Nad Sylvan: The Regal Bastard

Nad Sylvan finaliza la trilogía que comenzó en 2015 con su más reciente trabajo de estudio: 'The Regal Bastard', álbum lleno de sorpresas que consiste en casi 60 minutos de pasión, alma y nostalgia en 9 piezas musicales.

El veterano artista sueco Nad Sylvan está de vuelta. Después de unos años dejando de lado su carrera en solitario, comenzó una trilogía discográfica en 2015 con el álbum ‘Courting The Window’, seguido por ‘The Bride Said No’ (2017). Su última entrega es ‘The Regal Bastard’, disponible el 5 de julio vía Inside Out, está llena de sorpresas y con un estilo que es pura nostalgia. Dos años de trabajo dan como resultado este personal álbum del cual Sylvan está especialmente orgulloso.

El propio artista ha escrito, arreglado, producido y mezclado el álbum, aportando su firma personal en cada nota. Además, lo acompañan en este larga duración un conjunto de músicos excepcionales que forman parte de la intensa riqueza sonora del álbum. La mayoría ya trabajaron anteriormente con Sylvan en su segundo álbum, y esa compenetración se nota. Todos juntos crean este intenso trabajo, lleno de pasión y fuerza. En lo que respecta a sus directos, asistieron a la edición de 2018 del festival barcelonés Be Prog! My Friend, aunque este año nuestro país queda fuera de su gira.

Nostalgia en estado puro

Inaugura el álbum con la canción «I Am The Sea», que comienza expectante, con su característica voz marcando el ritmo de una melodía que va apareciendo sutilmente con una intensidad que crece poco a poco. A lo largo de casi 8 minutos, las subidas y bajadas nos llevan por un viaje sonoro de lo más interesante. La voz y los coros van guiando la instrumental, variante y llena de sorpresas. El estilo musical es difícil de definir, bañado en un intenso rock progresivo, con un sonido nostálgico y un tempo lento y pesado, hilado con una melodía protagonizada por la voz y algún sutil solo de guitarra.

«Oahu» sube el ritmo ligeramente con un sonido más contundente y directo, con menos sutilezas, pero manteniendo ese espíritu nostálgico y esa personalidad tan entrañable. Los cambios y las sorpresas forman también parte de la estructura de esta canción. No es un estilo para todos los gustos, pero resulta una escucha amena y agradable gracias a los cambios sonoros y a todos los detalles que componen estas canciones.

Manteniendo ese sonido que rememora a otras décadas anteriores, «Whoa (Always Been Without You)» combina esos elementos con otros más actuales, con una atmósfera intensa, con un ritmo pesado pero elementos musicales ligeros que se complementan. En esta ocasión, las sorpresas quedan en un segundo plano, con una estructura más predecible pero compensada por una ambientación sonora con más fuerza.

Sorpresas sonoras y un estilo personal

Como elemento diferenciador, llega el estilo funky de «Meet Your Maker», con una personalidad diferente sin perder la esencia que engloba todo el álbum. Un agradable añadido es la colaboración vocal de Tania Doko, que aporta frescura en combinación con la característica voz de Nad Sylvan. A continuación llega la homónima «The Regal Bastard», de más de 12 minutos de duración que dan para mucho.

Comienza lenta y sencilla, con la voz como elemento conductor acompañada por un teclado. Poco a poco, se van incluyendo diversos instrumentos y van aumentando el ritmo y la intensidad. La duración de la canción permite momentos instrumentales de lo más experimentales e interesantes, convirtiéndola en una de las canciones destacables del álbum. «Leave Me On These Waters» es la siguiente pieza del disco. Se trata de una tierna balada con una sutil instrumental y una voz que se encarga de transmitir todo tipo de emociones. La nostalgia ataca de nuevo gracias al estilo clásico de la canción. Su larga duración se ve compensada por esos especiales momentos instrumentales donde se aporta esa variedad a la pieza.

Continúan con «Honey I’m Home», con un ritmo más animado y mucha melodía de la mano del teclado, los coros y las guitarras, siendo estos 3 los absolutos protagonistas. A mayores de todo lo anteriormente mencionado, este álbum incluye dos bonus tracks: «Diva Time» y «The Lake Isle of Innisfree». La primera, lenta, pesada e intensa, es una agradable escucha donde ya no hay sorpresas y está todo sobre la mesa.

La canción que despide el álbum, menos predecible, cuenta con una belleza muy personal. Se trata de una lenta balada con una base instrumental donde esa sutileza que caracteriza alguna de las piezas del álbum esconde una fuerza especial. Como ya he mencionado, el estilo de este álbum no es para todos los gustos. Sin embargo, sí se puede aplicar esa palabra con otra connotación: es una música tocada con un gusto excepcional, bañado en una sutileza donde cada detalle cuenta.