Epica: Omega
Desde los Países Bajos llega esta obra musical en la que Epica se mantiene fiel a su estilo y ofrece un gran trabajo mediante una composición sólida y de calidad en el que han utilizado las facilidades tecnológicas actuales para trabajar desde la distancia por la situación sanitaria epidemiológica.
Este trabajo mantiene al grupo de metal sinfónico en uno de los primeros puestos del estilo en la actualidad. Su octavo disco de estudio muestra cómo mantener la frescura y la calidad musical mediante un trabajo excelente de composición y de adaptación a la situación actual de pandemia. En el caso de Epica se puede observar y degustar en ‘Omega’ cómo a la hora de componer los nuevos temas las nuevas tecnologías han servido para potenciar lo mejor de cada integrante.
Se nota en este álbum que poder compartir al momento ideas y melodías, estructuras o letras y puntos de vista, ha generado una obra más completa y fresca que se mantiene dentro su estilo. La excelencia se puede alcanzar por diferentes vías y una forma cómoda es trabajar desde casa con tiempo y perspectiva. Al tratarse de un grupo con mucho nivel de composición musical a sus espaldas el salto cualitativo es evidente y se demuestra con un disco maduro y fresco lleno de melodías y musicalidad que enriquecen una trayectoria de éxito.
Al principio de todo final
Muchos discos han comenzado -y comenzarán- con una intro. Otros empiezan con una intro y acaban con un outro. En ‘Omega’, Epica rentabiliza el nombre del disco para empezar y acabar el trabajo en referencia a la misma obra con un tema de apertura «Alpha – Anteludium» y otro como broche de oro «Omega – Sovereign of the Sun Spheres».
Las referencias de este grupo a la filosofía, a la religión y al sentido oceánico del todo siempre han estado presentes. Tratar con temas existencialistas requiere una cultura amplia y un conocimiento de la historia clásica que incluye un acercamiento al mundo oculto, en el que los huecos de historia sin rellenar permiten soñar y divagar con libertad.
Epica muestra mundos conectados por religiones ancestrales, conexiones cósmicas que unen al ser humano con elevados dogmas y conocimientos que se remontan al origen de los tiempos. La libertad dentro de un destino ya definido conduce a un final inexorable, ya vaticinado desde tiempos remotos.
Dentro de Omega
«Alpha – Anteludium» tiene el honor de ser el tema instrumental que abre el disco. Un piano dulce y muy melódico abre la intro junto al sonido clásico de sintetizador de la banda, a los que se une una flauta en total armonía. Transmite fuerza, clasicismo y epicidad, es evocador y conduce hacia un principio ya distante pero a la vez cercano. Los coros finales humanizan este comienzo que se hace corto, sobre todo con su parte orquestal en la que sube la intensidad para dejarnos la miel en los labios. También es verdad que si las intros son demasiado largas pueden llegar a aburrir.
«Abyss of Time – Countdown to Singularity» empieza con una soberbia melodía. Un placer el poder escuchar estas composiciones que junto a la voz y técnica del grupo, han hecho reconocible la identidad sonora de este grupo. Junto a las voces comienza a sonar un patrón rítmico con el doble bombo por bandera. Las voces combinadas de Simone Simons y Mark Jansen han generado ríos de tinta y admiración. Pero la verdad es que la combinación de los gruñidos guturales y la voz de mezzosoprano de la cantante hacen la delicia de todo tipo de público, mucho más allá de los amantes del metal sinfónico.
Es una dicotomía sonora bien conocida en el estilo, y a la que pocos grupos han sabido exprimir de la forma que lo hace Epica. Las melodías de sintetizador toman las riendas armónicas y el sonido exhibe una producción muy detallada, aunque le falta chispa y nivel a las guitarras. El bajo, aunque necesario, no destaca; su esfuerzo se dirige a ampliar la base y poder dar cohesión a las partes que cada instrumento y las voces desarrollan.
Deliciosas melodías transportan a mundos imposibles y bucólicos. Las voces se unen en un baile apasionante en algunos momentos, en una combinación complementaria y perfecta. Se abren partes con riffs de guitarras y momentos operísticos. Parones con voces más graves y guitarras algo retorcidas abren melodías de coros y de viento, devolviendo al oyente a la intro por algunos instantes. Maravilloso tema con una composición y producción excelente que pone la piel de gallina.
En la letra se halla filosofía gnóstica y habla de la creación del mundo, del tiempo, del cosmos y del Demiurgo (dios creador del mundo y del universo). Nada mal para un auténtico sencillo que ha sido el primero en asomar la cabeza en formato de video y que a día de hoy está cerca de los dos millones de reproducciones en YouTube.
Entrada de piano en «The Skeleton Key» con un sonido de sintetizador zumbón. Se abren unos coros magníficos y grandes. El ritmo pasa a ser más pesado y denso, como enturbiado. La voz delata inquietud, misterio e incertidumbre. Cortes de cuerdas establecen un baile fantasmagórico con la voz hasta abrirse en una melodía más amplia en el estribillo.
