La joven banda de Tallah celebra el lanzamiento de su segundo álbum de estudio, titulado ‘The Generation Of Danger’.

Una muestra de su constancia a la hora de trabajar en su identidad propia aún bebiendo principalmente del nu metal. Aunque a quienes no los conozcan les vendrán a la cabeza nombres como Slipknot o Korn de manera instantánea. Debutaron en 2018 con el que fue su primer EP ‘No One Should Read This’, cuyo material se amplió para lo que posteriormente sería su primer larga duración dos años después: ‘Matriphagy’. Ahora, otro par de años después, llega esta segunda entrega que eleva el nivel establecido anteriormente publicada también con Earache Records.

Son más técnicos, más complejos y más sólidos como banda. Esto se debe a que ya tienen cierto rodaje como banda, tras haber recorrido diversas ciudades participando en giras con Drowning Pool, Attila o All That Remains. Así se presentan unos Tallah más experimentados y también con una formación renovada, ya que se han incorporado a la banda la guitarrista Alex Snowden y Alizé “Mewzen” Rodríguez a cargo de las partes electrónicas. Especialmente esto último es uno de los toques que aportan un sonido más enriquecido y lleno de detalles, que se pueden apreciar en todo momento e incluso toman su protagonismo.

El proyecto de Max Portnoy continúa creciendo

El artífice principal detrás de Tallah tiene nombre y apellido: Max Portnoy. No sólo es el frenético batería que no da respiro con ritmos constantes y cambiantes, sino que también Max es el principal compositor de las partes instrumentales. Este proyecto nació como idea suya y con la ayuda de sus compañeros le ha ido dando forma, especialmente con la aportación de Justin Bonitz como vocalista y escritor de las letras.

Dejando para el análisis del disco el hablar de sus habilidades vocales, cabe destacar la afición de Justin por contar historias a través de sus letras. Historias enrevesadas y siniestras, como la que ocupaba el argumento de ‘Matriphagy’. Pero esto no es algo nuevo para quienes le conozcan con anterioridad, pues lo ha hecho durante varios álbumes con su proyecto personal Hungry Lights.

Sin embargo, en esta ocasión la historia no tiene tanto protagonismo como la tenía en ‘Matriphagy’. Sí, tiene también sus personajes y sus sucesos relacionados, pero esta vez no es un disco conceptual guiado por la historia sino que es la música la que fluye y marca el orden de las canciones.

Para quien tenga curiosidad sobre dicha historia, este disco lo protagoniza un científico demente que, guiado por la frustración de que otros se lleven el mérito de su trabajo, termina haciendo todo tipo de experimentos macabros y abominables a los jefazos de la corporativa donde trabaja. Cada uno tiene su personalidad y sus características, que jugarán un papel importante a la hora de experimentar con ellos y llevar al máximo sus deseos más profundos. Se trata de una invitación no sólo a leer las letras para entenderlo, sino que también es una invitación a reflexionar sobre uno mismo. Para más detalles, el propio Justin elaboró un vídeo donde profundiza en esta historia.

Analizando ahora el contenido musical de ‘The Generation Of Danger’, a priori puede parecer abrumador lo extremo que suena, ya que es un constante y absoluto caos por todas partes. Eso sí, en el mejor de los sentidos. Tras unas escuchas atentas se pueden apreciar mejor los matices de este nu metal al que le dan un giro de 360 grados, convirtiéndose así en una reinvención de un género cuyo auge es agua pasada pero sigue presente en bandas jóvenes como ellos.

Música demencial e impredecible

Si hubiera que decir un calificativo para este disco, sería “demencial”. Por un lado, la batería de Max no da pie a descanso. Constantes cambios en los ritmos, tempo a velocidades extraordinarias y fills que adornan las pausas. “The Impressionist” tiene uno de tantos solos donde deja constancia de ello. Nadie duda en absoluto del talento que tiene con las baquetas, y esto es por mérito propio a pesar de llevar un apellido más que conocido.

A la batería la acompaña un bajo muy ‘crunchy’, grueso y que ha mejorado notablemente respecto a anteriores publicaciones ya que también se percibe más presente en la mezcla. Y como no podría ser de otra manera, las guitarras aportan unos breakdowns dignos de romperse el cuello y siempre están al pie del cañón marcando el ritmo con riffs fuertes. Pueden sonar algo empastadas, pero no es un tipo de metal que pida melodías y florituras. Pide brutalidad, dureza y consistencia en los riffs. Y así son.

El aporte de Mewzen a Tallah le termina de dar ese toque industrial y oscuro, añade más profundidad a la mezcla y da mucho juego. Definitivamente, un acierto el incorporar un miembro dedicado exclusivamente a ello. No hay duda de que el nivel instrumental en la banda es bueno, pero a la par también están las habilidades vocales de Justin.

Ya no sólo a lo largo del disco sino que en cada canción puede pasar de hacer guturales de lo más esperpénticos a después rapear y finalmente dar contraste con voces limpias. Este amplio rango vocal fue de lo más destacado de su debut, sin embargo, en esta ocasión lo lleva un paso más allá e incluye más variedad como son las voces limpias. Pero no es el único, ya que el guitarrista Derrick Schneider también se atreve por primera vez a cantar en coros y partes limpias. Se puede apreciar en varios momentos de “Wendrid” o “Shaken (not stirred)”, pero sin duda donde más llama la atención esta mezcla es en el último tema. “How Long?” cierra el disco con una balada muy grunge, donde ambas voces se combinan y se conecta con la introducción del disco sonoramente.

Si uno escucha el disco en orden, la sensación es de un ciclo cerrado, con su principio y su final. Como se menciona anteriormente, en este disco no hay un orden específico de escucha para seguir la historia sino que el orden lo dicta el flow de la música. Pero una de las razones por las que es recomendable hacerlo en orden es esta, para obtener la sensación de inicio y fin de una historia contada a través del absoluto caos musical. Desde “The Hard Reset” es un no parar de ritmos frenéticos e impredecibles, pasando por la locura de “Of Nothing” y el single “Telescope” que se queda en bucle en la cabeza.

De hecho, y como apunte final, “impredecible” es otra palabra que califica perfectamente cómo es escuchar este disco. Tras la sorpresa inicial y unas escuchas más, se le puede dar el visto bueno con mayúsculas a este trabajo que parece ser solamente el principio de una banda que crece a paso firme y seguro que pronto se hace hueco en los festivales de metal europeos.

Iria López

Grupo:Tallah

Discográfica:Earache Records

Puntuación:7

Canciones:

  1. mud_castle
  2. The Hard Reset
  3. Stomping Grounds
  4. The Impressionist
  5. Shaken (not stirred)
  6. For The Recognition
  7. Of Nothing
  8. Dicker's Done
  9. Telescope
  10. Wendrid
  11. Headfirst
  12. Thistle
  13. How Long?

Año:2022-11-18