Madball: For The Cause

La banda de New York Hardcore Madball regresa con “For The Cause”, su noveno álbum de estudio que continúa aquel “Hardcore Lives” cuatro años después y en el que demuestran su gran estado de forma.

Todos los géneros tienen bandas predilectas que se muestran como los grandes referentes en su estilo musical. El Thrash tiene a Metallica o Slayer, el black a Mayhem, y por supuesto, el hardcore tiene a Madball, uno de los grandes del género que arrasó con todo lo conocido allá por 1994.

Actualmente bandas modernas como Terror confiesan abiertamente la influencia de la banda neoyorkina en sus composiciones, un combo que, a pesar del paso de los años, regresan este 15 de junio para dar más tralla y coronarse de nuevo como uno de los pesos pesados del género, e Iván de la Morena te cuenta cómo es ‘For The Cause’, de Madball.

Si haces algo bien, por qué cambiarlo

Es cierto que Madball no es una banda amante de los cambios, sino que siempre sigue una línea de hardcore clásico, pero, ¿a quién le importa? Con ‘For The Cause’ la banda hace lo que mejor sabe hacer: canciones cortas e intensas desde el segundo uno, y eso se nota desde la primera escucha.

El álbum comienza con la potente “Smile Now Pay Later”, una gran carta de presentación que nos mete en situación y nos hace partícipes de qué es lo que busca la banda y lo que nos quiere transmitir. Un simple estamos aquí, esto es lo que sabemos hacer, y para qué engañarnos, somos los reyes de esto. Una canción de puro hardcore que resume en algo más de tres minutos (es la pista más larga del disco) todo lo que puede dar de sí el grupo.

Madball acelera el ritmo en sus siguientes cortes y reduce su duración, formando un carrusel de tralla que no para en prácticamente todo el disco. Canciones de poco más de dos minutos y directas al pecho, como un golpe seco que moviliza todo tu cuerpo y te hace menear la cabeza sin parar.

Así se suceden las siguientes cuatro canciones, hasta que llegamos a una de las sorpresas más gratificantes del álbum, sobre todo en este primero de dos cortes, las colaboraciones. En el álbum encontramos la participación de dos grandes referentes musicales, el rapero y actor Ice-T, cantante de Body Count, y Tim Armstrong, cantante de la banda de punk Rancid, y que también participa en la producción del LP.

La primera de ellas, en la que colabora el rapero, es “Evil Ways”, un corte que no llega a los dos minutos y en el que el conjunto pone toda la carne en el asador, aumentando más si cabe las revoluciones y con una interpretación perfecta de Ice-T, que pone los pelos de punta. Una de las mejores canciones del álbum, de las más potentes y que más recordarán los fans. Ojalá poder verla interpretada en directo alguna vez.

Llegamos al ecuador del disco en la misma línea de todo el álbum con la dupla “Lone Wolf” y “Damaged Goods”, dos muy buenas interpretaciones de hardcore clásico pero que después de la canción anterior quedan un poco ensombrecidas al situarse entre las dos colaboraciones del disco.

Porque sí, la siguiente canción que nos encontramos es “The Fog”, con el cantante de Rancid aquí llamado Tim Timebomb (nombre de sus proyectos en solitario). A pesar de las altas expectativas que genera la dupla de dos de los nombres más importantes del punk (cada uno en su género, obviamente), el resultado queda algo por debajo de lo esperado, ya que la mezcla de los dos estilos no queda todo lo bien que debería. Tal vez hubiera encajado mejor en un álbum en solitario de Armstrong que en el nuevo de Madball, ya que rompe con la dinámica del álbum.

Sin embargo, a pesar de ese choque, la canción mantiene la compostura durante los poco más de tres minutos que dura, y pasa en un suspiro, además de que rebaja la intensidad y nos permite descansar un poco después de tanto golpe.

Madball; Conservando las tradiciones

Así, en un suspiro, llegamos al último tercio del álbum, que se abre con una de las tradiciones de la banda neoyorkina, la inclusión de un tema en español, “Es tu vida”. En un primer momento, la canción podría chocar al oído menos experto, pero a estas alturas de la vida, para cualquier seguidor de la banda queda más como un guiño a sus orígenes y tradiciones que como un golpe de efecto que sorprenda. A pesar de ello, la canción suena de maravilla, como todo el disco.

Pasamos con ello a una de las canciones más lentas del álbum, y más “metal”, si es que se puede llamar así, “For You”. A pesar de ello, los coros en el estribillo delatan sus orígenes, por lo que nunca se alejan de su esencia.

La penúltima canción es la que da nombre al plástico, y se trata de una nueva grabación del tema que publicaron en el split del año pasado junto a Wisdom in Chains, “The Family Biz”. Se nota que la pista ha sido rehecha totalmente, mejorando enormemente la producción, aunque el tema es en esencia el mismo, sin ningún cambio real más allá de eso, con la única excepción de una pista oculta al final de esta y que enlaza con la última pieza del álbum.

Esta es “Confessions”, la canción más corta de todo el disco, con apenas un minuto y 45 segundos que se pasan volado y que finalizan de la mejor manera posible, con más energía y volviéndonos a golpear como en el inicio.

Así termina un álbum que se hace corto y finaliza en un suspiro (como siempre pasa con este género), con lo que consiguen no llegar a cansar en ningún momento. La banda ha innovado lo suficiente como para no poder achacarles la repetitividad de un álbum a otro, pero claramente mantienen la esencia, y es ahí donde el grupo destaca. Cuando hace hardcore a piñón fijo como han hecho siempre.

Es de agradecer las colaboraciones, sobre todo la de Ice-T, que acerca la banda a unas cotas de calidad muy altas, algo difícil de mantener en todo el LP, aunque se quedan muy cerca de hacerlo.

Madball vuelven para demostrar quiénes son los reyes, y afirman lo que muchos ya saben, que la vieja escuela es muy difícil de superar, y que todavía quedan años para que las nuevas generaciones puedan demostrar lo que esta banda demuestra año tras año. Solo el tiempo dirá si las bandas modernas consiguen mantener el nivel de Madball, Agnostic Front, o Sick of it All. Lo comprobaremos en 30 años.