Una década después de la salida de su primer álbum,
Opeth presentan su nuevo disco “Ghost Reveries”. Este octavo álbum de los suecos
recién fichados por el sello Roadrunner pretende ser el mejor disco del año,
y no le faltan motivos.

Mirando la basta discografía de la banda liderada
por Michael Âkerfeldt en estos diez años encontramos siete discos antes de la
salida de este “Ghost Reveries”. El 95% de bandas que hubiesen sacado siete
discos en tan sólo diez años hubieran tenido como máximo dos grandes discos.
Este no es el caso de Opeth, disco a disco han ido labrándose un camino propio
que les ha llevado a la cumbre del death metal.

Y es que en 1.995 con su “Orchid” reinventaron el
mundo del death metal. Con “Morningrise” demostraron al mundo como hacer un
disco de una hora con tan sólo 5 temas componiendo piezas maestras de tal embergadura
como “Black Rose Immortal” de vente minutos en los cuales el oyente se empapase
los oidos con pura complejidad estructural y una belleza sonica aplastante.
El death metal progresivo que siempre han hecho ha seguido un sendero de constante
evolución y así en “My arms, your Hearse” introducian nuevos conceptos a su
música, más lirismo y canciones unicamente acústicas como “Credence”, sin descuidar
los cortes como “April Ethereal”, “Demon of the Fall” y “When” donde la banda
continuaba evolucionando su estilo. Temas todos ellos que ahora mismo ya son
mitos dentro del género inaugurado a mitad de la pasada década por estos genios
y por la mente de un compositor a la altura de los grandes.

Y es que si Michael Âkerfeldt se caracteriza en
algo, a parte de ser capaz de construir estructuras  totalmente progresivas
integrandolas con partes death y mezclando sendas apariciones con voces y guitarras
acústicas, es en la finura con la que trata sus dos máximos registros de voces.
Su voz gutural parece venida del inframundo mientras que con su voz “clean”
puede susurrarte al oído como si de la más bella nana se tratase.

Con la salida de “My arms, your hearse” se unian
dos nuevos integrantes a la banda, Martin Lopez a la bateria y Martin Mendez
al bajo haciendo un muy buen trabajo rítmico, calcando a la perfección las variaciones
rítmicas de los temas compuestos por Michael. Estos dos sudamericanos aun continuan
en la banda, y por mucho tiempo, ya que seria difícil encontrar otro dúo encajando
de una forma tan perfecta al bloque que forman Opeth en sus temas.

Después de su salida de Candlelight con “My arms,
your Hearse” entraron en el sello Peaceville donde grabaron “Still Life”.  Este
disco continuaba como siempre la evolución sufrida por el grupo con su anterior
trabajo y si podemos hablar de grandes dosis acústicas en su anterior disco,
a mi manera de verlo “Still life” es un álbum más cañero, con sólo siete temas
de larga duración, cinco de ellos estan sobre los diez minutos. “Face of Melinda”
quizás sea uno de los temas más destacables del disco, aunque cada uno es una
pieza de mucho valor.

“Blackwater Park” con su salida en 2.001 fue el
disco que les alzó dentro del panorama. Con una compañía mucho más grande como
era Music for Nations grabaron ocho temas que de buen seguro aun se mantienen
en el oído de todos y cadauno de los amantes de esta incommensurable banda.
“Bleak”, “The leper Afinity”, “Blackwater park”, la acústica “Harvest” entre
otras, siguen sonando de vez en cuando en mi reproductor donde las atmosferas
y el resultado híbrido obtenido sumado a la calidad de las composiciones, el
espectacular trabajo de cada componente y el buen hacer en la producción hicieron
una de las grandes obras del inicio de década.

Aun con Music for Nations Opeth fue capaz de asombrarnos
aun más con un disco completamente death metal, “Deliverance”, y su antagonista
“Damnation”. “Master’s apprentice”, “Deliverance” y “A Fair judgedment” resaltan
con luz propia en su disco totalmente death metal y qué destacar de su bello,
puro e immaculado “Damnation”. Michael Âkerfeldt nunca se había expresado de
esa manera en ninguna de sus anteriores obras, la delicadeza y serenidad compositiva
reina por encima de todo, es quizás un disco que trasnmite mucha tristeza, porque
está cargado de esa sonoridad de Opeth tan característica, pero todos los temas
incluidos son un bálsamo para nuestros oídos, pocos grupos son capaces de hacer
ocho temas totalmente acústicos sin que en el cuarto tema hayas perdido el interés
por el resto del disco.

“Deliverance” salió al mercado en 2.002 mientras
que “Damnation” lo hacía un año después en 2.003. El mismo año también, Opeth
sacaban al mercado “Lamentations”, un DVD incluyendo el directo efectuado en
el Shpherds Bush Empire del mismo año. En este DVD la banda interpreta “de cabo
a rabo” el último disco en su primer set, mientras que en el segundo encontramos
una mezcla de temas de los dos anteriores “Blackwater Park” y “Damnation”. Otra
delícia más para la grada.

Con todo esto nos presentamos en 2.005. Después
de la caída del sello Music for Nations, la mítica compañía “Roadrunner Records”
se ofreció para amamantar a estos suecos. “Ghost Reveries” fue el título anunciado
para el nuevo bebé que tenia ya una legión de fans esperando su llegada.

