Enforcer: Death By Fire

Siendo como fue uno de mis discos favoritos de los últimos años, me parecía realmente complicado que los suecos ENFOCER pudieran superar su obra previa apodada “Diamonds” y sin embargo, si no lo han hecho, se han quedado cerca de lograrlo. Si bien “Diamonds” en su momento me entró a la primera, he de reconocer que “Death By Fire” requierió de más escuchas para acabar de cuajar en mi interior. Quizá las expectativas iniciales eran tan altas que al haber desaparecido el factor sorpresa que siempre viene implícito en esa primera escucha de una banda que nunca antes habías oído, el impacto podría parecer menor. Nada más lejos de la realidad; el impacto ha sido idéntico solo que con “Death y Fire” éste se ha dado tras varias escuchas y no a la primera como con “Diamonds”.

El caso es que tras haber digerido perfectamente ambos trabajos, apenas les veo diferencias sustanciales que pudieran repeler a atraer a cierto tipo de oyentes en comparación con sus trabajos previos. “Death By Fire” en ese sentido prosigue por la misma senda marcada en “Diamonds”, es decir, Heavy/Speed Metal, rabioso, enérgico, técnico y extremadamente melódico siendo este último factor quizá su mayor baza. Aún así, quizá sí es cierto resaltar que “Death By Fire” es algo más “duro” en líneas generales que su predecesor y posee sin duda una producción mejor a todos los niveles, algo curioso siendo éste el primer disco que la banda se produce por sí sola sin la ayuda de un productor externo. Finalmente, cabe añadir la mejora considerable de Olof Wikstrand como vocalista, dejando un poco de lado aquellos gritos agudos histriónicos que a veces sonaban un poco fuera de lugar. Supongo que consciente de sus limitaciones como cantante, el registro adoptado en este “Death By Fire” se sitúa en un tono medio mucho más natural y menos forzado, algo que dota a los temas de una mayor consistencia y coherencia.

“Death By Fire” se abre con la inquietante intro de rigor de piano que da paso a “Death Rides this Night”, un tema de puro Speed Metal marca de la casa, quizá el más duro de todo el disco, aunque en mi opinión no el mejor. “Run for Your Life” prosigue en la misma línea que su antecesor, cañera y enérgica por igual. “Mesmerized By Fire”, la siguiente en sonar –single de adelanto del disco por cierto- se mueve en un registro más moderado aunque algo más melódico, con uno de esos estribillos que solo ENFOCER sabe crear. Con “Take me out of this Nightmare”, ENFORCER se marcan sin duda el que es para mi el mejor corte de todo el trabajo, con un marcado deje melódico que se acentúa en un estribillo realmente épico y logrado. “Death By Fire” prosigue con “Crystal Suite”, un tema instrumental muy en la onda de los que solían hacer IRON MAIDEN en su día, con buenas cabalgadas de bajo y ataques guitarreros armonizados marca de la casa. Acercándonos al tramo final del disco, lejos de aflojar el ritmo, ENFORCER atacan con “Sacrificed”, otro de los grandes aciertos del disco, de nuevo con un regustillo a los viejos MAIDEN bastante logrado y una fuerza considerable que evita que el disco decaiga. Y es que si algo tiene este disco es fuerza y entereza; no decae en ningún momento, en todo momento la banda está al 100% de sus posibilidades en cuanto a energía, inspiración, entereza y solvencia. Le sigue “Silent Hour / The Conjuration”, quizá el mejor tema del disco junto a “Take me out of this Nightmare”, con un Olof Wikstrand tirando de registros bastante altos aunque solventando la papeleta muy dignamente. Por desgracia, el tema en sí apenas dura 2 minutos dado que los otros 5 vendrían a ser “The Conjuration”, una pieza instrumental realmente lograda y con una atmósfera y emotividad sublime. Cerrando el disco y poniendo de nuevo las cosas en su sitio encontramos “Satan”, un tema cañero, directo, heavy hasta la médula y altamente coreable que supone un broche de oro para un disco casi perfecto.

Con 3 discos a sus espaldas, ENFORCER no aflojan y siguen estando a un nivel altísimo al que muy pocas bandas pueden llegar, no tanto técnicamente sino a nivel compositivo donde creo que apenas tienen rival. No me tiembla el pulso al decir que un disco como éste, editado en los 80, sería hoy por hoy un clásico del género. Pero por desgracia estamos en el siglo XXI y las cosas han cambiado mucho, tanto que es difícil que una banda de estas características –aún con una calidad inmensa fuera de toda duda- pueda crecer más allá de donde ya se encuentra. Claro está, espero equivocarme…