Vader llevan ya más de tres décadas al pie del cañón y se han convertido en una de las bandas más míticas dentro del death/thrash metal. Más de una docena de discos y otro buen puñado de EP's y recopilatorios demuestran que son imparables y que realmente les apasiona lo que hacen. Todo lo dicho se vuelve a demostrar con 'Solitude In Madness', un disco tan breve como directo, rápido y lleno de mala leche.

De los Vader originales Peter «Piotr» Pawel es el único que se mantiene en las filas de la banda en la que ocasionalmente también fue bajista en 1983. Desde 2011 el grupo lo completan Spider a la guitarra solista, Hal al bajo y el joven James Stewart a la batería batería además del propio Peter como cabecilla. El primer disco con estos cuatro músicos data de 2014 (‘Tibi Et Igni’), y desde ese mismo año han lanzado nada más y nada menos que 5 referencias de estudio, incluyendo entre ellas un puñado de versiones de grupos relativamente desconocidos en ‘Future Of The Past II – Hell In The East’ (2015).

Menos de media de hora les ha bastado estos polacos para volver a poner todo sobre la mesa y azotar a sus oyentes con su particular y oscuro apocalipsis. 11 canciones y un cover del grupo también polaco de crossover thrash Acid Drinkers conforman ‘Solitude In Madness’, un álbum sin rodeos y directo al cuello en el que no encontrarás momentos de flojera ni margen para el error dentro de los márgenes en los que juegan.

Brutalidad, pasión y rapidez

«Shock And Awe» es la primera canción de ‘Solitude In Madness’ y también la primera hostia en la cara condensada en 2 minutos de duración. Una intro épica podría haber quedado bien como prefacio a este tema pero, ¿para qué? El primer grito de Peter en este tema y esa batería absolutamente delirante y bruta no dejan espacio para la duda y te conectan al momento con el extraordionario y apocalíptico mundo de Vader.

Al superar la primera fase con «Shock And Awe» puedes llegar a pensar que habrá tregua, pero no es el caso. Para estos míticos polacos después de la tormenta no llega la calma, tal y como se plasma por segunda vez en «Into Oblivion». Cuesta creer que Piotr tenga 54 años y siga tan en forma vocalmente con esos berridos y gritos que parecen haber sido profanados del mismísimo infierno.

La «nueva» vieja escuela

Superados los minutos primeros y canciones del disco llegamos a un lugar un poco más sosegado donde el sonido old school del death metal toma las riendas tanto en la brevísima «Despair» como en «Incineration Of The Gods» y «Sanctification Denied», una de las más «calmadas» del LP junto a la última («Bones»). Después de un inicio tan rápido y rabioso cualquier bajada de ritmo, por muy pequeña que sea, se siente como una llamada a la calma aunque nos estén hablando de guerra, muerte y caos. «And Satan Wept» es precisamente la canción que, sin bajarse del caballo del death primerizo con sobresaltos taquicárdicos más modernos, deja claras las intenciones líricas ya de sobra conocidas en una de sus estrofas: «Chaos, death, destruction/forbiden but obligatory/Hate, fear, violence/sacrecy for society».

‘Solitude In Madness’ sigue brillando sin subidas ni bajadas demasiado bruscas, azotando de nuevo en «And Satan Wept» y dejando también hueco para los solos tanto en ésta como en la siguiente «Emptiness». Vader se muestran ágiles dentro de un estilo que nunca han abandonado y del que es muy difícil sacarlos. Para cosas algo diferentes ya tuvimos ese corto experimento de heavy metal paralelo a la banda llamado Panzer X que únicamente publicó un EP antes de desaparecer.

Calidad sin adornos

Las líneas generales del disco se repiten una y otra vez en su media hora de duración alternándose los momentos de más brutalidad con cierta calma. En «Emptiness» se descubre el lado más heavy y clásico del grupo y en «Final Declaration» se retoma la carrera hacia el death metal de la vieja escuela otra vez, todo sin que existan tramos inconexos. Todo está perfectamente atado.

A grandes rasgos, ‘Solitude In Madness’ peca de lo mismo que puede presumir: brevedad y calidad sin decorados innecesarios. Lo que hace bueno a este trabajo es su sutil variedad y ese don que parecen tener los cuatro músicos para contarnos una historia que otros grupos tardarían más de tres cuartos de hora en narrarnos a través de su música.

La cuenta atrás del álbum empieza con una correcta versión de los también polacos Acid Drinkers («Dancing In The Slaughterhouse») que deriva en «Stigma Of Divinity», otro tema que resulta un pelotazo absoluto con unas baterías más rápidas que los disparos de una metralleta. El final del disco viene de mano de la canción más larga y también más diferente: «Bones». Con «Bones» podemos resumir más o menos todo y reducirlo a una combinación de thrash y death metal chapado a la antigua pero con un sonido fresco, nítido, acutal y un poco más agresivo que en los 80’s que se aleja de la pesadez innecesaria de las canciones eternas de otros músicos de la escena donde las voces y las baterías consiguen la matrícula de honor desde el principio. En definitiva, Vader siguen haciendo su trayectoria sin despeinarse y saliendo muy bien parados.

Jaime Tomé

Grupo:Vader

Discográfica:Nuclear Blast

Puntuación:9

Canciones:

  1. Shock And Awe
  2. Into Oblivion
  3. Despair
  4. Incineration Of The Gods
  5. Sanctification Denied
  6. And Satan Wept
  7. Emptiness
  8. Final Declaration
  9. Dancing In The Slaughterhouse
  10. Stigma Of Divinity
  11. Bones

Año:2020-05-01