The Devil Wears Prada: Color Decay
The Devil Wears Prada acaba de publicar su octavo álbum de estudio en el que llega a la mayoría de edad musical. Unas composiciones con muchas influencias y combinaciones sonoras abren las puertas a un mundo interior gris y profundo.
Después de 18 años The Devil Wears Prada llega a su plenitud sonora y compositiva, y deja abierta la puerta a una nueva mutación con algunos de los temas que incluye este ‘Color Decay’, como por ejemplo con “Cancer”. Los temas pecan de la automatización y repetición de la fórmula de la banda. A nivel compositivo se aprecia una expansión estilística que abarca cada vez más estilos e influencias.
Los temas hablan de temas más oscuros y personales, las letras se desnudan para expresar los sentimientos más internos. ‘Color Decay’ es un disco que exterioriza un mundo interior vivido, y sus atmósferas ayudan a enlazar con ese sentimiento que acumula toda persona a lo largo de su vida.
El sonido del grupo es tremendo. Hay un gran trabajo en la producción de esta obra y se escucha genial. Las voces son la cabeza visible de las canciones y vertebran estrofas, mezclando voces de forma casi perfecta en estribillos y algunos detalles. Las melodías vocales son muy buenas, aunque en algunos momentos dan la impresión de repetirse, tal vez ayude a esta percepción la utilización abusiva de la fórmula compositiva que alterna diferentes bloques de intensidades.
El bajo es contundente y realiza un gran trabajo junto a la batería para asentar el ritmo de TDWP. Las guitarras tienen un sonido espectacular de lo más metalcore y brindan momentos cercanos al rock junto a otros de diferentes índoles. El sintetizador realiza un trabajo excelente en las sonoridades, aportando a crear diferentes atmósferas y ambientes. Destaca por su actualización de sonidos y esto ayuda a que el feeling de los temas se absorba mejor.
El engranaje del grupo funciona, y eso que se han realizado muchos cambios en su composición a lo largo del tiempo. Su sonido compacto y bien ejecutado muestra un frente común, un desarrollo musical que transmite.
Los tonos grises
El disco abre con “Exhibition”. Esta primera canción es un derroche sonoro lleno de ritmos, sonidos, buenos coros e intensidades. Las voces van cambiando para ofrecer dureza y cercanía. Toda una sinfonía bien plasmada e interpretada que cierra con unas guitarras rítmicas salvajes seguidas de un último estribillo. El comienzo del segundo tema “Salt” recuerda al metal sinfónico, aunque en seguida se suceden los cambios y las intensidades trasportan al oyente por un sendero variado e intimista. Gran trabajo en las voces y la composición de este sencillo.
Entrada electrónica junto a un ritmo electrocutado en “Watchtower”, canción en el que se repite la variedad de intensidades y momentos musicales. La guitarra parece estar envenenada de odio y ofrece unos riffs más propios de otros estilos metálicos. “Noise” repite la fórmula de los anteriores cortes, y el estribillo suena a otros del disco, pero no deja de ser pegadizo. Momento mágico cuando unas voces corales mantienen la base musical mientras esta crece.
“Broken” es un tema íntimo y descriptivo de un estado anímico. Comienza con un ritmo más estable y tiene un estribillo muy melódico y desgarrador. Las voces de Mike Hranica y compañía destacan y sobresalen de una forma excelente. Es un tema con grandes influencias rock. Denso comienzo tiene la canción “Sacrifice” que no se desvanece hasta el estribillo. Se vuelve a repetir la fórmula de otros cortes en el que se incluyen unos cortes desgarradores de guitarra y base rítmica para finalizar.
La voz se desgarra en “Trapped” y ofrece una jugosa alternancia. Potente carga sonora ofrece el estribillo que genera una atmósfera que “atrapa”. El final destaca con unas voces limpias y sinceras. “Time” comienza con una melodía de voz y sintetizador que da paso a un poderoso metalcore que incluye coros agresivos. “Time” abre con una voz que se introduce en la mente, e incluye una composición muy marcada e identificativa que se encarga de vertebrar la estructura del tema.
El sintetizador utiliza en “Twenty-Five” un sonido melancólico e hipnótico. La melodía de la voz es muy cercana al numetal y al hip hop, y muestra técnica y sentimiento. A mitad de tema hay una subida de intensidad progresiva que sube hasta tocar el techo del mundo, por profundidad y atmósfera. Sorprende el buen gusto en la utilización de la sonoridad en “Fire”. Podemos encontrar sonidos actualizados y bien desarrollados, incluso en un micro momento se escucha una guitarra que acompaña a la voz.
“Hallucinate” posee una atmósfera más industrial y oscura que recuerda (en la música) a formaciones como Rammstein. Se vuelve a utilizar el recurso de la parte rítmica poderosa al final del tema junto al estribillo para acabar. “Cancer” suena enorme y contundente, atmosférico y perturbador. Ojo con el estribillo que es de los que profetizan un nuevo futuro para The Devil Wears Prada. Gran melodía y gran trabajo del grupo que acaba con un emotivo dúo de guitarra y voz, sin más.
Los tonos claros
Sin restar a la calidad de la banda, en este trabajo se utiliza constantemente una fórmula en la que se introducen pequeñas modificaciones en la mayoría de cortes. Esta repetición compositiva lleva al desinterés, salvo la excepción de pocos temas. “Cancer” augura un futuro musical cada vez más abierto por parte de TDWP, junto a otras canciones. El sonido del grupo difiere mucho de su comienzo más duro y metálico en el que el metalcore se distinguía con mayor pureza.
¿La evolución es imparable en un grupo? Incluso aconsejable en algunos casos ante la posibilidad de estancamiento de TDWP y de sus músicos, más aún con los diferentes fichajes que ha realizado la banda durante su período de vida.
Julián Guisado
Grupo:The Devil Wears Prada
Discográfica:Solid State Records
Puntuación:6
Canciones:
- Exhibition
- Salt
- Watchtower
- Noise
- Broken
- Sacrifice
- Trapped
- Time
- Twenty-Five
- Fire
- Hallucinate
- Cancer
Año:2022-09-16
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