Nightwish: Decades

La elección de canciones que conforma este recopilatorio es tan discutible como la de cualquier recopilatorio. Todo el mundo tiene sus propias favoritas, pero no deja de ser una declaración de intenciones que comiencen la compilación con “The Great Show on Earth” y sus veinticuatro minutos de duración.

Alrededor de los veinte años desde la edición de su primer trabajo de estudio, “Angels Fall First”, los fineses Nightwish han decidido que es un buen momento para parar y hacer una pequeña reflexión discográfica y en forma de gira acerca de lo que les ha llevado hasta aquí como banda. No es la primera vez que la banda recopila sus canciones en un orden u otro, pero si que es la primera vez que se lanza a ello con tanto ánimo desde que en 2005 se editase “Highest Hopes” y posteriormente el directo “End of an Era”, ambos aparecidos en pleno periodo de transición tras la salida de la vocalista Tarja Turunen. “Decades” llega en un momento mucho más estable para la banda: con una Floor Jansen ya asentada en el grupo, una banda unida y funcionando de manera equilibrada y en un punto en el que grupo ya está convirtiéndose en una banda de arenas en muchos países europeos, ayudados por el paso de los años y la suma de generaciones que disfrutan y valoran la música del grupo. Nightwish están en ese punto en el que puedes elegir tu era favorita de la banda. A lo largo de los últimos veinte años han tocado de una manera u otra a millones de personas en distintas encarnaciones, distintos momentos, con distintas vocalistas y enfoques estilísticos.

La elección de canciones que conforma este recopilatorio es tan discutible como la de cualquier recopilatorio. Todo el mundo tiene sus propias favoritas, pero no deja de ser una declaración de intenciones que comiencen la compilación con “The Great Show on Earth” y sus veinticuatro minutos de duración. De entrada, están diciendo que están especialmente orgullosos de su encarnación y formación actual, sin que el pasado sea el principal protagonista o motivación de este lanzamiento. A lo largo de buena parte del primer volumen se dedican a repasar las canciones de la época de Floor y de Anette Olzon. Así pues, caen selecciones de “Endless Forms Most Beautiful” (‘Elán’, “My Walden”, la mencionada ‘The Greatest Show…’), “Imaginaerum” ( la frenética “Storytime” y la comercial “I Want My Tears Back”) y aquel ya lejano “Dark Passion Play” (del que recuperan “Amaranth” y “The Poet and the Pendulum”).

En un ejercicio cronológicamente inverso, la banda se lanza a recordar los últimos y grandes momentos de la época con Tarja Turunen. Suenan “Nemo” y “Wish I Had an Angel” junto con la mastodóntica “Ghost Love Score”, tres selecciones obvias de aquel “Once” de 2004, aunque es evidente que “Dark Chest of Wonders” podría haber tenido un espacio en el recuerdo de la banda a ese disco -aunque entramos en el terreno de los gustos personales y de la duración de cualquier CD, que sigue siendo el formato rey. La banda prosigue en su repaso con temas de “Century Child” (una exigua selección que solo refleja “Slaying the Dramer” y “End of all Hope”) , lo completan con el olvidado “10th Man Down” del EP “Over the Hills and Far Away” y luego pasan a los temas de lo que hoy podría considerar la “prehistoria” de Nightwish. Canciones de “Wishmaster”, el disco que les llevó a la popularidad, como “The Kinslayer” y “Dead Boy’s Poem”, y más atrás, ya situándonos en “Oceanborn” ( con “Gethsemane”, “Devil & The Deep Dark Ocean”, “Sacrament of Wilderness” y “Sleeping Sun”) y el primer lanzamiento de la banda, “Angels Fall First” (del que rescatan “Elvenpath” y la inocente “The Carpenter”) en aquella época pre-Marco Hietala, donde todo el peso vocal de la banda recaía sobre Turunen. Completan el viaje al pasado rescatando la demo de “Nightwish” que suena como una mezcla entre Sisters of Mercy, Camela y La Traviata, pero que tiene un gran valor sentimental e histórico dentro de esta colección.

Como decíamos, una colección equilibrada donde podemos observar la evolución de Nightwish, de banda con orquestaciones sinfónicas a cargo de algunos de los mejores músicos del mundo a grupo de escasos recursos que luchaba por sacar la cabeza en la escena desde la -por entonces- poco metálica Finlandia, donde en 1996 apenas se conocía a Peer Gunt y poco más. La gran eclosión del metal del norte estaba en ciernes, pero aun no era una realidad.

Seguramente una de las pocas recopilaciones con sentido y utilidad que verás en el mercado hoy en día.