…Y finalmente llegó. El momento tan esperado por muchos fans de NIGHTWISH alrededor del mundo ha llegado. El nuevo disco de la banda está a escasas semanas de ser editado en todo el mundo y las críticas completas del disco tema a tema van apareciendo en los diferentes medios, ayudando a generar expectación y a conseguir poner de los nervios a todos aquellos que aún no se han bajado el disco y siguen esperando a comprarselo original tal y como llegue a las tiendas. Algunos se sentirán decepcionados, otros auparán “Dark Passion Play” a su altar particular hasta desgastar las pistas del CD. Los demás escucharán curiosos, con indiferencia, esperando a ser impresionados por Anette Olzon, la nueva vocalista de la banda. Tuomas Holopainen, mientras tanto, se morderá las uñas en un rincón, sin saber exactamente si Nightwish durarán un disco y gira más antes de recuperar a Tarja y tragarse todo el orgullo o si debería ir comprándose un avión privado.

“Dark Passion Play” es, desde mi punto de vista totalmente subjetivo, el disco más pomposo, grandilocuente y exagerado de Nightwish hasta la fecha. No es una cuestión de megalomanía equiparable a Axl Rose. Mas bien se trata de una progresión lógica: el aumento de presupuesto ha hecho que la banda finesa haya podido gastarse un auténtico dineral en grabar en los estudios Abbey Road de Londres junto a una orquesta completa que ha trabajado, entre otros proyectos, en la banda sonora de “El Señor de los Anillos”. Casi nada. Y con más medios, la mente de Tuomas ha estallado definitivamente y ha hecho que Nightwish pasen a ser una película sin imágenes donde las composiciones del teclista son protagonistas, secundarios y extras.

Antes que nada, hay que decir que se debe escuchar “Dark Passion Play” con la mente despejada. Si uno compara inmediatamente el disco con lo que la banda hacía en la época de Tarja es muy probable que se lleve una decepción.Hay que tomar un planteamiento distinto, casi como si ésta fuera una nueva banda, aunque sólo haya variado la vocalista de la misma. Pero muchos elementos del sonido de la banda se han ido con Tarja, notablemente el tono operático de la voz de Turunen. Y contra eso no hay vocalista nueva que pueda luchar: solo es posible entender el disco sin establecer comparaciones.

Por otra parte, Anette Olzon ha demostrado con “Dark Passion Play” ser capaz de enfrentarse al toro y cogerlo por los cuernos, como se suele decir por estos lares. Impone mucho el hecho de ponerse al frente de una banda con una identidad tan clara como la de Nightwish e intentar imprimir tu propio estilo vocal sin perecer en el intento. Olzon ha conseguido hacerlo y aunque aún es pronto para que haga olvidar a la anterior vocalista, la sueca va por el buen camino.

“Dark Passion Play” arranca con una épica de catorce minutos titulada “The Poet And The Pendulum”. Es, ostensiblemente, el tema más exagerado que Nightwish jamás han ejecutado, probablemente solo equiparable a “Ghost Love Score”…y probablemente ni eso. El tema alterna partes repletas de orquestaciones, locuras sinfónicas que solo la mente de Holopainen podía mezclar con un tema de Heavy Metal. Es un tema ideal para comprobar las cualidades de Anette en todo tipo de registros, puesto que los catorce minutos danpara mucho. Es especialmente notable el esfuerzo de la vocalista en la parte central del tema, más lenta y sosegada, donde alcanza tonos agudos que son prácticamente desconocidos para el fan habitual de la música de Nightwish. El tema incluye, como era de esperar, una de las mejores interpretaciones de Marco Hietala en todo el disco. El ya crecidito bajista y vocalista toma cada vez más protagonismo en el sonido de la banda y su colaboración vocal en el disco contrasta ahora más que antes con la voz dulce y delicada de la nueva cantante.

“Bye, Bye Beautiful” es, como ya habrán descifrado muchos de los que la han escuchado, toda una declaración de ira hacia la anterior vocalista de la banda, la señorita Turunen. Parece que el resentimiento aun no ha muerto y que Tuomas intenta canalizarlo a través de la música. Si “End Of an Era” fue el entierro de Tarja como vocalista de Nightwish, “Bye, Bye Beautiful” es la esquela. Dejando a un lado que sea más o menos oportuno utilizar un disco con una nueva vocalista para expresar ira hacia la anterior, el tema es de los mejores del nuevo disco. Probablemente sea por su similitud con “Wish I Had An Angel”. La estructura es practicamente clavada, incluyendo la parte orgásmico-atmosférica de la mitad del tema y los coros de Anette tras la voz de Marco Hietala cuando este suelta su proclama dirigida hacia ya-sabemos-quién.

