Méndez, personaje distinguido dentro del mundo del metal por darle cuerpo al bajo de la banda sueca Opeth desde hace más de veinte años, se presenta de nuevo en lo que es una exposición de todas sus facetas en ‘Kuarahy’, el primer lanzamiento de White Stones, donde se fusionan sus raíces uruguayas con su pasión por el death metal

Se dio la voz de alarma en el momento en que se filtró la noticia de la inminente llegada de un proyecto personal a manos del bajista. Este, que reside en Barcelona, unió fuerzas con grandes artistas nacionales, en cuyos currículums pueden estar orgullosos de hacer constar nombres como Vidres A La Sang, Foscor o Nuckin’ Futs. Bajo el omnipotente sello de Nuclear Blast, ‘Kuarahy’ se presenta como un proyecto íntimo y oscuro, un disco de death metal donde el artista ha desatado toda su creatividad y pasión como nunca antes.

Sorprendente

“Kuarahy” es el tema introductorio que abre las puertas del disco. Aunque no es suficientemente larga ni completa para empezar a juzgar, no se aprecia con claridad ningún rasgo de death metal, aunque sí abraza ritmos y melodías que reflejan su conexión con la cultura hispana. Todo seguido se encuentra “Rusty Shell”, que replantea la cuestión al ser cantada por guturales a manos de Eloi Boucherie, aunque musicalmente tiende a recordar al metal progresivo. Le sigue “Worms”, canción, desde luego, interesante. No se abusa en ningún momento de distorsiones demasiado estridentes, y cuenta con riffs de gran poderío que son, precisamente, el gancho del corte. En efecto, este fue uno de los avances del disco, el mismo que alborotó, en forma de comentarios y especulaciones, a sus impacientes fans.

Fluye la creatividad en “Drowned in Time”, de carácter experimental y que acoge efectos sonoros, sobretodo en los growls del vocalista. Canción tras canción se nota el impecable trabajo de Jordi Farré a la batería, dándole caña al doble pedal igual que en sus otras formaciones.

El siguiente corte es “The One”, que presenta elementos muy similares a los temas anteriores, aunque se permiten la libertad de seguir jugando con las melodías, especialmente de guitarra y bajo. De ese modo incluyen su solo y las estrofas que siguen a continuación. “Guyra” es un regalo dentro de ‘Kuarahy’. No es que los otros temas hasta el momento no sean de gran calidad, es simplemente que dicha canción, que no parece tener ninguna prisa, se desenvuelve de una manera enrevesada pero preciosa, y deja al oyente saborear tal ejecución como nunca antes. “Ashes”, en cambio, se mantiene lineal y no ofrece demasiada innovación, por no hablar del factor sorpresa, olvidado por completo. Por suerte, “Infected Soul” se presenta como otra canción con personalidad.

A nada por acabar el trabajo de unos White Stones que han demostrado creatividad y carácter propio, aparece “Taste Of Blood”, más oscura y caótica. El álbum se termina con los hipnotizantes sonidos de “Jasy”, una despedida corta, misteriosa y relajante para un trabajo del que nadie sabía qué esperar. Una verdadera maravilla.

El Sol guaraní brilla como nunca

No nos engañemos, ¿White Stones es Martín Méndez? Por supuesto. Es su proyecto y en él narra su historia. Nuestras condolencias para quien pensara que sería un Opeth 2.0. ‘Kuarahy’, o lo que es lo mismo, ‘Sol’, en castellano, se presenta como un trabajo novedoso que, a pesar de contar con rasgos de metal extremo, atrapa a un público no tan elitista. De hecho, de haber sido fabricado de otro modo, no tendría el mismo potencial de alcance. Además, a diferencia de como suele pasar en trabajos de proyectos secundarios de músicos y bandas que han creado escuela, no han reciclado material de sus otras formaciones. Es, pues, una agradable sorpresa encontrar nueva música así de fresca, tan brutal y a la vez agradable.

Marina Salcedo

Grupo:White Stones

Discográfica:Nuclear Blast

Puntuación:8

Canciones:

  1. Kuarahy
  2. Rusty Shell
  3. Worms
  4. Drowned In Time
  5. The One
  6. Guyra
  7. Ashes
  8. Infected Soul
  9. Taste Of Blood
  10. Jasy

Año:2020-03-13

Votación de los lectores:5