Los pioneros del doom death contraatacan en las postrimerías de este 2020 con un EP que afianza a su nueva formación.

Después de unos últimos años plagados de las deserciones de dos de los miembros originales de la banda, de problemas personales de los que se habían quedado, y de un nada despreciable disco en el que podemos encontrar reflejadas todas estas circunstancias, la banda de Halifax regresa -tan solo ocho meses después de la publicación de ‘The Ghost Of Orion’– con un EP de tres temas y un total de poco más de veinte minutos de duración.

Flirteos con lo progresivo

El tema que abre este nuevo trabajo de My Dying Bride, que también es el encargado de dar nombre al mismo, es un corte de diez minutos clavados que comienza con unas huidizas notas de teclado. La guitarra de Andrew Craighan no prolonga demasiado su aparición en escena, y lo hace con notas largas, lastimeras y fúnebres, acompañadas a su vez por un Aaron Stainthorpe cuya voz suena deliberadamente impasible en su versión limpia y furiosa en su versión gutural. Todo ello queda perfectamente enmarcado en un cuadro rítmico sincopado, casi progresivo.

A partir del minuto 3 encontramos un interludio a base de piano que sugiere una cierta esperanza, pero pronto regresan las notas lentas de la guitarra de Craighan. En la recta final de la composición, a partir del minuto 6, y después de otro breve interludio, se combinan las dos circunstancias precedentes para finalizar con el sonido de un órgano de iglesia que pone la guinda a un pastel perfectamente elaborado.

La eterna imperturbabilidad

El segundo tema del presente EP, “A Secret Kiss” nos presenta una continuidad en cuanto a las líneas de guitarra. Estas permanecen largas, tal vez simples, pero no por eso menos efectivas. La voz de Stainthorpe, antes plana e inexpresiva, adquiere aquí nuevos matices, hasta el punto de convertirse en una suerte de canto fúnebre.

Finalmente, el ex Paradise Lost Jeff Singer nos propone unos breves momentos de variación rítmica que se agradecen ya que, en caso de no estar, el ritmo lento y pesado (tan típico, por otra parte, del género en el que nos estamos moviendo) de este tema (y también del anterior) podría llegar a resultar cansino y tedioso.

 

El punto final a este breve trabajo lo pone “A Purse Of Gold And Stars”, un tema que rompe con la tónica de sus dos predecesores. Se trata de un tema carente de guitarras y con una leve percusión, más procesional que metalera, que se escucha un tanto alejada. A su vez, la voz de Aaron ya no suena cantada, sino recitada, y acompañada por unas pocas notas de piano nos sugiere esa paz eterna a la que todos los mortales, aspirando a ello o no, llegaremos algún día.

En definitiva, tenemos un trabajo breve pero perfectamente organizado y articulado, y dotado de una intachable coherencia interior. Mención especial merece el cuidadoso esmero con el que se ha trabajado la sonorización. En ‘Macabre Cabaret’ las guitarras suenan con el perfecto grado de crudeza,

pero sin perder definición, la batería suena brillante y limpia, el bajo acompaña sin estorbar y las voces conservan todos sus matices. Por todo esto, con este diez para la parte técnica, y pese a no ser la obra cumbre de My Dying Bride, no podemos darle una mala nota, ni siquiera una nota mediocre, a este trabajo.

Franz S. Heiligen

Grupo:My Dying Bride

Discográfica:Nuclear Blast Records

Puntuación:9

Canciones:

  1. Macabre Cabaret
  2. A Secret Kiss
  3. A Purse Of Gold And Stars

Año:2020-11-20