Buen contraste de sensaciones en este tema, que cambia constantemente entre la incertidumbre y la claridad, entre la luz y la oscuridad. Lástima que las guitarras no tengan un poco más de protagonismo sobretodo en las partes más melódicas. Los coros operísticos se intercalan en momentos de composición llenos de grandeza. Incluso en el solo le falta a la guitarra algo más de protagonismo.
Epica compone con visión de conjunto, eso está claro, y le da más importancia a las melodías de sintetizador que son las que llevan el peso armónico de su música. Seguimos con otro tema que hace referencia al sello de Salomón «Seal of Solomon», otra referencia más de la banda al mundo ocultista y místico, en este caso a uno de sus desarrolladores o detonantes en el mundo occidental. Este arranca, como no, con una melodía y escala arabesca (con aires egipcios) que ilustra el trasfondo geográfico y cultural del tema.
Siguen unos coros poderosos y orgullosos que se embarcan en una melodía gloriosa transportando al oyente a oriente. La voz gruñona de Mark Jansen vuele a mezclarse entre cortes de guitarra y notas de sintetizador junto a la de Simone para explotar en un estribillo épico. Pueden parecer melodías algo repetidas, pero la combinación de estas hacen olvidar cualquier parecido. Hay un cambio melódico con la voz que desemboca en un solo de lo más sugerente y arábico. Acaba el tema con un estribillo unido por el sonido de unas campanitas.
En «Gaia» encontramos otra referencia a la tierra con el título del tema como nombre ancestral de la misma, como ser vivo y madre de toda la vida que reside en ella. Coros solemnes y un buen riff de guitarra abren el tema, y crece la magnificencia con el doble bombo. Tema con cortes rítmicos y vocales. Por cierto que la voz principal parece algo más baja de nivel en este corte. Estribillos se combinan con partes cortantes rítmicas.
La batería suena a un nivel sonoro resguardado, sacrificando los platos en gran medida. El trabajo por ello no deja de ser excelente. Siguen los solos sin tener una importancia significativa. Hay un medio tiempo en el que se acunan las melodías y las combinaciones de voces y coros. El sonido melódicamente hablando es excelente, se nota que es un grupo con casi veinte años a sus espaldas.
«Code of Life» abre con un viento surgido de una flauta inmerso en un ambiente ancestral lleno de detalles, sonidos de cascabeles (que recuerdan a la serpiente de cascabel), coros tribales, y percusiones ancestrales. Parece un rito a la luz de la hoguera. Continúan las melodías de un corte egipcio que transportan a templos antiguos y olvidados. La melodía de voz redirige a la luz con un mensaje al que agarrarse. Estribillo con un marcado bombo que también hace de guía.
El grupo traslada con un chasquido de dedos a otra realidad. Hay una parte en la que la voz gutural reconduce al oyente al conocimiento oscuro. Excelente trabajo de coros, aunque en directo toda esta producción es difícil de realizar sin utilizar grabaciones y cortes pregrabados. Interesante final del tema que mezcla coros con las cuerdas y batería que ofrecen la sensación de retorcer los últimos compases.
Todo el mundo ha escuchado ese relato de sabiduría que cuenta que llevamos dos lobos dentro de nosotros, uno bueno y otro malo, y ante la pregunta ¿Qué lobo gana? el viejo sabio responde: «El que tú alimentes». Justo de esto habla Epica en este tema «Freedom – The Wolves Within» y dice que se puede elegir. Entrada operística y con coros profundos, transcendentales. Sonidos de sintetizador que recuerdan a Moonspell en la entrada y en algunos breves momentos.
La voz devuelve a Epica. Simone encaja a la perfección con las guitarras cortantes. Excelente melodía en el estribillo. Es un placer la escucha de un combinación tan perfecta y profunda, una simbiosis perfecta de melodías, tonos, buen gusto, composición y armonía. Por lo demás, la fórmula del tema es parecida al de los demás, y funciona. Seguimos encontrando alguna parte de sonoridad arabesca, que tan bien queda en su justa combinación. Final de tema con coros y algo de voz gutural.
El disco sigue con la tercera entrega (o tercer acto) de «Kingdom of Heaven, Part 3 – The Antediluvian Universe», la canción más larga del disco, que sigue con más de diez minutos (de media) característicos de «Kingdom of Heaven» sea cual sea su parte (primera, segunda o esta última). Las comparaciones pueden ser odiosas pero al formar parte de una obra en tres partes (de momento), se hacen necesarias.
Comienza con una entrada de más de dos minutos de vientos y cuerdas: Dungchen, flauta y violín. Sigue, como si de una banda sonora se tratara, con un movimiento orquestal. La entrada es parecida a la primera canción «Kingdom of Heaven», pero con una entrada el doble de larga y se queda corta en la agresividad que esta primera parte tiene, que da por supuesto la guitarra, rabia y agresividad que se han evaporado en gran medida.
