Royal Blood: Typhoons
El bajista y cantante Mike Kerr y el baterista Ben Thatcher crean su tercer álbum de estudio. Con un giro de timón arriesgado consiguen acorralar a las personas que siguen al grupo. Ofrecen una escena más bailable y electro, después de transmitir otras sensaciones en sus dos primeros discos de estudio. No todo el mundo tiene fe para tanto, y Royal Blood ha tensado mucho la cuerda.
El rock se puede bailar. Hay que partir de esta premisa para ser sinceros. Otros estilos te obligan a mover el cuerpo, te guste o no. ‘Typhoons’ es un disco muy esperado por muchas personas, que quizás algunas tengan sentimiento de arrepentimiento, sobre todo si te obligan a escuchar dance o música muy cercana a la disco. De bailar ni hablamos, o puede que sí. Estamos delante de un disco bailable al 90% con muchas influencias visibles que han dejado atrás sonidos más oscuros y rockeros. Podría parecer que se trata de otra banda, de otros músicos.
Aunque la música tampoco sea tan distante a sus dos primeros trabajos, sí que se aprecian diferenciaciones muy pronunciadas en la producción del disco y en su composición. La batería, el bajo y la voz se embadurnan por completo en conseguir otra finalidad con su música: bailar. Si apuntas mucho tiempo en una dirección y cambias de objetivo sin miramientos, luego no te puede sorprender que al mundo le sorprenda tu atrevimiento y firmeza. La creatividad puede ayudar poco a reconducir las impresiones y opiniones nuevas.
Mucho baile sin previo aviso
“Trouble’s Coming” inicia el disco de forma tímida pero con un paso bien fijado. Es el primer sencillo que la banda adelantaba en septiembre del 2020. Comienzan las ganas de bailar y se calientan los motores. El primer sabor que aparece deja en el paladar un fuerte sabor a cambio junto a un sonido muy producido y muchos detalles sonoros. El tema tiene tintes discotequeros y el sonido radio fórmula está muy presente.
Sigue el ambiente dance en “Oblivion” con sonidos algo más rudos, pero muy bailables. Los platos de la batería brillan y el charles hace las delicias con su sonido mágico. El bajo suena más apretado y denso. La voz está cargada de efecto y los coros endulzan los pasajes. El sonido se presenta muy trabajado.
Con unos coros estirados y una potente base rítmica comienza “Typhoons”, canción que le da nombre al disco. Es el segundo sencillo liberado en enero de este año. Aparecen y rondan las referencias sonoras del dúo en las que se encuentran fragmentos de WolfMother insertados en pasajes de las notas de bajo, entre otras apreciaciones. El sonido cuidado y bien producido deja un buen sabor de boca para iniciarse en el baile, en este caso un baile rockero, pero contenido. Escuchando esta canción viene a la cabeza el sonido y composición de Lenny Kravitz presente en algunos discos más electrónicos y con tintes más intimistas de la fiera de Manhattan.
“Who needs Friends” comienza con un sonido que recuerda algunos trabajos de Marilyn Manson y un ritmo muy íntegro. Percusiones acompañan al sonido para facilitar su digestión y refrescar la rítmica. Cortes marcados de cuerdas y batería unen bloques de compases para crear subidas y tensiones en el tema. Coros muy funk irrumpen para generar atracción y endulzar la parte melódica.
Sonidos electrónicos dan el pistoletazo de salida en “Million and One” junto a unas melodías musicales propias de las producciones de Hollywood de los ’80. Aparece un sonido de piano que le da sobriedad al corte. Tema algo apagado que ofrece un baile algo depresivo. Sonidos electrónicos comparten escena con la voz en buena parte de la canción. Alguna parte da relevancia a la electrónica con melodías minimalistas. Baile íntimo y reflexivo en este tema de decadencia.
Sonidos minimalistas y cercanos a estilos electro abren el tema “Limbo”, tercer sencillo que la banda desató en marzo de este mismo año. Tema con un gran carácter y personalidad. Cercano a sonidos de Queens Of The Stone Age, y a la vez, a ritmos bailables. Fuerte acento discotequero y festivo se degusta en esta canción, mezclando dialectos y estilos musicales en el que el rock, aunque rebajado, está presente. Mezcla poco digestiva para seguidoras y seguidores anteriores del grupo, que no tengan predisposición al baile. Todo esto no influye en que Royal Blood muestra una gran obra creativa, con un cambio de rumbo potente.
