Devildriver: Outlaws ‘Til The End, Vol. 1
Después de su éxito de 2016 'Trust No One', los americanos DevilDriver vuelven a desempolvar su groove metal para traernos, esta vez, un disco de versiones. Bajo el nombre de 'Outlaws 'Til The End, Vol. 1', los de Santa Barbara honran composiciones clásicas del “outlaw country” (country de forajidos) del que fueron máximos exponentes Johnny Cash, Wayne Hancock y Willie Nelson.
No podemos empezar esta crítica de ‘Outlaws ‘Til The End, Vol 1’ (DevilDriver) sin hacer una radiografía rápida del outlaw country: nació en los 70-80, y se trató una respuesta airada al country sobreproducido de Nashville. Se basó en el rock, el folk y el honky tonk, letras introspectivas sobre una vida a caballo entre la bohemia y la deshonradez, y la rebeldía típica de la juventud que no quiere ser encasillada. No en vamos eran los mismos años en los que, al otro lado del charco, los Beatles y los Rolling Stones la liaban parda.
Poco de outlaw, mucho de nu-thrash
Para aquellos que estéis más o menos familiarizados con el material original (sea gracias a ese tío lejano que de alguna forma consiguió inculcaros su amor por el americana o porque en algún momento en que hacíais travesía por la historia del metal tomasteis un giro equivocado y acabasteis en el género que, a fin de cuentas, fue el rock’n’roll antes del rock’n’roll) las composiciones suenan bastante irreconocibles.
Aunque el material original beba más del blues que del thrash, los arreglos y el tratamiento que les ha dado DevilDriver es indudablemente extremo: no faltan los growls extremos de Dez Fafara, ni los blasts hiperrápidos de Austin D’Amond, ni los guitarreos frenéticos de Mike Spreitzer y Neal Tiemann, respaldados, como siempre, por un preciso Diego Ibarra al bajo.
En ese sentido, se podría decir que no estamos frente una colección de clásicos country a los que se le ha añadido un poco más de punch, si no que DevilDriver ha tomado un puñado de letras y cuatro acordes y los han hecho suyos. Muy suyos. Es altamente probable que el disco guste más a fans de DevilDriver que a fans del viejo country (cuya convergencia no sé en que ratio estará), pero tampoco me sorprendería que ambos ganen un puñado de seguidores después del lanzamiento de este disco.
El secreto está en el original
Teniendo en cuenta ese punto, resulta interesante destacar que los temas que más bien funcionan son aquellos que se acercan más al material original. Al fin y al cabo, estamos hablando de covers, y si decides homenajear el outlaw country, despojarle de todo su mayúsculo sentimiento lánguido y convertir la melancolía nostálgica en pura agresividad te acaba dando temas que, meh, podrían estar en cualquier disco de DevilDriver o cualquiera de sus otros compinches de género. Y funcionarían bien. Pero serían “cualquieras”.
Por ejemplo, “Whiskey River” (que en su día nos regaló Willie Nelson) tiene poco de su predecesora. Exceptuando la letra, estamos frente un tema acelerado (especialmente en el bridge), tan extremo que llega a flirtear de refilón con el black metal. Aunque se trata de una buena canción por sí misma (cuenta con la firma a nivel de colaboración de Randy Blythe y Mark Morton de Lamb of God), nada deja escuchar que, debajo de esos riffs, hay una referencia con tanto poder e historia.
Encontramos a Blythe también en “Ghost Riders in The Sky”, cover del genialísmo Johnny Cash. A diferencia de la otra, ésta se trata de, quizá, de una de las más resultonas del álbum: las líneas de guitarra respetan la emotividad de la original, y la colaboración adicional de la segunda generación de los Cash (John Carter Cash, único hijo del genio con la también increíble June Carter, y su esposa Ana Cristina Cash) hace eco a ese ritmo crepuscular tan característico de la vieja leyenda. Se consigue, de esta forma, aunar lo mejor de los dos mundo, y el resultado es espectacular.