En la segunda parte de este tema por fascículos también encontramos una intro con sonidos parecidos, pero con la incorporación de una guitarra, y dura alrededor de un minuto y medio. Seguimos con esta tercera entrega: la batería establece un ritmo acelerado y la sinfonía del sintetizador dirige a un ritmo cortado de guitarras, que como siempre, hacen de alfombra para la voz, que es acompañada en algunos momentos de otra voz femenina en formato de coro. La calidad de la producción que tenemos en escucha es muy grande. Se abren medios tiempos bucólicos en los que la voz brilla.
La voz gruñona se intercala con composiciones de guitarra más oscuras. Esta fórmula se alterna con algunos espacios musicales en medio: el primero es un piano atrevido con el apoyo de sintetizador y un subidón orquestal con una parte rítmica muy potente (en la que la guitarra podría tener más volumen). En otro espacio se puede mascar una atmósfera fantasmagórica y se puede oír el sonido de un theremín o eterófono. Vuelven los gruñidos para dar paso a un solo sin ánima para volver a las melodías vocales de Simone. Final solemne para un tema y una saga de canciones operísticas.
Los ríos en el mundo de los sueños, y según algunas corrientes de pensamiento al respecto, muestran el camino de la vida, desde que nacen (nacimiento), se desarrollan y viajan (crecimiento y vida), hasta que desembocan en el mar (muerte y unión con un todo). El noveno tema de ‘Omega’ hace referencias a este pensamiento y a temas relacionados con la supuesta unión de todos y todo en la desembocadura del río, en el final del camino, donde todo cobra sentido. Entrada al tema con unos coros oníricos acompañados de un piano oscuro y profundo.
Se inicia una melodía con el mismo instrumento que invita a pensar, para dar paso a una melodía de voz preciosa a la que unos coros también femeninos responden. Excelente voz en un tema muy bonito y bucólico. Un entorno ambiental inspirado en los sueños que impulsan las guitarras que acompañan las melodías de voz y de piano, y se conjuntan con coros y la batería. Uno de los mejores temas del disco que acaba en un precipicio oceánico.
«Synergize – Manic Manifest» se inicia con una cabalgata sinfónica bastante épica. Entra la voz con sus pertinentes riffs de guitarra cortantes, y dan paso a partes más melódicas de voz y coros de diferente sonoridad. La composición es majestuosa, diferentes ritmos y melodías se intercalan. Partes con tempos diferenciados ofrecen profundidad y desarrollo siempre acompañados de coros.
Las guitarras en este tema parecen poderse identificar con mayor facilidad. Gran trabajo de la batería con partes de bombo y caja, y doble bombo frenético. Epica demuestra su gran calidad tanto en la composición como en el desarrollo. Final con alusiones a pasajes atmosféricos e imaginativos con una voz perfecta que rematan la faena con un momento musical excelente.
«Twilight Reverie – The Hypnagogic State» es el penúltimo tema de este gran trabajo. Empieza con una base potente. Destacable la composición y el trabajo percutivo de la batería. Comienza la voz bien acompañada por grandes coros. Y como siempre se alterna con guitarras muy marcadas y cortantes para abrirse en un gran estribillo, solemne, imponente.
En la estrofa un piano acompaña a la voz mientras avanzan en el camino junto al sintetizador y a los coros. En este tema se puede ver el gran trabajo que tiene la banda con la composición en momentos en los que utilizan instrumentos de cuerda clásicos (mediante el sintetizador y/o partes pregrabadas), con la unión de partes guturales, solos y vueltas al estribillo. Remata la faena «Omega – Sovereign of the Sun Spheres» en el que encontramos una entrada épica seguida de unas guitarras muy bien ejecutadas y un movimiento de notas oscuro. La voz una vez más se acompaña de cortes rítmicos para también unirse a gruñidos y alternancias con voces.
La fórmula poco varía, pero el resultado es muy bueno. Es un placer disfrutar de la voz de Simone y en conjunto de esta banda tan eficiente. En este último tema las guitarras son aprovechadas con más intensidad y libertad. La dureza de las cuerdas se puede apreciar con mayor facilidad. Final épico y grandioso, para un trabajo enorme.
Uno de los discos del año en general y en particular dentro del metal sinfónico. Fórmulas repetidas pero efectivas. Un gran talento de interpretación, composición, ejecución, fusión y grabación muestran una obra que roza la perfección. Una muestra del conocimiento cultural en sus ideas, letras y desarrollos deslumbran ante tanta capacidad creativa y melódica. Esperemos que Epica pueda realizar ya en este año algunos conciertos y que también toquen junto a Apocalyptica esa gira que puede volvernos locos a (casi) todos. El talento se tiene o no se tiene, y además, hay que saber reconocerlo
Julián Guisado
Grupo:Epica
Discográfica:Nuclear Blast Records
Puntuación:9
Canciones:
- Alpha - Anteludium
- Abyss of Time - Countdown to Singularity
- The Skeleton Key
- Seal of Solomon
- Gaia
- Code of Life
- Freedom - The Wolves Within
- Kingdom of Heaven, Part 3 - The Antediluvian Universe
- Rivers
- Synergize - Manic Manifest
- Twilight Reverie - The Hypnagogic State
- Omega - Sovereign of the Sun Sphere
Año:2020-02-26
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