Tras sacudir los cimientos de la escena internacional mezclando géneros a priori irreconciliables con Kvelertak, Erlend Hjelvik debuta con su primer trabajo en solitario tras dejar atrás a la nave nodriza, que actualmente cuenta con los servicios de Ivar Nikolaisen en las voces.

Con este trabajo el noruego se incursiona en el sonido del folk metal que tan célebre ha vuelto a Escandinavia, aunque con un pie metido aún en el estilo de su anterior grupo, logrando una propuesta que si bien está a la altura de un músico con su historial, suena como un experimento al que le falta cierta consolidación.

Vida más allá de Kvelertak

Cuando el cantante abandona una formación para iniciar una aventura en solitario, pueden pasar muchas cosas. Nos podemos encontrar con un escenario como el que presentó Ozzy Osbourne, que siguió interpretando hits de Black Sabbath a la vez que descargaba unas composiciones imbuidas con el sonido más moderno del heavy metal de los ‘80, mientras que Bruce Dickinson optó por un sonido más tranquilo y acústico en ocasiones que se alejaba diametralmente de lo que fueran sus agudos en los Iron Maiden de los ’80.

Podríamos seguir así ad infinitum, yendo desde Dio hasta Phil Collins, pero creo que la idea está clara. El seguidor que conozca al músico por su banda madre, acudirá a su nuevo proyecto en busca de las características comunes que comparta con la misma, cuándo realmente para realizar un, siguiendo con la analogía, Black Sabbath 2, casi habría sido mejor para todos que el artista en cuestión nunca abandonara la banda en primer lugar.

En ese sentido, con ‘Wellcome to Hel’ nos encontramos con una rara avis dentro de esta tendencia, aunque probablemente haya sido una de las formas más sensatas de proceder. Hjelvik sabe que algo que hiciera célebre a Kvelertak fue su sonido incalificable que aunaba influencias que nunca habían sido unidas con tanto éxito, y si bien con este trabajo abrazan el sonido, la estética y la temática de los grupos de folk metal nórdicos, no se ha rendido a los tropos del género, sino que ha incluido un ingrediente nuevo a una fórmula que ya estaba bastante poblada.

Un nuevo tipo de folk metal

Ya con los primeros acordes de “Father War” Hjelvik deja claro que no estás escuchando a Kvelertak. Una melodía muy reminiscente de la escena del folk finesa o de los exponentes más prominentes del death metal melódico como Amon Amarth o Arch Enemy dan el pistoletazo de salida a ‘Wellcome to Hel’, que como buena canción apertura es directa y no se complica demasiado.

“Thor’s Hammer” opta por una melodía más coral y una estructura que gira alrededor de la melodía de la voz y diversas capas de coros, y con sus apenas dos minutos y medio de duración, se me antoja como la canción ideal a convertir en un single y que sirva de introducción a este nuevo proyecto.

Sin dar un solo segundo de descanso, “Helgrinda” irrumpe arrasando con todo con la desgarradora voz de Hjelvik como buque insignia, demostrando más que en ningún otro tema su versatilidad y su retorno a sus raíces más blackers. Prueba de ello son los arreglos finales con un órgano que nunca interrumpe unas melodías de guitarra que no abandonan la brutalidad en pos de la armonía.

De forma totalmente antagónica y con un riff al que podríamos llamar “AC/DC meets black metal”, “The Power Ballad of Freyr” baja un poco el ritmo a una dimensión puramente hardrockera, orientando todo el punch de la canción hacia un estribillo bastante pegadizo.

“Glory of Hel” sigue por las sendas más tranquilas de la canción que la sucedió, regresando a las raíces de lo que hiciera famosos a Kvelertak: esa improbable mezcla de los sonidos más extremos con el hard rock y el punk más radiofónico.

Por lo contrario, “12th Spell” recupera las influencias folks que hacen de este proyecto una criatura totalmente diferente a la banda originaria de Hjelvik, con un sonido y un crecimiento melódico que recuerdan al folk más primigenio, a aquel que aún bebía mucho del black metal noruego, que para la mitad de la canción conquista totalmente las melodías de voz y el sonido de las guitarras.

“Ironwood” baila por encima de un riff muy pegajoso que por momentos recuerda a una versión simplificada de los primeros trabajos de King Diamond, solo que con el característico registro rasgado del que Hjelvik hace gala a lo largo del trabajo. Aunque algo repetitiva, toma un giro muy interesante al terminar el segundo estribillo, optando por unos coros y un riff sorprendentemente marchosos habida a cuenta su lúgubre inicio, solo para terminar con una alegre y folky rasgueo de guitarra acústica.

Y de la alegría y el desenfado pasamos directamente a un riff con un Groove extraordinario de “Kveldulv”, al que la otra guitarra plantea una melodía blacker que genera un telón de fondo sobre el que se desenvuelve una de las canciones más originales que he escuchado en mucho tiempo.

“North Tsar” es el tema que fue elegido para protagonizar el videoclip que debía servir de tarjeta de presentación de este proyecto, y la decisión es más que comprensible. Resume a la perfección la nueva dirección tanto temática como melódica que ha tomado Hjelvik como músico, distanciándose lo bastante de Kvelertak como para crear algo nuevo e intrigante, pero conservando la ingeniosa apuesta que puso a los noruegos en el mapa en primer lugar.

Finalmente, “Necromance” pone el punto y final a este álbum debut tan sorprendente, atacando con un riff a medio tempo muy en la línea de los Venom más jóvenes, solo para evolucionar hacia un golpeteo de toms y doble melodía de guitarras épico al más puro estilo Ensiferum, terminando en lo más alto y dejando una sensación pletórica en el oyente.

Un proyecto por definirse

Siendo estrictos, el sonido peca de ser un tanto unidimensional y hasta plano en algunos momentos, imbuido profundamente por las influencias noruegas del black metal de tercera ola, pero aún así logra aventurarse con bastante éxito en lo que hasta ahora había sido un territorio ignoto, realizando un experimento que muchos habrían calificado como fallido antes de intentarse.

Hjelvik aún está aprendiendo a caminar sin el soporte de sus compañeros de banda, debiendo cargar ahora con el peso de todas las composiciones, pero aun así el resultado no es ni de lejos un desastre. No es Kvelertak y no es la típica banda de folk que reúne los mil tropos de los que ya estás hastiado, pero aún así aún no ha consolidado su propia identidad. Tiene muy claro lo que no es, pero sigue sin ser algo por sí mismo.

Afortunadamente, el talento musical y la imaginación están ahí, por lo que con un poco de tiempo el sonido de la banda cuajará con su particular estilo. Espero con ansia el próximo trabajo, que sin duda presentará un estilo más definido y reposado.

Marc Fernández

Grupo:Hjelvik

Discográfica:Nuclear Blast Records

Puntuación:7

Canciones:

  1. Father War
  2. Thor's Hammer
  3. Helgrinda
  4. The Power Ballad of Freyr
  5. Glory of Hel
  6. 12th Spell
  7. Ironwood
  8. Kveldulv
  9. North Tsar
  10. Necroman

Año:2020-11-20