Veamos dos ejemplos más de cal y dos más de arena. “I’m the Only Hell Mama Ever Raised” (versionada desde Johnny Paycheck) se abre con una agresividad extrema, para terminar ocasionando un interesante choque de melodía y blasts en el estribillo. Pero, aún así, todo lo precisos que suenan los growls de Fafara en sus directos con DevilDriver aquí se pisan unos a otros para terminar mezclándose con el doble bombo de una forma que, simplemente, no resulta.
Algo parecido ocurre en “If Drinkin’ Don’t Kill Me”, que en su día nos trajo George Jones, que en esta ocasión cuenta con la colaboración de Joseph Michael Poole, también conocido como Wednesday 13 y frontman de Murderdolls. Aunque la interpretación del artista gótico junto a las voces más raspadas de Fafara dan un aire especial a la pieza, muy siniestro y acorde al tema de la lírica, no hay ni rastro de la expresión y el terrible sentimiento de la original. Uno no les clasificaría ni de primos hermanos.
Al otro lado de la balanza se encuentra “Copperhead Road”, un clásico indudable de Steve Earle. Es probable que, para muchos, sea el mejor tema del disco, ya que mantiene a la perfección los aires sureños del original a la vez que saca muy buen partido de la colaboración de Brock Lindow (36 Crazyfists). ‘Outlaws ‘Til The End, Vol. 1’ se cierra con “The Ride”, del bueno de David Allan Coe. En este caso, nos encontramos con un tema que hace interesantes equilibrios justo en el margen del dilema. La colaboración del punkarra Lee Ving (de FEAR) le aporta rabia tanto en voces como en guitarras, pero debajo de esa furia puedes reconocer la pesadez de la original. Es probable, pero, que esa suerte se deba al hecho de que, además de trabajar con FEAR, Lee Ving lleva dirigiendo el grupo country Range War durante muchos años.
Conclusiones de DevilDriver – Outlaws ‘Til The End, Vol. 1
A lo largo de los 12 temas que nos traen los californianos, para el que es más fan del country que del thrash se percibe una sensación de “oportunidad perdida”. Exceptuando cuatro temas contados (“Ghost Riders in The Sky”, «The Man Comes Around», “Copperhead Road”, “The Ride”, ), la mayoría de canciones dejan un regustillo como de “no es lo que esperaba”. Parece como si alguien hubiese cogido (muy buenas) bases de DevilDriver y las hubiera pegado a (muy buenas) letras de canciones de antaño. Una cosa es que se haga raro escuchar estos clásicos sin la guitarra tradicional y el violín, pero otra muy distinta es que, al escucharlos atentamente, sólo puedas identificar las letras. Y me gustaría destacar el «atentamente» porque, encima de todo eso, el disco tiene un problema grave de mezcla.
Sin embargo, también es cierto que se puede notar claramente que tanto DevilDriver como el festival de artistas colaboradores que les acompaña para la ocasión se lo han pasado de muerte grabando el disco. No en vano Fafara, seguramente uno de los frontmans que más ganas y capacidad tienen para revolucionar la escena, ya clamó a los cuatros vientos las ganas que tenía de embarcarse en esta aventura, y el hecho de que ya hayan nombrado el disco con un “Volumen 1” nos hace muy fácil augurar que pronto vamos a ver más.
De esa forma, ¿vale la pena escuchar el disco? Sin ápice de duda. ¿Te gustará si eres fan de DevilDriver? Me apuesta una birra a que sí. ¿Y lo querrás en tu librería si eres fan del country? Bueno… Seguramente vayas a disfrutar de algunos temas y, quizá, por el camino tengas la suerte de convertirte en fan del groove metal extremo de los californianos y hacer rápido las maletas para no perdértelos en el próximo Leyendas del Rock o en su fecha única en Barcelona.
Grupo:Devildriver
Discográfica:Napalm Records
Puntuación:7
Canciones:
- Country Heroes
- Whiskey River
- Outlaw Man
- Ghost Riders in the Sky
- I'm the Only Hell (Mama Ever Raised)
- If Drinking Don't Kill Me (Her Memory Will)
- The Man Comes Around
- A Thousand Miles From Nowhere
- Copperhead Road
- Dad's Gonna Kill Me
- A Country Boy Can Survive
- The Ride
Año:2018-07-06
Votación de los lectores:5
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