“Either You Want It” tiene un sonido aparentemente sucio. Aunque con la escucha de unos segundos se puede apreciar que la producción en este disco hace mucho. Modificar la voz principal con algún efecto, corregir sonidos para que sean muy adecuados al resultado e introducir sonidos, y coros que sorprenden por su integración son algunas de las muestras de la calidad sonora, en estudio por supuesto, que Royal Blood ofrece en este disco ecléctico.
“Boilermaker” sigue lanzando al oído un bajo furioso pero repetitivo. La voz ofrece algún cambio de voz, mientras baila sobre la base compuesta con acierto. La batería se puede hacer monótona y repetitiva, aunque es parte esencial del sonido y composición que se ofrece en esta obra. Pasajes más rockeros aparecen para desvanecerse en la integración de unos compases bailables. La composición se reviste de ambiente dance.
“Mad Visions” tiene un sonido que se acerca tanto como se distancia al de bandas como White Stripes. Este disco es más una composición de influencias bailables que una creación totalmente propia. Aparecen melodías y momentos muy repetidos ya en otros temas. La fórmula se agota de forma rápida. Las voces ya empiezan a cansar, incluyendo los coros.
Más ímpetu encontramos en el principio de “Hold On”. Falsete en la voz para dar frescura desde el principio que ofrece más de lo mismo: patrones repetidos, toques idénticos y formas ya desgastadas en otros temas. Coros muy similares a los de otras canciones desvanecen toda esperanza en el estribillo. Bailar este disco entero es un acto masoquista. Para acabar, el piano se hace el protagonista. “All We Have Is Now” ofrece unos sentimientos melancólicos e íntimos. Tema cercano a la canción de autor. Final de disco que no deja buena sensación.
La fe no da para tanto
Si un grupo presenta bajo el mismo nombre una obra con cambios tan importantes en el sonido y estilo, no es de extrañar que se pierda la fe. La parroquia tiene un límite. Siempre quedará alguien que le guste, pero sinceramente, lo más apropiado es un cambio de nombre de la banda. Y también habrá quien diga que no es para tanto, pero las evidencias están claras y expuestas. La dureza y contundencia se han cambiado por elegancia y dulzura. Incluso la batería tiene un sonido disco. La voz se ha convertido en sonido de diva, y el bajo se ha desprendido de su contundencia, que aunque parece recio se integra en una base más pop y discotequera.
La composición se mantiene firme aunque filtrada por el tempo que invita a mover el esqueleto. Y los arreglos de sonido, que son muchos, también dirigen al oyente a seguir unos patrones excesivamente marcados. Algunos temas integran partes o pasajes muy contundentes, cosa que logra confundir más la percepción y la escucha. Un desarreglo total. Saltar de un rock tan básico a algo tan diferente es algo que se hace con intención.
Las letras se nutren de un espacio personal en el que diversos temas son tratados desde un punto de vista monótono y depresivo. No todo baile es alegre, ni toda alegría es bailable. Camuflar la propia conducta en aspectos sociales asociados con la diversión (bien vistos) puede ser una señal de alarma difícil de detectar.
A ver en directo (en un ambiente disco) que tal se transmite este trabajo, creado con una intención que dejará fuera a una parte importante del aforo, y no será por falta de ganas de bailar, si no por la impuesta voluntad de cambio de una banda que si con dos trabajos publicados es capaz de realizar tal giro, no es posible imaginarse su futuro cercano. Y cabe remarcar que se podían bailar, pero de otra forma, sus primeros dos grandes discos. Los tifones pueden arrasar con todo, incluso con su propio cread
Julián Guisado
Grupo:Royal Blood
Discográfica:Warner Music
Puntuación:7
Canciones:
- Trouble’s Coming
- Oblivion
- Typhoons
- Who Needs Friends
- Million and One
- Limbo
- Either You Want It
- Boilermaker
- Mad Visions
- Hold On
- All We Have Is No
Año:2021-04-30
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