Wolf: Devil Seed

Para ser una banda que tiene su propia absenta y su propia salsa picante, esto no llega como una sorpresa. Ya en "Legions of bastards", su anterior disco, comenzaban a apuntar maneras de cambio, dejando un poco lo infantil para pasar a ponerse serios -y que nadie lo malentienda. Tan solo hay que escuchar "Surgeons of Lobotomy" para entender lo que quiere decir la mitad de esta reseña.

Hasta la fecha, Wolf eran una de esas bandas fruto de la New Wave of European Heavy Metal que tiende a reflejar la británica de principios de los 80 y que tantas buenas bandas ha dado. Pero con su nuevo disco, «Devil Seed», estos suecos han dado un salto cualitativo considerable. Han dejado de tener tanto en común con Iron Maiden para pasar a tener en común con Mercyful Fate y Black Sabbath, así como otras bandas de sonido más oscuro. Que nadie tema: Wolf siguen siendo puro heavy metal, pero han decidido optar por derroteros más cadentes, menos chillones, y con guitarras más enfadadas. 

Para ser una banda que tiene su propia absenta y su propia salsa picante, esto no llega como una sorpresa. Ya en «Legions of bastards», su anterior disco, comenzaban a apuntar maneras de cambio, dejando un poco lo infantil para pasar a ponerse serios -y que nadie lo malentienda. Tan solo hay que escuchar «Surgeons of Lobotomy» para entender lo que quiere decir la mitad de esta reseña. Para lo demás, se recomienda el heavy metal enrevesado de «My Demon», «Shark Attack» y «Back from the Grave» (ésta última con muchos ecos a Judas Priest por parte de todos los miembros de la banda).

Es especialmente destacable el trabajo de Niklas Stälvind al frente de la banda, probablemente una de las mejores voces de metal clásico que han salido de Europa en los últimos quince años. Sin excesos pero con la suficiente consistencia como para pensar que puede enfrentarse a cualquier cosa. 

No defraudan. Ante trabajos como este, a uno se le pasa un poco más el miedo al fracaso del relevo en el metal.