Mucho se ha hablado ya y se hablará en un futuro
esta obra conceptual. Desde la gira empezada en 2.003 sobre el álbum “Damnation”
encontramos en las filas de Opeth un nuevo “intruso” (ya le pudimos ver en “Lamentations”).
“Per Wilberg” es el nombre del ya definitivamente instalado teclista. Nadie
se podía imaginar la increíble adaptación y aportación al grupo por partes iguales
que traería en su nuevo disco.

Como siempre, esta banda venida de tierras cercanas
al polo norte no han desistido en su campaña por ofrecer algo nuevo en cada
disco, y este “Ghost Reveries” es para mi, su álbum más experimental y buena
culpa de ello la tiene el ya nombrado Per Wilberg. Y es que este teclista no
se dedica unicamente a acompañar al grupo con cuatro acordes como suele pasar
en este tipo de casos, Per es una pieza fundamental en el sonido que Opeth nos
brinda con esta nueva perla.

“Beneath the mire” es quizás el tema donde el señor
Wilberg cobre más protagonismo, incluso frente a las guitarras con ese inicio
increíble en el tema, aunque también encontramos grandes cosas de él en “Atonement”
o en la parte central-final de “The baying of the hounds”, así como en todo
lo largo del disco. Un aire prog setentero recorre este disco por su inclusión.

Michael Akerfeldt nos hace otra muestra indiscutible
de fuerza y delicadeza con su voz y sus composiciones, Peter Lindgren continúa
como siempre, imparable con sus riffs a la par que el mastermind Akerfeldt al
que faltan palabras para describir su trabajo.

Otro dato muy destacable es la increíble labor que
efectua Martin Lopez a los tambores. Este es el disco donde bateristicamente
puede explorar más detrás de su instrumento, donde llena y añade la música de
pequeños detalles demenciales que nos hacen disfrutar a los más forofos del
instrumento. Con Martin Mendez como siempre hacen un ejercicio rítmico fabuloso
y muy efectivo.

“Ghost of perdition” y “The baying of the hound”
son los dos temas que abren el disco y junto con “The grand conjuration” hacen
los temas más puramente Opeth de discos como “Blackwater Park” o “Still life”,
en los que también encontramos pinceladas del nuevo sonido que imprimen en este
“Ghost Reveries” pero aún así nos recuerdan mucho más a sus discos anteriores,
donde en cada una de estas canciones de una durada aproximada de diez minutos
recojen una multitud de partes ambientales, grandes destellos acústicos y como
no podía faltar, DEATH METAL escuela Opeth. Los teclados progresivos de Per
Wilberg son realmente hermosos y enlazan harmoniosamente el conjunto del sonido.

“Atonement” es quizás el corte más experimental,
un groove de timbales de las manos de Martin Lopez recorre el ancho del tema.
Ya era hora que demostrase sus arreles más latinas en las composiciones.  Es
un tema casi hipnótico con un cierto toque oriental por parte de la melodía
y donde Michael nos hace disfrutar con su voz melódica. El regusto Opeth del
disco Damnation está muy presente.

Otro concepto clave es el bloque que siempre ha
formado Opeth, siempre sus músicos van muy de la mano y consiguen un sonido
aplastantemente sólido aunque esten con partes totalmente progresivas, el final
de “Reverie/Harlequin Forest” es una gran muestra de ello, así como las notas
que dan inicio en el tema “The Grand Conjuration”.

“Hours of Wealth” es un tema donde todo el peso
musical recae en la ya muy comentada figura de Per Wilberg, escuchando este
disco uno piensa y vuelve a pensar, como semejante músico no estaba antes en
la banda. Un diez para su primer trabajo en Opeth, toda una muestra de profesionalidad,
buen gusto y conocimiento de su instrumento.

“Isolation Years” despide el álbum, es el tema más
corto de todo el disco, con casi cuatro minutos de duración, un tema también
a lo “Damnation” muy relajado y que nos deja un muy buen sabor de boca, un punto
final exquisito a estos sesenta y seis minutos de música de calidad.

Ya para terminar con todo lo dicho, decir también
que este es el primer disco conceptual liricamente hablando de la banda. Su
contenido habla sobre un largo camino que recorre el protagonista en busca de
una emoción espiritual con la que se abre el disco y de todos los sucesos que
le ocurren tanto a nivel mental como real viviendo cada segundo de su sendero.
Realmente merece la pena darse una vuelta por las letras de este fabuloso disco,
a la altura de discos conceptuales de la talla de “Metropolis pt.II: Scenes
from a Memory”, y uno de los mejores discos de la banda hasta el dia de hoy.

De buen seguro que nos volverán a sorprender con
su próximo disco. Comentar también que Opeth estarán de gira por España a principios
de Diciembre. No merece la pena perderselos.

Carlos Orellana

Grupo:Opeth

Discográfica:Roadrunner / Divucsa

Puntuación:9.75

Canciones:

    1. Ghost of perdition
    2. The baying of the hounds
    3. Beneath the mire
    4. Atonement
    5. Reverie/Harlequin forest
    6. Hours of wealth
    7. The grand conjuration
    8. Isolation years

Año:2005

Votación de los lectores:9.05714