Dokken: Return To The East (Live 2016)

Si había una reunión dentro del universo del hard rock clásico que parecía que no se iba a llevar a cabo nunca, esa era la de Dokken. Pero si Guns N’ Roses pudieron dejaron de lado sus diferencias para hacer una gira de tres años y pico, Dokken -que tenían un nivel bastante más humilde que Axl Rose y cia- podían ponerse de acuerdo en algo, aunque solo fuese en no estar de acuerdo.

Gracias a la magia de un promotor japonés y un buen puñado de ceros, Don Dokken, Mick Brown, Jeff Pilson y George Lynch volvieron a encerrarse en un local de ensayo sin hostilidades -en principio- el suficiente tiempo como para preparar unos pocos conciertos, recoger el cheque y salir pitando de nuevo en direcciones opuestas. Tampoco nadie puede culpar a Don: el tipo fue hábil con sus inversiones inmobiliarias, también se dice que compró el interés de Mick Brown en la banda y hoy en día no tenía motivos para tener que pasar por el mal trago de verse en un local con su odiado ex-guitarrista. Con todo esto en mente, “Return to the East” (Dokken) es un disco en directo relativamente solvente que nos recuerda que hay químicas artísticas que no se pueden fingir. La voz de Dokken, o lo que queda de ella, siempre queda mejor con la guitarra de Lynch al lado, los coros de Pilson detrás y el loco de Brown llevando los mandos de la locomotora rítmica.

Un paso rápido por el estudio… o no

El disco se inicia con una nueva canción de estudio grabada por la formación original y titulada “It’s Another Day”. Cumple su cometido, el de certificar que estos cuatro músicos pueden componer canciones convincentes, pero se queda corta como muestra de su potencial. El estribillo es resultón y el riff de Lynch tiene su gracia. Un tema que camina bien, rezuma groove, y posee un buen solo de guitarra. No es “Breaking the Chains”, pero tampoco hay ningún tema que pueda volver a serlo. Es 2018.

Entrando en el directo en sí mismo, es bastante evidente que las partes vocales de Don han sido regrabadas en un buen día. Cualquiera que haya visto a Dokken en cualquiera de sus últimas visitas -especialmente la más reciente- es conocedor del triste estado vocal del americano. Por eso, sorprende que en el directo -por mucho que le hayan pagado- cante tan bien. Cuelan los coros perfectos de Jeff Pilson, acostumbrado a una banda de alto peso vocal como son Foreigner. Su voz brilla por encima de la de Don a la mínima que se acerca a un micrófono en “Kiss of Death”, “Unchain the Night” y especialmente en la siempre difícil “Dream Warriors”.

La energía en algunos momentos es especialmente desbordante, como en “Into the Fire” o “In My Dreams”, aunque esta última sufre por la afinación en la que hay que adaptarla para que Don llegue a las notas. Lynch está inconmensurable en momentos como “The Hunter”, “It’s Not Love” y especialmente en una cañera “Tooth and Nail” que suena a gloria bendita.

Dokken en acústico sorprenden

Como añadido sorpresa, la banda incluye versiones acústicas de “Heaven Sent” y “Will the Sun Rise” para completar el lanzamiento y hacerlo atractivo a los fans. Dos versiones muy bien arregladas, bien cantadas y producidas que recuerdan algo que no se debe olvidar: lo que separó a Dokken de todas esas bandas de hard ochenteras era su enfoque beatelano de la armonías vocales. En estas versiones se evidencia que musicalmente no han perdido comba, especialmente en una situación relajada y considerada con las limitaciones del vocalista y líder de la banda. Evidentemente, en “One Live Night” ya dieron buena cuenta de sus capacidades en acústicos, pero eso fue en 1995. Agrada ver que retienen la capacidad de emocionar y aunar sus voces en perfecta armonía un cuarto de siglo después.

Si el grupo se aguantase en pie con esta formación y los promotores tuviesen interés, quedarían bien en unos cuantos festivales europeos, de eso no cabe duda. Pero la duda es si el Don Dokken de la actualidad sin retoques en estudio, sería capaz de aguantar una gira de cierta duración. Visto lo visto la última vez que actuaron en nuestro país, solo nos queda pensar que este Dokken – Return to the East es un simple espejismo. Un buen espejismo, si, pero nada más.