Soilwork: Övergivenheten

Partiendo de unos inicios con canciones directas y moderadas, Soilwork ha ido dando paso a composiciones más elaboradas, asumiendo cada vez mayores riesgos hasta alcanzar una madurez que con el lanzamiento de 'Övergivenheten' queda definitivamente ratificada.

Los suecos Soilwork han mantenido una trayectoria de constante regularidad sin alteraciones significativas respecto a una fórmula que se ha percibido como sólida y exitosa. En todo caso, trastocada de forma momentánea por la salida de algunos miembros bastante representativos, como las de los guitarristas Peter Wichers (miembro fundador) y Ola Frenning, así como la del batería Dirk Verbeuren, todo un culo inquieto, participante en diversos proyectos y que desde 2016 forma parte de Megadeth.

Después de doce álbumes de estudio y cuatro EPs, Soilwork no necesitan demostrar nada, en todo caso su excelente forma, transmitida a través de una creatividad que se detecta abundante por la versatilidad que desprende su nueva obra.

Metal complejo de múltiples variaciones

‘Övergivenheten’, es metal para mayores de edad, para aficionados con el criterio suficiente como para descubrir todas las variaciones que el  álbum ofrece. No estamos ante canciones de cuatro acordes y un riff embaucador, algo muy respetable y que suele llegar muy fácilmente al oyente.

Soilwork, opta por una vertiente más compleja que ya se detecta en la pieza que abre y da título al álbum “Övergivenheten”, con su inicio acústico de guitarra y banjo arropados por una atmósfera misteriosa que da paso a una explosión instrumental  de metal épico donde convergen  voces hiper-agresivas con partes melódicas apoyadas por coros, riffs indomables, sugestivas armonías de guitarra, una batería de pegada cambiante y un final lento acompañado por delicadas notas de piano.

En definitiva, un paisaje sonoro embriagador que va a tener constantes réplicas como, “Nous Sommes La Guerre”, otro extenso tema donde la banda exhibe su habilidad compositiva. Comenzando por una narración en francés con voz femenina acompañada de un riff crudo y un cambio hacia texturas sensibles, tanto de teclados como de la voz de Björn Strid, que contrasta con unos intensos guitarrazos y un Bastian Thusgaard que impresiona con su versátil pegada, añadiendo partes que encajan perfectamente en el terreno del prog, sin olvidar las efectivas partes solistas de guitarra.

La sofisticación que atesora ‘Övergivenheten’, no impide la presencia de momentos abruptos de notable agresividad como, se puede apreciar en “Electric Again”, con su arrollador ritmo confrontado con la presencia de voces melódicas. Al igual que en “Is It In Your Darkness” con riff y voces pegadizas y una batería desenfrenada, así como en “Vultures”, de inicial ritmo frenético de batería, riff de afinación grave y grito de Björn, que va mutando hacía terrenos melódicos sin abandonar la ferocidad. En ese horizonte entran también, “This Godless Universe” y “Dreams Of Nowhere”.

Otras canciones como, “Valleys Of Gloam”, “Death, I Hear You Calling”, mantienen el equilibrio entre la arquitectura refinada y las aristas erosivas, rozando incluso cierta accesibilidad que puede abrir puertas a un público más receptivo hacia las características dotadas de menos agresividad.

“Golgata”, con sus interesantes desarrollos guitarreros, la consistente batería y la dualidad vocal agresivo/melódica, la vitalista “Harvest Spine” y la extensa pieza que pone punto final “On The Wings Of A Goddess Through Flaming Sheeds Of Rain”, corroboran el magnetismo que desprende un álbum cuya única pega podría ser su larga duración de más de una hora.

Condicionados  e influenciados por la pandemia

Inmersos en un mundo condicionado por la pandemia, como otras muchas formaciones, los componentes de Soilwork tuvieron tiempo más que suficiente para reflexionar sobre la forma de afrontar la elaboración de su nueva obra, no solo musicalmente, sino a nivel letrístico y de estado de ánimo. Precisamente, el título, que traducido del sueco es ‘The Abandonment’ (el abandono), describe el tema general del álbum aportado por los pensamientos de los músicos y las circunstancias, personales y externas por las que han pasado estos últimos años y que han provocado que el álbum tienda hacia connotaciones más bien oscuras y de sentimientos desgarrados.

Como en las dos anteriores ocasiones, la banda ha confiado de nuevo la tarea total de producción a Thomas «Plec» Johansson, tratando de conseguir un sonido lo más orgánico y genuino posible a pesar de la abundancia de elementos en acción.

La presencia de bastantes recursos acústicos compaginando con la exuberancia general, la profusión de coros con hasta cinco colaboradores arropando la voz de un Björn cada vez más experto, la inventiva de Sylvain Coudret y David Andersson a las guitarras y la excelente técnica mostrada tras la batería de Bastian Thusgaard en su segunda participación junto al grupo, sin olvidar la sobria pero efectiva labor de Sven Karlsson llenando espacios con los teclados, son piezas determinantes dentro de un entramado minuciosamente construido para facturar un magnífico álbum en el que hace su debut el bajista Rasmus Ehrnborn.