Tierra Santa: Esencia

Algunos consideran que Tierra Santa han ido perdiendo fuelle, pero si bien sus últimos trabajos han pasado algo desapercibidos puede que nos encontremos ante el final de una etapa y ante el (re)nacimiento de otra.

Nunca fui un gran fan de los riojanos, pero pasa el tiempo, y cuando cae en tus manos una recopilación como esta, al escucharla afloran a la mente muchos recuerdos, sentimientos y uno ve que es banda sonora de otros tiempos, casi todos felices. Nadie les regaló nada y lucharon como el que más. Tierra Santa es de esas bandas que fueron creciendo y aportaron al heavy metal nacional sangre fresca, buenos himnos y un estilo muy propio. Siempre hubo los debates sobre si las letras eran sencillas, que los patrones de batería eran repetitivos, que sonaban a copia de Iron Maiden o que sus títulos parecen una recopilación de películas míticas del canal TCM. Pero tanto da. El tiempo les ha dado la razón y escuchando tema a tema nos recuerdan que son una banda imprescindible de los 90 y 2000 en estas santas tierras.

Desconocía que ya existía un recopilatorio, hecho por el cual tampoco cobra mucho sentido que aparezca este trabajo de hasta 17 cortes divididos en dos partes. Una los grandes éxitos y otro baladas acústicas. El grupo ha regrabado parte de su mejor catalogo, puesto al día, con añadidos, con algunos solos nuevos o incluso con algún cambio de melodías. Pero como bien reza el título: la esencia sigue allí. Entendiendo que es un disco que lo único que aportará realmente es una gira de grandes éxitos, para un servidor sí que ha habido grandes aciertos en muchos temas al aplicarles el lavado de cara. Posiblemente si fuera un fan a muerte del grupo criticaría sin piedad el atreverse a tocar temas que eran perfectos en su gestación.

Pero si no partes de una posición tan conservadora vas a disfrutar de antiguos himnos épicos que te alegrarán el día como “La momia”, “Pegaso” o “La sombra de la bestia”. Algunos cortes suenan mejor que nunca como es “La canción del pirata” o “Legendario”. No hay que olvidar que sus primeros trabajos tampoco gozaban de un sonido a la altura de lo que la banda era ni hacían justicia al combo riojano. Por otro lado “Séptima estrella” no me llega a transmitir lo que sí conseguía la original. Caso similar al de “Kamikaze” o “David y el Gigante”. El set acústico descoloca un poco pero es innegable que ha habido un gran trabajo de arreglos y adaptaciones que han quedado realmente bellas. Preciosas han quedado “El canto de las sirenas” y la épica “La leyenda del holandés errante”. Mucha guitarra acústica, gran sonido y algún arreglo de cuerda que le da mucho más sentimiento al corte. Y eso que las baladas siempre han sido uno de los puntos más débiles que siempre le he encontrado al grupo. Incluso “El amor de mi vida” me parece bastante mejorada respecto a la original. Era ñoña y bastante empalagosa.

Escuchando este disco me he sentido como volver a encontrar a un viejo amigo al que hacía años que no coincidía. Una anagnórisis placentera de la que entiendo que no guste a sus fans más acérrimos, pero que me empuja a acudir a su próximo concierto con muchísimas ganas. Quizá tenga mucho más valor y novedad el segundo disco, pero es innegable que el primero es un auténtico disfrute y deja patente que esta banda ha grabado canciones que han calado a muchos metalheads. Puede que Ángel haya perdido algo de voz pero sigue transmitiendo y capeando todo el viejo catálogo sin problemas. Algunos consideran que Tierra Santa han ido perdiendo fuelle, pero si bien sus últimos trabajos han pasado algo desapercibidos puede que nos encontremos ante el final de una etapa y ante el (re)nacimiento de otra.