Son las estructuras de los temas algo remarcable, y es que la manera que éstos tienen de crecer e incorporar ideas a cuál más cojonuda me hacen reafirmar en mi opinión de que para conseguir grabar un buen disco no hay suficiente con mamar directamente de la generación anterior de bandas del estilo, sino de empaparse bien y ponerse en un contexto global que permita una visión panorámica del mismo.

Nada más echar un vistazo a la foto promocional para este nuevo trabajo y percibir rápidamente el hecho de que prácticamente cada uno de los temas de este ‘… for Thine is the Darkness…’ cuenta con un interludio ambiental (algo que, por otra parte, tampoco es nuevo en la banda), uno podría temer que Graveyard hubiesen salido por esos derroteros “necrománticos” tan de moda en los últimos años desde que los (soporíferos) Necros Christos convirtiesen a todo encapuchado lector del “Might is Right” en aspirante a Tamariz de nivel 10 capaz de provocarte un mal de ojo con su dado de 6 caras. Por suerte, el hecho de que hayan cambiado las fotos con cervezas por otras con velas no sólo es casual (sigo opinando que les sigue gustando más el orujo de hierbas y licor café que oler incienso y la obra completa de Hermes Trismegisto) sino que además acaba reflejando una seriedad mayor que personalmente aprecio en sus composiciones, caso análogo al salto de calidad que dieron Ataraxy de su demo al primer disco tanto a nivel musical como conceptual. Porque, con toda honestidad, era en directo que hasta ahora Graveyard mostraban su mejor baza, siendo capaces de transportar la esencia que tan poco duró a sus mayores influencias pero sin aportar gran cosa a trabajos ya de por sí perfectos como las primeras referencias de Entombed, Dismember, Unleashed o Bolt Thrower. Soy consciente de lo irritante que era para ellos caer en la clasificación de “otra banda de death metal sueco” cuando ellos más que nadie son conscientes de que la muerte no entiende de nacionalidades, pero el hecho de que el primerísimo riff del disco me atufe al primer mini de Amorphis y la distorsión deje de ser tan descaradamente HM-2 ya me predispone positivamente a la hora de reseñar esta obra que tanto dista del nivel amateur de muchos grupos que creen que con una portada en blanco y negro y la distorsión adecuada ya hay bastante.

Para empezar, son las estructuras de los temas algo remarcable, y es que la manera que éstos tienen de crecer e incorporar ideas a cuál más cojonuda me hacen reafirmar en mi opinión de que para conseguir grabar un buen disco no hay suficiente con mamar directamente de la generación anterior de bandas del estilo, sino de empaparse bien y ponerse en un contexto global que permita una visión panorámica del mismo. Y hay muchísimo heavy metal en la manera de tratar los temas que componen este álbum, ya sea en los testiculares solos derrochando wah a raudales sin necesariamente sonar a refrito trasnochado de Hendrix o en los mismos cambios de ritmo, pasajes acústicos y demás. El tema de influencias, más que superado: han conseguido por fin un sonido que no entiende de denominaciones de origen, metiendo en una misma pista acordes reminiscentes al caos primigenio de Morbid Angel, sintes a lo Nocturnus, partes a medio tiempo de corte épico que pueden beber de los más inspirados Crypt of Kerberos en su disco debut o el clásico mejunje sueco que tenemos todos en mente. La ejecución perfecta, y es que no sólo Javi tiene talento y buen oído a la hora de sonorizar, también el resto de instrumentos tienen su respectiva importancia y tratamiento acorde. En cuanto a los interludios, o “thresholds”, que comentaba, no suponen mayor problema para detractores de los mismos, no llegando a pasar el medio minuto en la mayoría de los casos y simplemente ofreciendo un pequeño respiro atmosférico que, pese a no suponer la diabólica genialidad del primero de Acheron, logran transportarte a ese desierto donde criaturas amorfas narradas por el árabe loco Abdul Al-Hazred conviven en su salsa.

En conclusión, y echando un vistazo rápido a los claros referentes desde un principio que han seguido Graveyard, siempre hablando a juicio personal, por supuesto: Entombed hace siglos que aburren a las ovejas con su intento de volver a las raíces con distorsión rock, Dismember nunca lograron ni lograrán llegar a la brutalidad de ‘Indecent & Obscene’, Unleashed hace ya mucho que son una banda de heavy metal del malo, del de alzar el puño y corear himnos futboleros mientras el bajista golpea la cuerda gorda con una mano y pone cuernos con la otra, Bolt Thrower desde ‘Mercenary’ no dejan de ponerme el azúcar por las nubes. Unos con más dignidad y coherencia que otros, pero en todos los casos sin lograr ser una sombra de lo que antaño fueron. Tal vez no sólo sea sólo en directo que grupos como Graveyard tienen bastante que decir. A mí esta vez desde luego me han convencido.

Ricard

Grupo:Graveyard

Discográfica:War Anthem Records

Puntuación:8

Canciones:

  1. Almulk Biallawn Al’Asfar
  2. With Fear and Thirst
  3. Threshold I
  4. Mine is the Shining Light
  5. Threshold II
  6. The Mighty Colums of Irem
  7. Threshold III
  8. Hidden Amidst the Stars
  9. Threshold IV
  10. To Earth and Death
  11. Threshold V
  12. Defy & Conquer
  13. Threshold VI
  14. The Womb of the Desert
  15. Threshold VII
  16. Son of the Aeon/Sun of the Daemon
  17. Alqabr Al’Abdi

Año:2016-04-01

Votación de los lectores:5