Explosions

La publicación del sucesor de ‘Outsider’ de 2018 se envenenó por la parón a nivel mundial provocado por la pandemia. Pero estaba claro que una banda con el nivel de seguidores de Three Days Grace volvería tarde o temprano.

Después de perfilar este nuevo disco, los seguidores ya pueden disfrutar de una una docena de canciones de la banda canadiense. Al mismo tiempo se cumplen casi diez años de la entrada de forma oficial del vocalista Matt Walst como sustituto de Adam Gontier, muy recordado por sus fans más fieles. Walst se siente más cómodo en su rol y aunque ya es más que conocido su bagaje, hay que señalar que cumple de sobras con su cometido en esta séptima entrega de la banda norteamericana.

El arte de un buen estribillo

Los grandes clásicos rock siempre serán recordados por su estribillo. Hacer magia con las melodías está al alcance de unos pocos, por lo que construir tus canciones para la explosión de las mismas, no es nada fácil. Three Days Grace basa su modus operandi en ello, y a lo largo de estas nuevas composiciones vuelven a demostrar que son más que validos años después de su sonado estreno a finales de los ’90.

Al mismo tiempo, la crítica de malas lenguas sobre la composición de estos nuevos cortes también en bien sencilla. Los canadienses llevan años sin arriesgar y se han instaurado en una zona de confort de la que se presume que tardaran en salir. Su estilo en el marco del metal alternativo es ya encorsetado de por sí, por lo que ejecutar canciones que alcancen el nivel de hits ya es todo un logro. No se les puede exigir mucho más.

A pesar de ello, cuando arrancan con la intensa “So Called Life” – que se lanzó como primer single de su regreso– y continúan con “I Am The Weapon” la balanza se inclina a su favor, también por su peso nostálgico. Son las canciones típicas de Three Days Grace en las que el muro de distorsión de sus guitarras están contenidos pese a su crudeza, y cuyo cometido es el de acompañar unas melodías pegadizas adornadas con sutiles elementos electrónicos. Es la tónica a seguir en gran parte de este ‘Explosions’, y es la fórmula usada en otros temas como “A Scar Is Born” o “Champion”. Sin superar en ningún momento los tres minutos y medios de duración, el objetivo de que sus canciones sean radiadas en los programas de su país está más que presente.

Bien es cierto que “Neurotic”, con la colaboración de Lukas Rossi -compositor canadiense y ganador de Rockstar Supernova-, es una de las más destacadas de todo el listado, ya que todas sus armas son empleadas para convertirla en uno de sus clásicos más contemporáneos. A sus seguidores más antiguos les recordará a la etapa de su segundo álbum ‘One-X’, en la que se desviven por el rock más duro y áspero. Otras canciones como «Souvenirs» también buscan el mismo efecto que «Neurotic», y lo logran aunque sea en un escalón por debajo de potencia.

Como no podía ser de otra manera, este trabajo incluye un par de baladas que muestra la parte más melancólica de la banda de Ontario. La apesadumbrada «Lifetime» es más que efectiva y Walst resalta su rango vocal más sentimental a un alto nivel. El videoclip fue grabado en el Mayfield High School de Kentucky, que fue recientemente destrozado por un tornado, así que la sensibilidad brota de forma automática. «Redemption» es también el fiel reflejo de una banda sosegada que se entrega por completo a la melodía más íntima y personal.

Escasas sorpresas

Podría señalarse «Someone To Talk To» y la propia «Explosions» como las canciones más peculiares de este esperado trabajo. En la primera de ellas cuentan con la colaboración de Apocalyptica. El resultado de este corte a medio tiempo es muy similar al que los finlandeses consiguieron con su tema «SOS» junto con Cristina Scabbia de Lacuna Coil. Las cuerdas de la banda nórdica casan a la perfección en el terreno del metal alternativo.

Por otra parte, la canción que le da título a este trabajo y con el que cierran el mismo, es una mezcla de su faceta más dura con la más lenta y emotiva. Una excelente forma de culminar un trabajo que, si bien no supone una revolución en el sonido y en la carrera de los canadienses, consigue que vuelvan a la palestra manteniendo el pulso. Un objetivo cada vez más difícil para las bandas que ya superan las dos décadas de vida.