Steven Wilson: The Future Bites

El arte que intenta reflejar un artista en un nuevo disco, no siempre es acogido por una gran mayoría. Si bien es algo que poco le importa a Steven Wilson, está claro que sus virajes estilísticos se están convirtiendo en parte de su sello personal, pero al mismo tiempo y fruto de ello, la división entre sus fans se convierte en algo natural.

Los que se echaron las manos a la cabeza cuando ofreció como adelanto “Personal Shopper” hace varios meses, pueden olvidarse de escuchar este disco. Así de claro. Las guitarras son prácticamente anecdóticas y la sobrecarga de elementos electrónicos en el citado primer single, es el denominador común de este sexto trabajo en solitario. Si el artista británico no tuviera un pasado metálico y progresivo, y su primera referencia fuera este ‘The Future Bites’, es bastante posible que no apareciera en este medio.

¿Quiere decir que las canciones de este disco no tienen calidad? No. Que se aleje eones del metal y hasta del rock en su faceta más pop, no significa que el talento compositivo y conceptual de Steve Wilson no quede reflejado en cada pista de este trabajo. Es más, la escucha de según qué canciones en concreto, puede que no alcance las expectativas previas, pero en el global, ‘The Future Bites’ es un buen trabajo –sin llegar ni de lejos al notable- de música que podría calificarse como synthpop de los ’80. Todo ello por dar una orientación aproximada, porque si por algo ha destacado es por mantenerse ajeno a un tipo en concreto de encorsetamiento musical.

La electrónica por encima de todo

‘The Future Bites’ se basa en cómo ha evolucionado el cerebro humano en esta era actual de Internet, y a lo largo de sus canciones reflexiona sobre el consumismo, los algoritmos, las compras online y profundiza en cómo la tecnología y el marketing han transformado la vida moderna.

El primer tema “Self” -después de la intro “Unself”- es, musicalmente, uno de los mejores ejemplos de los derroteros de Wilson en este trabajo: letra profunda sobre el autoprotagonismo y ego que refleja el ser humano en redes sociales, acompañada de música electrónica relajada con una suave voz en tonos medios que corre el peligro de volverse monótona.

Si esta primera canción es la apropiada para tomarse un sex on the beach en una playa paradisiaca al atardecer, “King Ghost” podría ser la que sonara a continuación. La electrónica no es solo el pilar, es quien toma el papel único y protagonista.

Las tornas cambian en “12 Things I Forgot”, que podría considerarse un tema de rock light, pero más que resultón. Esa voz de Wilson más emotiva, es la que se echa de menos cuando los elementos electrónicos lo acaparan todo.

Tira de funk rock en “Eminent Sleaze”, adornando así un poco la sobrecarga de electrónica, aunque en “Man Of The People” vuelve la calma extrema con alguna interesante línea vocal como trasfondo.

Ya puestos, la épica electrónica de casi diez minutos de “Personal Shopper” podría considerarse la más progresiva dentro de este nuevo universo musical del compositor inglés, en el que tiene cabida hasta algunas palabras de Sir Elton John. A pesar de seguir con la electrónica en alza, “Follower” es más movida e incluso bailable, pero la sensación de frialdad impera en su trascurso.

Cierra con la lenta y lánguida “Count Of Unease”, en la que aparecen los esperados toques sicodélicos de las que ha hecho gala en innumerables ocasiones en otras grabaciones. Es posiblemente el único tema en el que los vestigios de otros proyectos de Steven Wilson como No-Man o Blackfield están presentes.

Sin sentimientos

No se juzga la experimentación futurista, ni el olvido de instrumentos eléctricos en ‘The Future Bites’. Los seguidores del londinense saben que es reacio a anclarse en el pasado y que nunca volverá a recauchutar composiciones de éxito, pero las canciones de este trabajo emanan pocos sentimientos.

Algunos temas llegan incluso a resultar insípidas e insustanciales en comparación con otros anteriores discos bajo su firma. Ese es uno de los factores que se echan en falta en este trabajo y que hará que no pocos fieles seguidores piensen que es el momento de una reunión de Porcupine Tree. Con carácter urgente.