Opera Magna: Del Amor y otros Demonios, acto II

¿El problema de este EP? Es corto. Pero gracias a esa cantidad de detalles en primeros y segundos planos, pulsar play una y otra vez nos quita ese mono. Y sin duda, nos dejan expectantes para lo que nos ofrecerán en una tercera parte.

Puede que el power metal, el metal sinfónico y demás estilos colindantes hayan pasado su época de mayor esplendor, pero no podemos negar que cuando comenzamos a escuchar una canción de este género, nos cambia hasta la cara. Y no es fruto de la nostalgia. Es que hoy en día hay bandas que son capaces de grabar buenos trabajos que incluso hace que nos planteemos la palabra “moda” y su caducidad.

OPERA MAGNA se han mantenido en sus quince en cuanto a su estilo, y han demostrado una creciente madurez a lo largo de su carrera, que queda reflejado en este  “Del Amor y otros Demonios, parte II”. Un nuevo EP que supone la segunda parte de una trilogía entregada por partes con bastante mimo y cariño. No os creáis que por pertenecer este lanzamiento a una trilogía no hay variantes musicales, porque siguen en su afán de sorprendernos. Eso sí, esas cuidadas orquestaciones que ya dejaron reflejadas en la primera parte, siguen estando bastante presentes dándole un gran empaque a todas las canciones que aquí nos encontramos, incluyendo la canción de introducción “Rojo Escarlata”. Pero no penséis que esas orquestaciones y coros son meros adornos superficiales. ¡Es a lo bestia! En cuanto a grandilocuencia (8 coristas) y calidad compositiva, interpretativa y en producción. Haría sonrojar a más de una banda alemana o escandinava con portada de Andreas Marshall.

Solo hay que escuchar “Para Siempre” y “Donde Latía un corazón” (¡estribillo de diez!) para engancharnos a la propuesta de OPERA MAGNA. Todas las bondades del estilo la encontraremos, con una voz de  José Vicente Broseta técnicamente perfecta y que llega al oyente con suma facilidad. No podíamos dejar de citar la gran labor instrumental de la banda, que no dejan a la deriva ni dos notas de cualquier fraseo melódico. Su faceta más folk nos inunda en “Hijo de la Tempestad”, con otra ronda más de ambientaciones y orquestaciones de tintes medievales de gran escala.  Otro gran corte de largo metraje en el que imprimen todas sus cualidades y que nos mantiene expectantes con esa cantidad de recursos que son capaces de poner en marcha, y que del mismo modo lo reflejan en “La Trampa del Tiempo” con la que cierran. Más desarrollos speedicos con melodías envolventes en orden y consonancia en este último trayecto de este gran lanzamiento.

¿El problema de este EP? Es corto. Pero gracias a esa cantidad de detalles en primeros y segundos planos, pulsar play una y otra vez nos quita ese mono. Y sin duda, nos dejan expectantes para lo que nos ofrecerán en una tercera parte. Con la obra al completo, podrían firmar tres discos muy a tener en cuenta en la historia del género en nuestro país.