Devil City Angels: Devil City Angels

Junto con el de Revolution Saints y el de Dead Daisies, seguramente uno de los mejores lanzamientos del año en lo que a blues hard rock se refiere. Muy bueno y sorprendente entrega por parte de un grupo de músicos que posiblemente muchos daban por perdidos en lo que a capacidad de editar nuevo material de estudio con capacidad de sorprender.

Devil City Angels es un proyecto -ellos lo llaman supergrupo, seguramente el adjetivo más decepcionante de la historia de la música- capitaneado por Rikki Rockett de Poison y Tracii Guns de L.A. Guns. Dos auténticos supervivientes de una era, la del hard rock de los ochenta, que buscan su sitio en la difícil coyuntura actual. Así pues, han unido fuerzas con Rudy Sarzo al bajo y el vocalista Brandon Gibbs (Cheap Thrill) y han editado un disco de blues-rock moderno, con muchos tintes funk, titulado de manera homónima. A priori, los tiros van por derroteros muy parecidos a los de The Winery Dogs, en enfoque e ideas musicales, lo cual nos puede dar una idea de lo que podemos encontrar en este primer disco de la banda.

El inicial “Numb” se tambalea ordenadamente sobre estructuras funk, algo todavía más notable en “All My People”, que podían haber grabado Tower of Power sin mucho problema en su momento. Sorprende ver como Rockett, a quien siempre se ha considerado un baterista bastante poco capaz dado su legado junto a Poison, es uno de los puntales de la formación. No parece el mismo tipo de “Look What The Cat Dragged In”. Posee un groove tremendo y junto a Rudy Sarzo forma una base rítmica más que solvente.

Hay algo de Aerosmith en la bailable “I’m Living”, un tema donde Gibbs brilla especialmente. Es uno de esos temas para poner en el coche y animarte el día en tres minutos y medio. Incluso los Black Crowes de “Hard to Handle” enseñan la patita en este tema. Todo un hit en potencia.

La facilona “No Angels” sirve para mostrar a conciencia los matices de la voz de Brandon, mientras que la preciosa “Gone Forever” es una balada de mucho olor ochentero, lo que no es sorprendente, pues es la época en la que las baladas realmente molaban. Y volviendo a los 80, “Back to the Drive” tiene ecos a aquel “Smokin’ in the Boys Room” que versionaron Motley Crue. Pero eso es todo lo ochentero que vais a encontrar en este trabajo. Parece que, de manera consciente, el grupo de grandes desubicados de la década de la decadencia, quieren hacer justo lo contrario a lo que se espera de ellos. Y bravo.

Junto con el de Revolution Saints y el de Dead Daisies, seguramente uno de los mejores lanzamientos del año en lo que a blues hard rock se refiere. Muy bueno y sorprendente entrega por parte de un grupo de músicos que posiblemente muchos daban por perdidos en lo que a capacidad de editar nuevo material de estudio con capacidad de sorprender.