Threshold: For the Journey

Definitivamente, como todos los discos que poseen en su haber, el nivel es altísimo. Puede que no tan directo y fácil como “March of Progress”, pero igual de inspirado y matador. Si es la primera vez que les escuchas te van a enamorar. Palabra…

Nunca han sido un grupo de masas. Tampoco son los que te vienen a la mente si te preguntan por alguna banda de metal progresivo. Pero eso no quita que quienes conocen realmente a Threshold les veneren y les consideren una de las mejores bandas de metal progresivo de la actualidad. Nunca han apostado por un progresivo exhibicionista ni hacen discos para músicos. Su material es muy accesible y saben conjugar con clase detalles técnicos y melodía. Son maestros de la composición; y si hay un grave problema con ellos es que sus discos son tan buenos que cuando llega uno nuevo… siempre decepciona de buenas a primeras. Estos ingleses superaron el tremendo golpe del fallecimiento de su cantante Andrew McDermott recuperando a su anterior vocalista Damian Wilson, y su anterior obra: “March of Progress” se acercaba a la perfección.

No es el caso de este “For the Journey”, pero no nos equivoquemos, porque estamos ante un discazo tremendo. La mezcla de AOR, clase y los juegos constantes de atmósferas salpicados de detalles técnicos siguen siendo excelentes, pero superar a su anterior obra era algo a priori imposible. Las teclas de Richard West dominan en “Uforgiven” aunque como siempre es Wilson quien toma la voz cantante… Su timbre y estilo está entre John Arch y Timo Kotipelto. Momento Pink Floyd en el inicio de la extensa “The Box”. Sencillez y balada para cambiar al ritmo que irrumpe el célebre discurso de Cahplin en “El gran dictador” (juraría que lo es…). Multitud de pasajes instrumentales y sumo gusto a la hora de romper con los solos. Atención al de Karl Gloom a la guitarra. Pero a todo ello hay que sumarle un estribillo precioso. Antes habían abierto con “Watchtower on the Moon”, una de las piezas más directas y más definitorias del estado actual del grupo. Teclados omnipresentes, voz excepcional y unas líneas vocales cambiantes constantes y rotundas.

En “Turned to Dust” mantienen ese toque cyber modernillo y “Lost in Your Memory” apunta hacia balada dulce, pero trabajada y cambiante. Un poco tocando los terrenos de Marillion, en algún momento. En “Autumn Red” desatan su vena más prog. Demuestran que pueden jugar a Dream Theater sin demasiados problemas cuajando otro de los mejores cortes de todo el disco. Aquí Johanne James se desata con las baquetas en un carrusel de estructuras cambiantes marcadas por teclados y voz. “Mystery Show” recuerda mucho a esos últimos coletazos inspirados de los Stratovarius de formación clásica. Justo cuando iban hacia su autodestrucción. Tiene aires a “Celestial Dream”, pero afortunadamente suena como tiene que sonar: a Threshold. Un medio tiempo exquisito. Sigue esa misma línea “Siren Sky”. Una despedida algo teatral, algo que sí encontrábamos y mucho en su anterior entrega. Corte triste y evocador con algún guiño pinkfloydiano que queda espectacular. Gran solazo de Karl Groom, uno de esos guitarras finos e inspiradores.

Deciros que los dos anteriores discos de Threshold consiguieron en esta web puntuaciones de 9,7 y 9,2, y en pluma de diferentes críticos. Creo que ya está todo más que dicho. Son una de las grandes bandas tapadas, poseen mucha personalidad, una forma de encarar y tocar el progresivo y un gancho tremebundo. Obviamente si le vas dando escuchas al disco va entrando y esa primera opinión de que quizá no llega al nivel de su antecesor va recortando distancias. Definitivamente, como todos los discos que poseen en su haber, el nivel es altísimo. Puede que no tan directo y fácil como “March of Progress”, pero igual de inspirado y matador. Si es la primera vez que les escuchas te van a enamorar. Palabra…