En 1984, VAN HALEN eran, sin discusión posible, la banda más grande del mundo.
Acababan de editar “1984” a principios de año –el cual vendería eventualmente
mas de diez millones de copias en todo el mundo- y habían tenido el hit-single
más grande de su carrera con el tema “Jump”. Habían ecabezado junto a AC/DC
el Donington del 84, en lo que fue posiblemente el mejor cartel de la historia
del festival ( tambien actuaban OZZY, GARY MOORE, ACCEPT y MOTLEY CRUE) y habían
realizado una gira norteamericana y otra europea que fueron realmente exhaustivas.
El monstruo VAN HALEN no parecía tener freno. O bueno, quiza sí. Los genios
de años pasados (KISS, AC/DC, LED ZEPPELIN, BLACK SABBATH  y demas) se encontraban
o bien en horas bajas o bien separados del todo. Pero todo dependía de una persona.
Y por más que le doliera, Eddie Van Halen no era esa persona.

Siempre reconocido como a piea definitiva que hacía funcionar el engranaje
de VAN HALEN, David Lee Roth era la estrella del rock por definición. Siempre
tenía un comentario hiriente y chistoso a la vez en la punta de la lengua, siempre
tenía una dosis de ego que regalar a a prensa, un set de movimientos escénicos
para volver loco al público o una arenga a las masas que por entonces veían
a la banda de los hermanos Van Halen en directo por todo el mundo. Sin él, VAN
HALEN nunca habrían sido VAN HALEN. Por eso porque él era nua estrella en sí
mismo, decidió marcharse de la banda e iniciar oficialmente una carrera en solitario
que daría muchas sorpresas, grandes temas, enormes giras y sobretodo, espectáculo.
Puro espectáculo.

Después de su marcha de VAN HALEN a principios de 1985, con batalla de declaraciones
pública incluída, DAVID LEE ROTH decidió editar un EP titulado “Crazy From The
Heat”, donde versionaba algunos de los grandes clásicos de las big bandas americanas
del pasado. Tanto su interpretación chulesca a la par que simpática de “Just
A Gigoló” como la versión popera de “California Girls” le dieron una rotación
extrema en la MTV, asegurándose así que todo el mundo supiera que aunque ya
no iba a cantar “Unchained” junto a los hermanos holandeses, a él le quedaba
cuerda para rato.

La respuesta fue tal que su primer disco en solitario, “Eat ‘Em And Smile”,
vendió millones de copias y se convirtió en uno de los lanzamientos definitivos
de pop-metal e la segunda mitad de los 80.  Para ello, David fichó a una banda
que no solo superaba a VAN HALEN en cuanto a ejecución, sino que era capaz de
hacerle burla. Ni más ni menos que un jovencísimo Steve Vai recién salido de
su campamento de aprendizaje con FRANK ZAPPA y ALCATRAZZ, Billy Sheehan recién
extraído de su epoca más experimental en TALAS y un batería de sesión llamado
Greg Bisonette que demostraría a todo el mundo lo que era técnica y ritmo combinados
sin equivocación posible.

La combinción, algo extraña a priori, probaría su validez con grandes resultados.
“Eat ‘Em And Smile” tenía la fuerza comercial que le proporcionaban temas como
“Yankee Rose”, el enfoque de culto que suponían las versiones como “Tobacco
Road” o “That’s Life”, o la exquisitez instrumental en los tres minutos y medio
de “Shy Boy”.

El disco se abría con “Yankee Rose”. El tema apesta a California por los cuatro
costados y es otra oda a las mujeres guapas y a la buena vida, como el 99% de
los temas de Lee Roth. Sin embargo, en “Shy Boy” nos encontramos con un speedico
tema aportado por Billy Sheehan y rescatado de entre sus demos personales del
pasado. Rápido, instrumentalmente enfermizo, y sobretodo, hímnico. Sería el
tema que abriría todos los shows de la subsiguiente gira americana de la banda.

“I’m Easy” es el primer intento de sonar a big band jazzera, y lo consiguen
con creces. Se hace raro escuchar a un Steve Vai tan comedido, pero esa es la
grandeza de DAVID LEE ROTH. Podía coger a los mejores instrumentistas del mundo
y hacerles sacar cualquier estilo menos aquel que estaban acostumbrados a tocar.
Otro buen ejemplo es el humeante “Ladies Nite In Buffalo”, que incluye al David
más vocalmente sensual que he escuchado nunca.

Buscando de nuevo el impacto comercial, el disco prosigue con “Goin’ Crazy”,
otra de esas odas a las maravillas de la vida por parte del Mr. Roth, quien
nunca ocultó su condición de bon vivant. Nuevamente, un intento de blues con
“Tobacco Road”, un tema original de Edgar Winter. Steve Vai intenta ceñirse
al sentimiento del tema y lo consigue sin perder sus marcas identificativas
más claras, y mareando a su guitarra como es habitual en él.

Dentro del apartado mas metálico del disco se encuentra “Elephant Gun”, otra
de las favoritas del directo. Billy Sheehan y Steve Vai martirizan sus instrumentos
como muy pocos pueden hacerlo y salen ilesos de la pelea sin haber destroado
la canción ni un solo segundo. David sigue haciendo de las suyas,  con su incontinencia
vocal más acusada que nunca y dandole un sentido divertido al tema.

El disco encara su recta final con “Big Trouble”, la cual habría sido el single
perfecto. Un coro perfecto y un ritmo irresistible hacen de este tema otra de
las mejores composiciones paridas por DAVID LEE ROTH en toda su historia. El
disco acaba con “Bump And Grind” –una buena muestra de lo que era capaz el binomio
Roth/Vai- y “That’s Life”, otra versión para Big Band que Lee Roth disfruta
como loco. Seccion de viento y orquesta para finalizar un disco que se revela
como imprescindible para comprender la carrera del mejor front-man de todas
las eras del rock. Sres y sras: DAVID LEE ROTH.

Sergi Ramos

Grupo:David Lee Roth

Discográfica:Warner Bros.

Puntuación:9

Canciones:

    1. Yankee Rose
    2. Shy Boy
    3. I’m Easy
    4. Ladies Nite In Buffalo
    5. Goin’ Crazy
    6. Tobacco Road
    7. Elephant Gun
    8. Big Trouble
    9. Bump And Grind
    10. That’s Life

Año:1986

Votación de los lectores:9.31818