmente todos aquellos que se lo creen. Paso hacia delante enorme esta vez pues Avantasia apoyará el disco con una gira en salas que promete ser antológica. Dos fechas en Madrid y una en Barcelona serán testimonio del material de “Ghostlights”, disco que sigue la línea coral habitual, sin grandes sorpresas, pocos experimentos y más de lo mismo. Eso sí, perfectamente ejecutado y manteniendo el altísimo nivel que siempre ha atesorado todo lo aparecido bajo el nombre de “Avantasia”.

Disco algo más luminoso y menos oscuro que las anteriores entregas. “Mystery of Blood Red Rose” sería el tema arquetípico de Avantasia. Espíritu de single, muy melódica y a medio tiempo con grandes coros, con la dupla Sammet-Paeth en primera línea. Pronto viene la cabalgata de nombres en la extensa y coral “Let the Storm Descend Upon to You”. Consigue no hacerse pesada y sí variada a lo largo de más de doce minutos, con Lande, Ronnie Attkins (Pretty Maids) y Robert Mason (Warrant) acompañando a Tobi. Momentos orquestados y otros más duros, pasando por balada. “The Haunting” es el típico tema en onda “Master of Toys” o “Death Is just a Feeling”. Medios tiempos oscuros con mucho feeling y con un estribillo perfecto. De lo mejor del disco, con todo un Dee Snider a las voces… Curiosa y atractiva ha quedado “Seduction of Decay”. El aroma arábigo y la voz de Geoff Tatte le dan un aire absolutamente Kamelot al tema. Tarda en aparecer el gran Michael Kiske, y cuando lo hace no decepciona ni un ápice. Terrenos power metal para una cabalgada melódica preciosa en la que se turnan Sammet y su compatriota, para romper Jorn Lande el tema. Seguro que cae en directo.

¿Hay cabida para la experimentación? Sí, “Draconian Love”. Territorios gótico 80eros a lo Him-The 69 Eyes-Tiamat con un Herbie Langhans que le da la réplica a Tobias. En “Master of the Pendulum” vuelve el estilo Avantasia 100% con un Marco Hietala en tesituras más Tarot que Nightwish. Excelente trallazo con un estribillo tan complejo como excepcional. “Isle of Evermore” parece hecha para lucimiento de Sharon Den Adel, delicada y bella, pero poco más. “Babylon Vampyres” es un buen cruce entre los Edguy clásicos y Avantasia, con esas guitarras excesivas de Kulick, Hartmann y Paeth. En “Lucifer” espacio para el lucimiento de la bestia Jorn Lande haciendo dueto con Sammet en una entrada a balada marca de la casa. “Unchain the Light” peca un poco de típica, aunque el estribillo y Michael Kiske son suficientes para elevarla. Todo mejora con “A Restless Heart and Obsidian Skies” con un portentoso, como siempre, Bob Catley. Hard rock al puro estilo Magnum con ese toque habitual de Avantasia. Perfecta para poner punto y final a esta gran obra.

Nunca decepciona el proyecto Avantasia. Puede haber gente que considere que Sammet se repite, pero siempre hay un tema más experimental por mucho que los patrones de las canciones estén allí. Siempre tienen fuerza, frescura y grandes estribillos. Variarán los grandes nombres de los cantantes pero hay una especie de plantilla fija que siempre está allí. Está a la altura de “The Mystery of Time” y “Angel of Babylon/The Wicked Symphony” y buen seguro que van a caer muchas canciones de esta obra. No es lo mejor que ha grabado ya que su primer “Avantasia” y “The Scarecrow” son casi perfectos. Otra página dorada en la carrera de Tobias Sammet, que hace que Edguy queden relegados totalmente a la segunda fila.