Mastodon: Hushed And Grim

No es ningún secreto que Mastodon son una de las bandas más imaginativas y rompedoras que existen. Pueden gustarte más o menos, pero lo que es innegable es que su música es una experiencia única; de esos acontecimientos cada vez menos comunes de los que nunca esperas por dónde te pueden sorprender. Ahora ‘Hushed and Grim’ supone un nuevo hito para el grupo: su primer disco doble, y pese a sus notables precedentes, uno no puede sino preguntarse cómo han afrontado un desafío tan ambicioso.

Es curioso como para muchos Mastodon siguen siendo los niños nuevos que en la hora del patio se ponen a hacer cosas raras, cuándo hoy por hoy ya llevan la friolera de 20 años dando guerra. A estas alturas de la película, uno podría comenzar a sospechar por dónde va a venir su propuesta, pero en vez de haberse convertido en ese pony que solo sabe hacer un truco, los norteamericanos han sabido madurar con sus fans, buscando perfeccionar una fórmula que ya funciona a romper con todo lo que les hizo grandes y alinear a su audiencia.

¿Estoy insinuando que Mastodon hacen siempre lo mismo? En absoluto, siguen navegando entre más estilos que la flota de un pirata somalí, pero no temen que tú como espectador empieces a anticipar sus derivas. Sus álbumes sieguen teniendo un tema subyacente que no se hilvana como una historia, sino como un concepto, y sus canciones siguen siendo muy técnicas sin llegar a ser indulgencias progresivas que superen los diez minutos de duración.

En lo que atañe a ‘Hushed and Grim’, se hace notar el impacto que ha tenido la muerte de su mánager y gran amigo Nick John, tanto en el concepto como en la atmósfera creada por la música y las letras. Es un grupo en duelo, no muy distinto a como pudiera haberlo estado Metallica en las sesiones del ‘And Justice For All…’, solo que han encontrado en su tristeza la energía como para crear un producto artístico remarcable.

Al umbral de un lugar oscuro

Muerte y congoja. Estos son los dos conceptos que Mastodon desarrolla en ‘Hushed and Grim’, una dualidad también capturada en la separación en dos cds la casi hora y media de música que es este mastodóntico álbum (duh).  El primero de ellos es el responsable de lidiar por la congoja, y es que los redobles de toms que dan inicio a “Pain With an Anchor” son sucedidos por unas melodías pesarosas que suenan como un lamento interno aún en sus pasajes más intensos. El dolor por la pérdida de Nick John puede sentirse en todo momento, y de hecho la aflicción se perpetúa en “The Crux”, que aún con su tempo up beat y sus claros acordes en el verso se siente como la catarsis que sucede a un largo periodo de ansiedad.

“Sickle an Peace” pone de manifiesto la que es la gran virtud y a la vez la gran debilidad de ‘Hushed and Grim’, pues con una duración de más de seis minutos no es un tema fácil de digerir, y es una canción que ejemplifica lo que es este trabajo en la perspectiva general de la discografía de la banda. Las canciones son más largas de lo habitual, creadas para atraparte en los conceptos, pero que en vez de atraparte desde el minuto 1 como ocurría con ‘Leviathan’, exigen tu atención para lograr captar todos sus matices ocultos.

“More Than I Could Chew” y “The Beast” perpetúan esta densidad que tan bien aprendieron en ‘Crack the Skye’, solo que esta vez puede llegarse a sentir abrumadora, algo que no les había ocurrido a la hora de componer algunas de sus épicas de mayor duración. Es cierto que la banda logra atraparte en esa congoja que buscan transmitir con su música, y de hecho el desempeño musical con la que lo hacen es digno del probado talento de sus miembros, pero pese a los muchos cambios de ritmo y a los múltiples matices de su música, hay un algo en las canciones que las hace sonar muy similares entre sí, como un sonido de fondo que no notas que está ahí hasta que se extingue.

