Disserta: Disserta

El que un grupo con su debut se cuele ya entre las promesas/inminentes realidades del panorama del metal nacional no suele ocurrir muy a menudo. Pues bien, este año eso ha pasado con algunos grupos del estado, y eso es de celebrar; y DISSERTA está claro que es uno de ellos. Además, el tener en la producción a Jorge Escobedo, que vuelve a hacer un gran trabajo tras estar con otros grupos como ROMEO o MOEBIO, y contar con la colaboración de Germán González, deja claro que nombres detrás de ellos tienen. Por algo será…

Formados hace poco más de un año tras la disolución de Aura, son un joven cuarteto de Madrid, formados por Kaiki, Gorka, Rubén y Chus, a los que recientemente se ha añadido Fabricio Farfan en la segunda guitarra. ¿Y que ofrece un grupo tan nuevo para convertirse de la noche a la mañana en una promesa hecha realidad? Para resumirlo a la mínima expresión, desbordan calidad por todas partes, y un ápice de accesibilidad del que carecen muchos grupos de estilos cercanos.

Y es que ese estilo, de metal moderno, que tanto se lleva últimamente, en algunos grupos suena a copia descarada de otros. Pero en algunos casos más palpables, suena a copia de copia… Y por muy bien que se intente imitar, a la larga, carecerás de personalidad. DISSERTA es todo lo contrario en ese aspecto. Tiene lo justo de estructuras potentes, cambios de ritmo, melodía en la voz junto a una voz más rasgada y visceral de Kaiki… en definitiva, tiene de todo para llamar la atención a distintos tipos de público. Si hay algo que caracteriza a ese metal que se hace hoy en día, es que se cae fácilmente en estructuras ‘caña burra en estrofas/estribillos melódicos’. Pues aquí nada de eso; según el tema, te puedes encontrar una cosa, otra, ambas, ninguna…

Para empezar, las letras parecen estar narrando una misma historia de amor/odio, como reza la inicial ‘Ayer Y Hoy’. Factor a favor las letras en castellano, que desde la primera escucha llaman la atención. Y sobre todo punto para ellos el tratar de manera tan dura y visceral los aspectos sentimentales de cada uno. ‘Caos Interno’ suena más potente y cruda, y a pesar de ello, la melodía sigue muy presente en ella; más acentuada esa melodía es en ‘Tempus Fugit’, que parece casi un réquiem que precede, cual ave fénix, al ‘Renacer’, otro corte que vuelve a tener elementos de todo tipo. El arrepentimiento viene con una delicada y emotiva ‘Última Vez’, lo que marca un punto de inflexión en el disco.

Y es que, si ya llevan la contraria en el tema de las estructuras cuadriculadas de muchos grupos, hay otro más donde sorprenden. Si bien la mayoría de discos van perdiendo velocidad, caña, y por qué no decirlo, calidad, según avanzan y llegan a su final, aquí sucede todo lo contrario. Todo se agudiza desde ‘Condenado’, donde cuentan con la sobresaliente colaboración de Germán González, de Skunk DF. ‘La Llave’ y ‘180º’ sacan su lado más metalero, con protagonismo casi absoluto de las guitarras de Gorka. La velocidad permanece aún en ‘Cazador De Miedos’, que casi sin darnos cuenta enlaza directamente con ‘Un Día Pensé Que Llegaba Este Momento’, en lo que resulta uno de los mejores momentos del disco. El tema más duro de todo el disco, en el que Kaiki grita lo poco que se ha dejado por el camino, para, una vez calmado, cerrar de una manera dulce y suave con la balada ‘Centro Del Huracán’, en lo que marca un final de disco bonito (sí, en un disco de metal se puede utilizar ese término), y el único momento de respiro de los once cortes.

Rock duro, metal melódico, metal moderno… a uno ya le cansan las etiquetas y se limita a escuchar la música sin preocuparse si es de un estilo u otro. Llámese como se quiera, pero que un disco convenza y enganche desde la primera escucha es de celebrar; que con las siguientes enamore, es para elogiar. Y si lo es un grupo de aquí, mucho más.