Katatonia: Dead End Kings

Son y serán siempre unos privilegiados, siempre capaces de evolucionar y aportar a la escena. Su evolución ha sido exquisita. Sus dos primeros discos son de culto, pero nos han ofrecido también esa obra maestra llamada “Viva Emptiness” y han seguido emocionándonos a base de entregas espaciadas en el tiempo. A diferencia de muchas otras bandas estos suecos se toman su tiempo a la hora de componer y grabar. “Dead End Kings era uno de los trabajos más esperados, y la verdad es que no decepciona en absoluto. Su acercamiento a Anathema y a los últimos Opeth es más que notorio, pero ellos saben mantener sus credenciales y jugar bien sus cartas.

No es un disco fácil. Sí que posee una gran belleza y esas láminas de tristeza y oscuridad, pero necesitas muchísimas escuchas para llegar a sumergirte en este océano sensible y en el que hay mil detalles flotando. Los guitarrazos eléctricos siguen ahí, con ese incombustible teclado, pero la base de todo está en la composición y en tocar y componer de cara a los temas. “The Parting” brilla de inicio. Espectacular tema, con esa voz cálida de Jonas Renkse. Gran corte para abrir el disco. En “The One You Are Looking for Is not Here” nos sorprende la inclusión de Silje Wergeland, la nueva voz de The Gathering. Pero incomprensiblemente sólo se ha dedicado a apoyar los estribillos. Podrían haberle dejado más espacio y protagonismo. No se pierden en devaneos instrumentales y los cortes casi nunca llegan a los cinco minutos de duración.

Preciosa es “Undo You”, con guitarras salidas de la niebla y una atmósfera tan trágica como intrigante. Para muchos la favorita del disco va a ser la final “Dead Letters”, con una presencia más evidente de guitarras, de regusto muy Opeth y con un desarrollo que nos recuerda que en su día fueron una de las bandas punteras de doom. “The Racing Heart” se acerca mucho a el sonido habitual de Anathema. Añaden voces dobladas en los estribillos y consiguen una música realmente evocadora. En “Buildings” vuelven a destapar el tarro de las esencias y meten una buena dosis de guitarras y juguetón teclado de apoyo. Contraste que surge al escuchar la posterior “Leech”, muy pausada y elegante.

El disco es sumamente personal, demuestra una gran evolución a su sonido y necesita de varias escuchas para poder llegar a entrar del todo en su mundo. Mucha belleza y oscuridad, pero sobretodo una excelente musicalidad. Estamos ya ante su disco número 9, y en todos estos años han sido capaces de demostrarnos que nunca han sacado una obra mala. Desgraciadamente el reto de superarse es cada vez más difícil. Posiblemente no supere a “Viva Emptiness” ni a “The Great Cold Distance”, pero como siempre, se acercan a esas cotas de brillantez. Sólo en Estados Unidos el disco vendió más de 3000 unidades la primera semana. Es evidente que esta banda es merecedora de todos los halagos cosechados. Lástima que su gira se suspendiera…