Miasmal: Cursed Redeemer

¿Buscas algo más sucio que inyectarte heroína con un matasuegras infectado de hepatitis? Miasmal son tu banda. Y además, escucharlos a ellos sale mucho más a cuenta que esa otra alternativa si valoras tu salud. «Cursed Redeemer» es el segundo álbum de este devastador cuarteto de Gotenburgo, y con él nos traen una dosis monstruosa del death metal más clásico, del de los 90, del que no se toca a velocidades ultrasónicas ni rebosa blastbeats. Este álbum es un enorme monolito en honor a bandas como Autopsy y Entombed, así que no dejéis que mi descripción inicial os haga pensar que esta banda practica death metal combinado con crust punk al estilo de los (fantásticos, sea dicho) All Pigs Must Die. Tampoco penséis que es otro disco que basa su sonido en el legendario pedal Boss HM-2, sino que tira más hacia senderos rockeros con sus Gibson como bandera. Guitarras sucias, ningún exceso técnico, mucho groove y ritmos intensos, eso es lo que nos brindan los suecos con este trabajo que va a volar muchas seseras.

Desde el inicio con el tema título hasta el suculento final con «2013», «Curse the Redeemer» es una apisonadora que arrollará todo a su paso. ¡Dios mío, sólo tenéis que escuchar esas guitarras, se podrían hasta masticar! Las viscerales voces de Pontus son uno de los puntos fuertes del álbum, del mismo modo que la actitud también es algo que le da un color muy especial a este trabajo: ni clichés, ni pantomimas, ni teatrillos macabros, Miasmal ofrecen una postura sincera y llana, sin grandes parafernalias. Una actitud puramente propia del rock n’ roll, de aquellos que te ofrecen algo sencillo, eficaz y directo a tu cara. «Call of the Revenant» se la pondrá de cemento a cualquiera y con «Until the Last» vas a estar sacudiendo la cabeza hasta se te desprenda del tronco. Una apuesta tremendamente franca, directa y potente. Pocas quejas se pueden tener al respecto de un disco así.