‘Quadra’ es el título del álbum que devuelve a Sepultura a la actualidad. Doce cortes donde la amalgama de sonidos thrashers con otros cercanos al progresivo y a lo exótico ratifican definitivamente el nuevo sonido del cuarteto brasileño.

Ver la repercusión de Sepultura en el año 2020 en comparación con la de otros coetáneos suyos que reinaron de manera fulgurante en la década de los 90s hace torcer bastante el gesto, pero no es difícil obtener una respuesta del porqué del declive. Estamos hablando de un grupo que en sus inicios revolucionó el metal desde su Brasil natal, algo en absoluto sencillo, con una trayectoria que va desde el underground absoluto en su época de thrash metal afilado (léase ‘Schizophrenia’ o ‘Beneath The Remains’) hasta llegar a conseguir sendos discos de oro en Estados Unidos con los exitosos ‘Chaos A.D.’ y ‘Roots’.

Siempre han sido los brasileños un grupo con cierta dosis de polémica, incluido en su época dorada, por el simple hecho de ser proclives a la experimentación y a cambios de dirección estilística, que no siempre han gustado a los seguidores más conservadores de la banda. La bajada de revoluciones primero y el sonido nu metal con aires tribales después los encumbró a la fama, pero también le trajo su primer saco de críticas. Pero todo habría seguido su camino de no haber sido por la marcha de Max Cavalera, que después del  despido de su mujer como manager como causa principal, cogió sus cosas y montó Soulfly.

Una de cal y otra de arena

A partir de 1997 las cosas cambiaron sobremanera. Derrick Green tuvo en su contra no solo el convertirse en el nuevo cantante sustituto de una de las formaciones más famosas del momento –difícil de por sí- sino el hecho de que los tres primeros discos con él como vocalista (‘Against’, ‘Nation’ y ‘Roorback’)  son lo peor de su discografía. Y fue en este punto, en este primer lustro con la nueva formación, donde la mayor parte de su fanbase se marchó para no volver. Ni siquiera brotes verdes como ‘Dante XXI’ (2005) o ‘Kairos’ (2011) –que sin ser masterpieces si contaban con buenos temas en su interior- les sirvieron para reconciliarse. La marcha de Igor Cavalera en 2006 fue la puntilla.

Aunque, para evitar caer en el pesimismo absoluto, sí que hay dos acontecimientos positivos en el seno de la banda en los últimos tiempos. Primero, la entrada del batería Eloy Casagrande, que a sus 28 años no deja de cosechar halagos y alabanzas por parte del respetable. Y segundo, la salida en 2017 de ‘Machine Messiah’, que fue un punto de inflexión hacía un nuevo sonido con tintes más progresivos. Canciones como “Phantom Self” o “Sworm Oath” lograron tener algo de repercusión en el mundillo metalero, algo que no sucedía con Sepultura desde el siglo pasado.

Energías renovadas

Y con estas circunstancias se encara el lanzamiento de ‘Quadra’, el decimoquinto disco en su carrera, producido por Jens Bogren (Kreator, Opeth, Amon Amarth) –uno de los artífices de ese sonido más compacto, heredero del metal escandinavo- que tendrá como objetivo acercar al cuarteto al nivel de popularidad que se le presupone. En el apartado de las líricas el punto de partida se basa en las limitaciones y las leyes a las que una persona se enfrenta desde su nacimiento (fronteras, religiones, educación, etc.) y como marca su devenir.

Ya centrados plenamente en los doce cortes que recorren los surcos del disco es “Isolation” lo primero en sonar. Una percusión da la bienvenida antes de encarar el primero de los muchos arreglos de sintetizador que la banda tiene a bien usar actualmente. El ambiente futurista se acentúa con coros y melodías de guitarras que desembocan en un riff brutísimo, engalanado con un grito de Derrick marca de la casa: se acabaron las medias tintas. A una velocidad de vértigo y con unas guitarras tan extremas como deliciosas  se construye el primer single. El mismísimo Jeff Hannemann estaría orgulloso de lo que suena por los altavoces. Solo el puente te retrotrae a momentos más épicos que violentos. Sin titubeos: la mejor canción del disco.

