Rammstein: Zeit

Lo nuevo de Rammstein llega mucho antes de lo esperado. Después de una década de parón entre sus trabajos previos, ‘Zeit’ se vió favorecido por la imposibilidad de girar durante casi dos años. Más oscuro, atmosférico y pesado que la obra de la cerilla en portada, será disco de cátedra para algunos y de transición para otros.

Si bien es cierto que el anuncio de un nuevo disco de Rammstein ha causado menos revuelo que el torbellino que provocó el pasado trabajo sin título -algo comprensible después de exactamente diez años de espera- no menos cierto es que pocas bandas se pueden equiparar a la formación de Till Lindemann y Richard Z. Kruspe en cuanto a saber crear expectación en su público. Algunas fotos en el estudio en 2021 ya hacían augurar que las musas volvían a estar de su parte y que pronto habría sucesor del álbum de “Deutschland”. Y así fue, en marzo de 2022, después de algunos tiras y aflojas, se hizo pública la salida de este ‘Zeit’.

Este llega entre medias de una gira de estadios megalómana de la que el público español pudo ser testigo en su magnífico concierto en Barcelona en 2019. Sin embargo, se quedará con las ganas para una segunda vuelta a punto de comenzar, en la que se presupone que entrarán ya una buena cantidad de canciones de su reciente obra. El ‘Stadium Tour’ significa quizá el cenit de toda su carrera y se hace muy difícil ver que habrá más allá; si podrán mantener este estatus donde únicamente Metallica e Iron Maiden se equiparan dentro del género metal o que aportará ‘Zeit’ a todo esto. Por lo pronto, toca desgranar sus nuevas composiciones.

Nuevos tiempos

‘Zeit’ fue grabado entre los meses de septiembre de 2020 y febrero de 2021 en el estudio La Fabriqué, situado en la provenza francesa. Y aunque las labores de producción del guitarrista Richard Z. Kruspe ya copan prácticamente la totalidad de las mismas, al igual que en su predecesor, Olsen Involtini vuelve a ser copartícipe de la gestión musical del álbum. Al igual que en toda su discografía, son once las canciones de ‘Zeit’. Y al igual que en alguno de sus trabajos, es un medio tiempo quien da el pistoletazo de salida e inicio al viaje lleno de ambientaciones lúgubres, sátiras y guitarras pesadas de los germanos.

“Armee Der Tristen” (“El Ejército De Los Lúgubres”) da lo que su título indica. Un sintetizador triste y sombrío da la bienvenida, para luego desembocar en unas estrofas con un Till Lindemann entonando de manera teatral hasta llegar a un ‘Komm Mit’ del coro tan simple como pegadizo. La auténtica estrella de esta canción es el sempiterno teclista ‘Flake’, que consigue crear distintas atmósferas a lo largo de los poco más de tres minutos de duración.

La composición que da nombre al disco, “Zeit” (“Tiempo”) mantiene el tono melancólico, con una letra que desgrana lo efímero y cíclico (nacimiento-vida-muerte) de un proceso mecánico que solo nuestra percepción alterada quiere distorsionar. Para algunos, la canción no era lo esperado cuando salió como primer single -seamos sinceros, la sombra de “Deutschland” es muy alargada”, pero con el paso de las escuchas se convierte un auténtico himno lleno de épica. A continuación llega “Schwarz” (“Negro”), que se podría considerar una balada de tintes góticos, y que por las ganas de algo más explosivo y veloz en este punto del disco se queda un poco, para su desgracia, en tierra de nadie.

Pasión y furia

Con “Giftig” (“Tóxico”) se inaugura la parte más rápida, explosiva y “comercial” de ‘Zeit’. Otra melodía genial de teclado inicial, a la que rápidamente se le unen las guitarras, en esa dualidad que ha traído tantas alegrías a Rammstein. Un tema simple y juguetón que contiene uno de los estribillos más sobresalientes de la obra. La ya conocida “Zick Zack” (“Zigzag”) se corona como el gran hit desde el primer minuto. Exclamaciones iniciales, estrofas vacilonas, un lick de sintetizador formidable, un coro seductor y un puente que, quizá, sea lo mejor de todo el disco. Obviamente de todo esto solo puede salir un éxito rotundo.

Voces eclesiásticas son lo primero que se puede escuchar en “OK”, siglas de “Ohne Kondom” (“Sin Condón”). Aquí todo suena como se presupone a un grupo de metal industrial al uso. La composición más rápida tiene todo lo que se le pide, desde riffs de guitarras afilados a esa batería potente y marcial tan característica de Christoph Schneider. Para el que busque descontrol y adrenalina, el último minuto de “OK” será su instante predilecto.

“Meine Tränen” (“Mis Lágrimas”) devuelve a ‘Zeit’ a terrenos lúgubres y melancólicos. En ella se escucha una de las pocas guitarras acústicas de los 44 minutos del disco. Heredera de grandes imprescindibles de Rammstein como “Mutter” o “Ohne Dich”, su composición exquisita la alza entre los momentos célebres. “Angst” (“Angustia”) fue la elegida como tercer sencillo; una canción bastante corriente dentro del universo Rammstein, donde Till -al igual que hizo en “Puppe”- se deja la garganta en el tramo final.

Cierre y conclusión

Todo llega a su fin con una “Dicke Titten” (“Pechos Grandes”) que se puede considerar canción de relleno en toda regla; “Lügen” (“Mentiras”) y su efecto vocal que dejará con la ceja levantada a más de uno y una -premonitoria- “Adieu” (“Despedida”), encargada de cerrar el disco, con dudas de si el título no es algo más que casualidad, o, como la banda comentó en su momento, sea una declaración de intenciones ante su propósito de dejar de grabar. Que Rammstein elimine las giras de su ecuación es algo poco probable, pero quizás a nivel compositivo ya todos quieran poner sus proyectos paralelos como elemento principal.

En resumen, ‘Zeit’ es un buen disco, sin duda muy lejos de sus obras magnas, pero que contiene media docena de canciones de las que todavía tienen esa magia suficiente como para ponerte la piel de gallina. Una pena que la otra mitad de la obra se pierda en terrenos farragosos y un exceso de medios tiempos que puede terminar por saturar, y más dentro de los cánones del metal industrial pegadizo y bailable de Rammstein. Sin embargo, es mucho más de lo que ofrecen la gran mayoría de grupos de la quinta del sexteto alemán. Además, cuando te vuelves más grande e importante que tu propio género musical, la verdad, ya poco importa.