“Amaranth”, el nuevo single del disco, es una pieza de grandes influencias celtas y sinfónicas en su sonido. Es cercana a “Nemo”, aunque probablemente más dura y con más actitud, sin duda. Los elementos clásicos siguen tan presentes como siempre, aunque en una medida más equilibrada que en la grandilocuente “The Poet And The Pendulum”. El estribillo es genial y se nota que la banda opta cada vez más por el gancho comercial en su música, más que le pese a Tuomas.

Anette Olzon vuelve a demostrar sus habilidades en la rítmica “Cadence Of Her Last Breath”, donde denota una habilidad tremenda para encarar todo tipo de melodías y planteamientos. La durísima “Master Passion Greed” es carne de directo, uno de esos temas en los que los flashes desde el escenario te dejan ciego y la música atraviesa tu cuerpo como si de un arpón se tratara.

El disco llega a su ecuador con la lenta y preciosa “Eva”, el primer tema que muchos escucharon con la voz de Olzon. Cabe decir que es el que menos representa el contenido final del disco, por lo que juzgar “Dark Passion Play” en función a su primer single sería, cuanto menos, una idea peregrina. Es un disco que no entra a la primera escucha pero que una vez que entra, no te abandona.

La segunda mitad del disco comienza con la rockera “Sahara”, un tema donde el riff de Emppu Vuorinen domina completamente la melodía del tema, haciendo que Nightwish proporcionen más espacio que nunca en la mezcla a la guitarra del finés. La complicada “Whoever Brings The Night” pone el contrapunto más agresivo al sonido del disco, con un riff simple pero peleón que se pelea por el protagonismo con la voz susurrante de Anette. Jukka Nevalainen proporciona a lo largo del tema una interpretación solida, llena de matices y con especial atención a los contratiempos, algo que se echaba en falta an los otros temas del disco.

“For The Heart I Once Had” es el típico himno para niñas de diecisiete años que quieren ver en Tuomas una especie de segundo Ville Valo, algo que ya sucedió con la edición de “Nemo” como primer single de “Once”. Es un tema dulzón, de base pop y cercano al AOR pero con una ración más que adecuada de guitarras y  agresión en los momentos adecuados. Es otro de los temas en los que Anette brilla con luz propia y en los que demuestra de manera más amplia las cualidades de su voz.

“The Islander” es, a todas luces, el tema más inesperado de todo el disco. Raíces celtas, acústica en mano y un Marco Hietala que canta con voz impoluta evocando todo tipo de imágenes de montañas, tipos sin duchar varios días y mucha tortura espiritual. Hablando en serio, es uno de los temas más inusuales del catálogo de la banda, sólo comparable con “Creek’s Mary Blood”, el tema de raíces étnicas que ya apareciera en “Once”.

Las raíces celtas del nuevo disco no acaban en “The Islander”, sino que prosiguen con más ganas que antes en “Last Of The Wilds”, otro tema inusual y –en este caso- totalmente instrumental. El heavy metal con componente sinfónico vuelve a relucir con “7 Days To The Wolves”, otra aventura sónica que denota la cantidad de material que son capaces de componer Nightwish pese a las dificiles condiciones en las que se ha encontrado la banda en meses recientes.  El disco finaliza con “Meadows Of Heaven”, un tema – balada largo y elaborado, con una riqueza instrumental sin igual. Es una lástima que Tuomas ya haya asegurado que no sonará en directo, porque sería un gran tema para  que Tuomas y Anette interpretaran a solas sobre el escenario en formato sencillo y con escasas florituras. Un cierre emocional para un disco cargado de sentimientos que no dejará a nadie indiferente.

Ahora, la suerte está echada. Nightwish han presentado su nueva propuesta, que no dista mucho de la anterior si exceptuamos el cambio de vocalista. Si, es cierto que la parte sinfónica de la música de Nightwish es cada vez más notable en el sonido de la banda, pero aún hay suficiente ración de guitarras como para preservar el interés de todos aquellos que les encumbraron en los últimos años. La prueba de fuego será en directo, como siempre. Y no sólo por Anette, sino por ver como Tuomas y el resto de la banda se las apañan para llevar a un escenario un surtido de temas tan complejos y llenos de detalles y matices como los que componen “Dark Passion Play”.

Sergi Ramos

Grupo:Nightwish

Discográfica:Nuclear Blast / Mastertrax

Puntuación:8

Canciones:

  1. The Poet And The Pendulum
  2. Bye Bye Beautiful
  3. Amaranth
  4. Cadence Of Her Last Breath
  5. Master Passion Greed
  6. Eva
  7. Sahara
  8. Whoever Brings The Night
  9. For The Heart Ionce Had
  10. The Islander, Last Of The Wilds
  11. 7 Days To The Wolves
  12. Meadows Of Heaven

Año:2007