“Means To An End” no afloja para nada. Con unos arreglos de Andreas Kisser que a veces recuerdan a “Refuse/Resist”, con esos arpegios disonantes tan característicos, la composición cabalga a medio camino entre el groove más actual y la psicodelia de la parte central. El “Wake Up!” cantado a pleno pulmón es una de los grandes momentos del plástico. Las tesituras vocales parece que tienden a querer bajar al gutural puro y duro en según qué fases y el trabajo de Casagrande es, como casi siempre, inconmensurable –y cada vez más progresivo, con un buen puñado de polirritmias por medio-.

Un tapping con dos guitarras doblando la melodía sirven como intro de “Last Time”, segundo adelanto de ‘Quadra’, que mantiene el estilo frenético de sus predecesoras así como las experimentaciones –esta vez con coros al más puro estilo eclesiástico- que anticipan una narración en forma de susurro para acabar otra vez por todo lo alto. El fan de Sepultura esbozará una sonrisa al encontrarse con tres temas seguidos de este altísimo nivel, los cuales no faltarán en su próximo setlist con toda seguridad.

Con “Capital Enslavement” la fusión entre las introducciones de “Rattamahatta” y “Phantom Self” parece evidente. Después de eso, nada que ver, exceptuando algunas arreglos tribales puntuales. Siguen las composiciones con la rapidez como bandera, solos de guitarra incendiarios y un Derrick Green inmenso. Si cierras los ojos puedes ver ya los circle pits coronando las explanadas de los festivales veraniegos. “Ali” podría ser una canción de los Pantera de ‘Reiventing The Steel’, y con eso ya está prácticamente todo dicho. Lo mejor: el riff a una nota de la parte central a medio camino entre Dimebag y Dino Cazares. Lo peor: empieza a perderse la frescura de los primeros 20 minutos.

Más allá del thrash metal

La progresiva “Raging Void” marca el punto de inflexión en el disco. A partir de aquí empieza la rama más experimental de ‘Quadra’. Canciones donde las revoluciones por minuto caen en picado y el timbre de la voz de Green juguetea con tonos más cálidos y melódicos. No sería nada negativo de no ser porque la calidad de las piezas palidece en comparación con los primeros cortes. Quizá sea “Guardians Of Earth” lo mejor de la segunda mitad del plástico, con una estructura heredera de los cortes más pesados de ‘Machine Messiah’. En ella podemos en encontrar más coros, guitarras acústicas y hasta melodías con cierto aire medieval y arabesco.

“The Pentagram” es una instrumental que sirve para el lucimiento de Kisser, Casagrande y hasta Paulo Jr. “Autem” alberga el mejor estribillo de los más de 50 minutos de duración –tremendamente pegajoso- pero por desgracia no tiene nada más y se quedará en un segundo plano. El tema título no deja de ser un pequeño interludio que da paso a la melodramática “Agony Of Defeat”, rara avis en el universo Sepultura por su cadencia más tradicional y hasta en momentos hardrockera, aderezado con arreglos de violines y algún que otro grito furioso del robusto vocalista. Se presupone mejor la intención que el resultado final.

Y todo llega a su fin con “Fear; Pain; Chaos; Suffering”, con la colaboración de Emmily Barretto (Far From Alaska) en tareas vocales, que consigue un cierre que se sale de los cánones del grupo, y  solo por eso merece un aplauso. ‘Quadra’ no volverá a situar a Sepultura como cabeza de cartel de ningún festival de envergadura –cosa que, siendo francos, no creo que nunca puedan volver a lograr- pero deja media docena de gemas, convirtiéndose en su mejor disco desde aquel lejano ‘Roots’ lanzado hace más de veinte años. No creo que eso tenga poco mérito.

Jano Carbia

Grupo:Sepultura

Discográfica:Nuclear Blast

Puntuación:7

Canciones:

  1. Isolation
  2. Means To An End
  3. Last Time
  4. Capital Enslavement
  5. Ali
  6. Raging Void
  7. Guardians Of Earth
  8. The Pentagram
  9. Autem
  10. Quadra
  11. Agony Of Defeat
  12. Fear; Pain; Chaos; Suffering

Año:2020-02-07

Votación de los lectores:5