Discharge: End of Days

Colores inalterables al paso del tiempo y toda la esencia primigenia es lo que vas a encontrar en esta nueva entrega de Discharge. Pocas bandas de hardcore inglés de finales de los 70 pueden evidenciar una salud y entrega tales como las de este grupo pionero.

Pocas bandas veteranas de punk inglés que llegaron a oponerse a Margaret Thatcher siguen en pie a día de hoy. Es el caso de Discharge, coetáneos de Motörhead y con muchas conexiones musicales con el grupo del tristemente fallecido Lemmy. Quizá ellos siempre fueron más punk-hardcore, pero las guitarras y su groove se asemejan muchísimo a las de Motor. Todavía poseen en sus filas hasta tres miembros de la formación clásica y es espectacular verles sacarles obras del calibre de “End of Days” en pleno 2016. Séptimo disco en el haber de una banda que no ha variado para nada su discurso ni su estilo combativo a pesar de que espacia mucho sus entregas. La última fecha de 2008 aunque hace poco editaron el EP “Brave New World”.

Velocidad, rabia, mala leche, riffs pesados, detalles Motörhead y todo a medio camino entre el hardcore, el speed metal, el thrash y el punk. Todo esto condensado en menos de tres minutos como en las iniciales “New World Order” o “Raped and Pillaged”. Hay buenos momentos a pesar de que el estilo les obliga a ir a piñón fijo. Estribillos como los de “Meet Your Maker” y sobretodo “Hatebomb” son de lo más accesible y coreable (dentro de su estilo, claro). Posiblemente este sea el single más claro. Son hasta 15 temas de rabia escupida con una base rítmica cruda y primitiva y con unas guitarras sucias y envolventes que le dan todo el cuerpo a los temas. “End of Days” cuenta con una intro que hace referencia a lo que hay que hacer ante un inminente ataque nuclear. El sonido que la gente oiría sonar no es otro que el tema “End of Days”, con un inicio puramente Motörhead de manos de los guitarristas clásicos “Bones” y “Tezz” Roberts.

Jeff J.J. Janiak es la voz del combo desde 2014 y mantiene el espíritu agónico vivo de Cal Morris, el gran vocalista clásico del combo. Solos funcionales en “False Fight Entertainment” y “It Can’t Happen Here” a pesar de que lo que más destaca son los gruesos riffs a hipervelocidad. Gran parte de la clave de su sonido está en la labor de David “Proper” Caution en la batería, demostrando todas las habilidades que debe tener un baterista de hardcore punk. “Infected” es otra de las grandes composiciones con unos dejes a Slayer y Sepultura evidentes y mucha pegada en el que me parece el mejor riff del disco. El álbum sigue sin dejar tregua alguna con la machacona “Killing Yourself to Live”. En “Hung Drawn and Quartered” vuelven las guitarras echando chispas al estilo de la banda de Lemmy con un solo propio de Slayer, y le sigue a la zaga “Accessories by Molotov (Part 2)”.

Colores inalterables al paso del tiempo y toda la esencia primigenia es lo que vas a encontrar en esta nueva entrega de Discharge. Pocas bandas de hardcore inglés de finales de los 70 pueden evidenciar una salud y entrega tales como las de este grupo pionero. Me encanta que recuperen temas clásicos como el pánico nuclear o el libro de Huxley “Un mundo feliz” (Brave New World), unas temáticas siempre afines y recurrentes en el metal clásico. Posiblemente el disco peca un poco de previsible y suena como uno espera de Discharge, pero tengamos claro que esta gente se ha ganado a pulso su estatus y su sonido clásico. Veremos si se acercan a presentarlo, pues en directo puede sonar aplastante. Y si están en una grande como Nuclear Blast es por algo…