Por el contrario, “Teardrniker”, una canción claramente escrita como un sencillo y enfocada para esa misión, posee unas deliciosas melodías de guitarras que llevan al oyente por un camino algo más luminoso, pero que principalmente se siente que lleva a alguna parte. Debo decir que hay un solo de bajo en la mitad que suena un poco fuera de lugar y hasta mal producido, pero más allá de eso, es un tema que funciona perfectamente y del que algunas de las canciones más indulgentes podrían haber aprendido un par de cosas.

El otro single, “Pushing the Tides” tiene ese sonido de clásico instantáneo de Mastodon, con una aproximación muy progresiva en su estructura, pero con una ejecución cañera y sludge en los versos, convirtiéndose con facilidad en uno de los grandes momentos de un trabajo que puede llegar a resultar abrumador, más si se consume de una sola sentada.

El siguiente cd trae también el cambio de temática, pasando a versar sobre la muerte de una forma mas explícita. “Peace and Tranquility” es una canción que no transmite ni paz ni tranquilidad, y es que su riff saltarín y de armónicos juguetones es de los que te hace querer saltar en una sala abarrotada, marcando un claro contraste con la asfixiante penumbra de la primera mitad de este doble lanzamiento.

“Dagger” y “Had it All” tienen un aire bastante más grandilocuente que el resto de los cortes, casi ominoso, probando que el grupo siempre pone mucho mimo a la hora de desarrollar un concepto que escapa a la temática, que trasciende hasta el precepto y logra hacerte sentir el peso y la importancia de la muerte sin mencionar su nombre ni una sola vez. También son las canciones que más psicodélicas suenan del trabajo, la clase de banda sonora que esperarías si tomas LSD en el desierto, pero claro, dicho así suena menos poético.

La gigantesca “Gobblers of Dregs” es otra de las grandes triunfadoras del trabajo, comenzando como una lenta y pesada algarabía doom solo para convertirse en una dulce travesía que se baña de unas melodías tristes pero inspiradoras. Por lo contrario, el redoble que inicia “Gigantium” supone un esperanzador y épico desenlace para un disco con mucha oscuridad. No solo se siente como la luz al final del túnel, sino que es además el mejor corte de un disco con altibajos. Si, hay más luces que sombras, pero al final del día resulta algo frustrante ver cómo la experimentación puede llevar al mismo tiempo a los mejores y a los peores páramos.

Ambición no es sinónimo de éxito

El primer álbum doble de un grupo tiene siempre ciertas implicaciones. Es una forma de decir: “Por primera vez tenemos tanto que decir que vamos a necesitar el doble de vuestro tiempo”. En ese sentido, considero que ‘Hushed and Grim’ se ha quedado algo corto, y creo que, aunque no es ni de lejos un mal trabajo, no cumple las expectativas que se pueden haber puesto sobre él.

Mastadon es de lejos una de las bandas que menos problemas debería haber tenido a la hora de desenvolverse en una empresa así, y aun así la sensación que transmiten es que han trabajado a granel, mezclando indistintamente ideas brillantes con otras que no dan ni para B-Side.

Pese a todo, considero que estamos un trabajo del que los fans acérrimos podrán disfrutar sin problema, en el que el sonido de Mastodon sigue siendo fresco veinte años después y que deleita al oyente con el preciso virtuosismo de cuatro de los músicos con mayor química del panorama, pero que por lo demás será recordado como el disco que pudo ser y no fue. El esfuerzo de sumirse en la casi hora y media de ‘Hushed and Grim’ no se siente recompensado, y si, es un álbum que mejora en la tercera escucha, pero que también da a entender que le sobra mucho material.

Con una duración menor, limitándose a añadir los temas que funcionan, y con una banda algo menos dispersa a la hora de explorar conceptos, ‘Hushed and Grim’ podría haber sido mucho más. Es un buen disco, sin lugar a duda, pero no ha alcanzado la grandeza a la que aspiraba.