Gallows: Desolation Sounds

El disco es variado, oscuro y agónico en muchos momentos. Hay muchos cortes que pueden ganar en directo y hay mucha sensación de frescura. Poco más de media hora, pero intensa y agotadora, repleta de buenos momentos y confirmando que en el punk, Gallows han llegado a otro nivel.

Para cualquier banda que se precie, romper con tu vocalista de toda la vida es un trauma que no suele terminar bien casi nunca. Turbonegro es el perfecto ejemplo de ello, por citar a algún combo punk que hace poco quedó descabezado por motivos similares. De todas formas el empuje, ganas y las ideas claras han llevado a buen puerto a los Gallows “nuevos” de Wade MacNeil. Ya no está Frank Carter en el combo ni tampoco el guitarra Steph Carter (el primero ya tiene un proyecto en ciernes), pero estoy seguro que la evolución que ha tomado el grupo con “Desolation Sounds” va a ser bienvenida por los fans del grupo. Saturación, agonía sónica, variedad compositiva, oscuridad y mucha, mucha desolación.

A pesar de que estamos hablando de una banda de punk creo que actualmente el género se ha abierto hacia muchos sonidos y estilos y Gallows son el perfecto ejemplo de ello. Hay puentes con sus anteriores discos pero hasta cierto punto hay un giro evidente que es el que ha llevado a Carter a abandonar el barco. Un ejemplo de ello es “Chains”, a medio tiempo arrastrado, bordeando lo gótico, de épica oscura y con esas voces femeninas tétricas que te envuelven y te atrapan. En la apertura con “Mystic Death” hay potencia y una saturación sónica buscada. Tema crudo, rápido y directo dejando patente que MacNeil, el ex de Alexisonfire, ha sido todo un acierto como vocalista. “Desolation Souds” es de largo de lo más accesible que puedes encontrar. Sonidos garajeros de inicio, un riff marcado y aparentemente sencillo, con algo de comercialidad y aura positiva. Más descarnada y agresiva es “Leviathan Rot” con un interludio con voces distorsionadas.

“Bonfire Season” empieza con sonidos grunge y continua con unas guitarras muy Nirvana a pesar de que no se pierde la esencia Gallows. “Leather Crown” es de lo mejor del disco, mezclando a Gallows con esas líneas de bajo a lo DAD y con unos coros de fondo que hacen que el corte gane en épica. Muy original, con un interludio pausado. “93/93” es más netamente punk en estructura pero con todos los ingredientes con los que juegan en este álbum. Los juegos de MacNeil se quedan muchas veces entre el growl y lo gutural. En “Death Valley Blue” hay dosis de pop grunge a partes iguales. Uno de los temas más luminosos y pegadizos. Incluso el riff parece beber de Queens of the Stone Age. Bajan las revoluciones en “Cease to Exist” y se despiden con “Swan Song”, con muy buenas maneras pero bajando un poco el listón.

Puede que la velocidad se haya perdido en contraposición con la dureza, la atmósfera y la sobresaturación de sonido. De todos modos Gallows siguen siendo reconocibles y continuan su andadura con MacNeil con muy buen pie. El disco es variado, oscuro y agónico en muchos momentos. Hay muchos cortes que pueden ganar en directo y hay mucha sensación de frescura. Poco más de media hora, pero intensa y agotadora, repleta de buenos momentos y confirmando que en el punk, Gallows han llegado a otro nivel. No le hacen ascos al sonido garajero, al grunge o incluso al pop, consiguiendo una amalgama de sonidos muy original. Pocas veces se suele aplaudir una evolución musical como esta.