Redshark: Digital Race

Después lanzar dos EPs que no dejaron a nadie indiferente dentro del underground, los catalanes Redshark han lanzado el que será su primer LP, un ‘Digital Race’ que se plantea como la consolidación de una de las propuestas más serias dentro de la escena nacional y como la culminación de un proyecto y un estilo que poco a poco ha obtenido su propia personalidad.

Desde hace unos años, Barcelona es la cuna de una de las escenas más fructíferas de speed metal de toda la península, comenzando a comerle el terreno a ciudades como Murcia, que tradicionalmente ha sido responsable de proveernos de un sinfín de bandas del estilo. Löanshark, Savaged, Age of Steel o Street Lethal son solo algunas de las otras agrupaciones que han surgido a raíz de este movimiento, de las que Redshark, con su flamante primer LP bajo el brazo, se alza como uno de sus mayores exponentes.

Una propuesta reconocible pero novedosa

“The Drill State” y su regusto al Thrash temprano de la Bay Area es la responsable de abrir ‘Digital Race’ y de empezar, viva la redundancia, una carrera de altas velocidades que ya no aflojará su ritmo en todo el trabajo. La canción es directa, y aunque su planteamiento podría parecer algo plano, el melódico riff que sucede a los solos nos recuerda que estamos escuchando Speed y que hay más matices que apreciar.

Sin dejar ni un segundo para respirar, “Never Too Late” es un contraste a medio tiempo que abraza las raíces más New Wave y permite explotar la versátil voz de Pau Correas, que ya sea con un rasgado estremecedor o con registros más melódicos, alcanza unos agudos que suenan como si alguien le hubiera dado a Midnight un carajillo antes de grabar ‘Transcendence’.

La misteriosa y homónima “Digital Race” supone otro abandono de la caña en pos de una estructura más técnica, mostrando que Redshark han crecido respecto a sus EPs y de que son capaces de mucho más que solo ser veloces. El tema juega mucho con el doble pedal de Marc Striker en los vacíos de los riffs, pero al mismo tiempo el grupo sabe cuándo ser comedido para que las partes cañeras suenen aún más devastadoras.

El ochentero sintetizador de “Arrival” sirve para engañar al oyente y arrojarnos de nuevo a la caña de “Mars Recall”, uno de los momentos más eminentemente speed metaleros de todo el trabajo, aunque con muchas reminiscencias de los momentos más duros de Queensryche. Temas como estes evidencian que el grupo, aunque no ha abandonado sus raíces más punkis, si que se ha lanzado a explorar unas composiciones que estén a la altura de la sobrada aptitud de sus componentes, aún en detrimento de la caña salvaje que hiciera célebre a ‘Evil Realm’.

Hablando de su anterior trabajo, “Kill Your Idol” se me antoja como un sucesor espiritual de “Burn Your Flag” y de su anarquismo sin tapujos, aunque con unos arreglos estructurales que ponen de manifiesto el progreso técnico con el que ha experimentado la banda en ‘Digital Race’. En esta línea, “The Death Rides” abraza toda la adrenalina del speed punky que puso a los barceloneses en el mapa y lo eleva a la décima potencia, que no la enésima. La velocidad es capaz de suscitar envidia entre cualquier banda de Power Metal, y su pegadizo estribillo me hace pensar que es una canción que ha llegado para ser la que dé notoriedad a la banda.

“Burning Angels” tal vez sea la canción más experimental y sesgada del trabajo, en el que todo, desde la voz de Pau hasta las melodías de guitarra de Philip Graves juegan con unas armonías que no por lo tranquilas son menos sesgadas, recordándome por momentos a los cortes  más sesgados de los Helloween de los ’80. Siguiendo con esta dinámica, “Pallid Hands” arranca con una únicamente con la guitarra acústica y la voz de Pau para presentar la primera power ballad del grupo. El juego con solos duales en el apacible principio, el juego flamenco del desenlace y los melódicos girtos hacen que el tema emane personalidad por todos lados, pero pese a todo, se nota que es un formato de canción nuevo par la banda y con el que aún no se sienten del todo cómodos.

El final llega con la épica “I’m Falling”, que con casi 6 minutos de duración es el tema más largo que la banda haya compuesto. En ella podemos ver la culminación detrás del concepto compositivo que el grupo parece haber encarado en ‘Digital Race’, pues aunque la velocidad y los riffs brutales están ahí, se ven empujados fuera del primer plano en pos de la melodía y de la importancia a la lírica. El trabajo se despide con una grabación de calidad casera y producción lofi en la que el estribillo se repite en acústico, sirviendo como el toque justo de melancolía para despedir el trabajo.

Una evolución innegable

Siempre es muy complicado para un grupo sacar adelante ideas nuevas o desarrollar un concepto musical nuevo sin “traicionar” sus raíces. En la historia del heavy metal se ha tendido a usar muy a ligera términos como vendidos o comerciales para referirse con desdén a bandas que muchas veces solo estaban tratando de probar cosas nuevas, no de reinventarse.

Teniendo eso en cuenta, Redshark en absoluto ha roto con lo que fuera ni ha reinventado la rueda, porqué la verdad, no creo siquiera que lo desearan. Lo que si han hecho ha sido construir sobre unas raíces que ya eran sólidas, conservando el furor y la agresividad que le dieran encanto a ‘Evil Realm’ para añadirles unos rasgos técnicos y una profundidad que tal vez hace unos años no hubieran sido capaces de sacar adelante.

Sea como fuera, lo que es innegable es que ‘Digital Race’ es un debut por todo lo alto que construye sobre lo que hubo antes sin miedo a ser su propia bestia, culminando en un L.P. con mucha personalidad y con el potencial de reavivar el interés por un género tan ligado al underground como lo es el Speed Metal. Sin duda alguna será uno de los lanzamientos nacionales que más dará que hablar en 2022, y con un poco de suerte, será el responsable de elevar a Redshark al reconocimiento que merecen dentro de la esc