Three Legged Dog: Frozen Summer

La reciente reunión de los BLACK SABBATH que contaron con Dio como vocalista ha supuesto una buena razón para recuperar un nombre que siempre despierta especial simpatía entre los devotos del Heavy Metal y el Hard Rock de corte ochentero : Vinnie Ápice. Hermano de otro ilustre nombre como es el de Carmine Apice, el prestigioso batería ha recuperado de esta forma la notoriedad pública y mediática de la que tanto gozó hace dos décadas cuando se convirtió en uno de los músicos más prestigiosos del género. La vuelta a la formación liderada a Tony Iommi ha supuesto uno de los acontecimientos musicales del año, aunque hayan tenido que hacerlo bajo un nombre distinto para evitar confusiones, sin que haya supuesto merma en la enorme expectación generada. Naturalmente, cualquier fenómeno de estas características tiene sus consecuencias y una de ellas, que despierta cierta inquietud entre los sibaritas musicales, es saber que futuro depara a los proyectos  hasta entonces lideraban los músicos implicados. No será la primera ni última vez que una gira de estas características da al traste con proyectos que habían despertado el interés de muchas personas, aunque siempre visto a través de una comprensión natural fruto de las circunstancias.

Este infausto destino parece ser el que aguarda  a THREE LEGGED DOGG, cuyo presente album, “Frozen Summer”, constituye uno de los debuts más interesantes que nuestros reproductores hayan podido degustar en los últimos años. Ápice cuenta  su lado con dos ilustres secundario de la escena metalera como Carlos Cavazo y Jimmy Bain, con los que ha sabido gestar una obra  donde queda patente las múltiples influencias recogidas a lo largo de su prolífica carrera. Lo más asombroso es que en lugar de optar por clonar el sonido en el que se labró su fama apuesta por un estilo claramente deudor del grunge que cultivó en su momento SOUNDGARDEN, mucho más cercano al hard rock setentero. Riffs contundentes y atmósferas densas y oscuras, pero que logran salir de esquemas caducos y sabe imprimirle un carácter moderno que lo aleja de fórmulas caducas.

Lo único que cabe reprocharle a esta producción de estrambótico título es su corta duración. Poco más de media hora es un bagaje escaso en unos tiempos en los que las bandas intentan aprovechar todos los resquicios del soporte para alentar la adquisición de sus productos. Sin embargo, lo que podría ser contraproducente para los intereses del grupo se revela como una cierto, gracias  la calidad contenida en tan escaso tiempo es muy alta, destacando por complementarse todos los temas entre si, conformando un conjunto muy compacto y coherente en su diversidad, sin resquicio para las inevitables pistas de relleno. Además supone también una excelente oportunidad para conocer las habilidades como vocalista de Chad West, con precedentes como front man en Bonham y Lynch Mob, haciendo gala de un poderoso chorro de voz con el que es capaz de dar rienda suelta a toda clase de registros vocales con pasmosa facilidad.