Riverside: ID.Entity

No es fácil encontrar en el rock progresivo esa banda que produce un pellizco en sus oyentes. Es un mundo en el que predomina el alarde técnico y los cambios de ritmo y ambientación para producir canciones con una ejecución impoluta pero que, en la inmensa mayoría, no desprende ningún tipo de sentimiento.

Riverside es una banda que escapa a esa definición generalizada. La técnica está presente, las inesperadas variaciones de métricas y armonías también, pero transmite a través de su música un amplio abanico de emociones. Eso los convierte en un baluarte de un estilo en el que, como en casi todos, toca separar el grano de la paja. Después de más de cuatro años, regresa el cuarteto polaco para ofrecer una entrega que si bien guarda similitudes en favor de la evolución de su anterior ‘Wasteland’, recupera la pegada sin apósitos de algunos de los discos más admirados de sus seguidores: ‘Second Life Syndrome’ (2005) y ‘Anno Domini High Definition’ (2009).

Un poco de lo nuevo y un poco de lo antiguo

Ese cambio de tornas respecto a sus últimos trabajos no se percibe con claridad en “Friend or Foe”, corte con el que abren y en el que los sintetizadores juegan un papel muy importante para aclimatar los cambios de ritmos y las partes lentas. Como no podía ser de otra forma, las melodías vocales de Mariusz Duda son una delicia para el oyente más exigente.

La armadura de sus canciones se transmuta con “Landmine Blast”, aunque en el tema anterior ya habían soltado alguna que otra pincelada. Los polacos van directos a la yugular sin muchos rodeos, poniendo en preaviso a sus seguidores de lo que encontraran en este octavo disco de estudio. La comunión perfecta surge en “Big Tech Brother”, uno de los más destacados de todo este álbum. La banda de Varsovia se emplea a fondo con unos intercambios de armonías que pasan del golpe seco a los pasajes relajados y dramáticos casi sin parpadear. Por su título ya se deduce que su letra – como todas las escritas por Duda – es digna de estudio, por su crítica a la deshumanización de las personas en favor de la exposición pública a través de las redes sociales en manos de las grandes corporaciones tecnológicas.

No se baja el nivel con “Post-Truth”, con unas melodías de guitarras sublimes. Acompañadas de unas líneas vocales cargadas de pasión y con virajes rítmicos apoyados en duros riffs, el tema es otra maravilla. La fiesta progresiva continúa con la épica “The Place Where I Belong”, el tema de más duración en la que el grupo expone todas sus bondades a un altísimo nivel. Predominan las partes calmadas muy de la escuela Porcupine Tree, pero nunca se pierde el sello de identidad de Riverside, capaz de mostrar su faceta más camaleónica.

En “I’m Done With You” despliegan su rock progresivo más duro e incluso agresivo, con unos despliegues técnicos que siempre se destinan a favor de la canción en sí. Que fuera elegida como primer single no fue una elección al azar, porque posee una pegada como pocas. Precisamente la rockera “Self-Aware”, con la que cierran este disco, fue el segundo adelanto de ‘ID.Entity’. El combo polaco opta por fórmulas y estructuras básicas en las que no serán pocos los que detecten la fuerte influencia de Rush, los padres del estilo.

A un alto nivel

Riverside solo necesita siete canciones para regalarle a sus seguidores un cuadro lleno de colores y matices. Se nota que es un álbum que se ha compuesto por y para el directo, marco en la que sus músicos se sienten más que cómodos. De forma parcial han dejado atrás la premeditación y el refinamiento que ofrece un estudio y han optado por reflejar sus inquietudes musicales en unas canciones donde nunca se pierde de vista el virtuosismo, pero tampoco el contagio de múltiple sentimientos.

‘ID.Entity’ vuelve a situar a Riverside entre los favoritos de un género musical que se niega a desvalorizar sus cualidades. Es el típico trabajo que dentro de equis años se disfrutará de igual forma por su alto nivel musical y lírico.