Quien iba a decirle a Johanna Sadonis allá por el ya lejano 2014, que esa banda que tanto le costó sacar adelante iba a ocupar un puesto de honor un tiempo después en la nueva oleada de bandas que pretenden evocar el sonido de los años 70.

Con la salida de su primer single ‘Anubis’ y la llegada de su álbum de debut ‘Lucifer’, la formación que comanda la vocalista berlinesa logró tener reconocimiento a nivel mundial. Pero desde que Nicke Andersson,  frontman de The Hellacopters e Imperial State Electric (y quien también formó parte de Entombed, entre otros), pasara a formar parte de las filas de Lucifer, la popularidad y calidad de la banda ha crecido a pasos agigantados.

Con la salida de su segundo álbum, ‘Lucifer II’ la fama del grupo sueco aumento de manera significativa, un éxito que pretenden seguir cosechando con este ‘Lucifer III’. Como su propio nombre indica es el título bajo el que nace el tercer trabajo de estudio de Lucifer, y pone fin a la trilogía tal como anunciaron unos años atrás.

Pero no solo eso, a lo largo de sus seis años de trayectoria el quinteto ha ido abriendo su abanico de influencias. Ha  pasado así de crear un doom más lúgubre a un rock n’ roll setentero que abraza los derroteros del hard rock, dando lugar a una mezcla que encaja perfectamente en los esquemas del occult rock.

Continúan los cambios de formación

Aunque los cimientos de la banda se asienten sobre la pareja formada por la vocalista Johanna Sadonis y el, en este caso batería, Nicke Andersson, el resto de la formación de Lucifer ha ido rotando con el paso de los años. En este caso el resto de vacantes las Linus Björklund y Martin Nordin a las guitarras y Harald Göthblad al bajo.

En lo que a la estructura se refiere, en esquemas generales el disco sigue el mismo patrón que su antecesor con 9 temas. Desde el primero de ellos,  “Ghosts”, se aprecia la lucha de grupo por conseguir la mezcla perfecta de luz y de oscuridad a partes iguales. La suave voz de Johanna contrasta y armoniza al mismo tiempo con las siniestras melodías procedentes de ambas guitarras. A fin de cuentas este tema contiene todo lo que un seguidor de la banda podría esperar: distorsión baterías contundentes y una sutileza impecable en los teclados que sin duda envuelven a la perfección a las líneas vocales.

Sin embargo, el ambiente que envuelve a “Midnight Phantom” se torna más misterioso. La atmósfera de este corte con las guitarras contundentes y apagadas se relacionan directamente con Black Sabbath. “Leather Demon” evoca picardía y desafío. Un corte a medio tiempo que fue usado para la promoción del álbum, y es claramente una muestra del asentimiento de los actos de hard rock de finales de los setenta a principios de los ochenta. La fusión de la guitarra de blues funciona con un rock and roll  y las sensuales melodías vocales, que culminan con un impecable solo de guitarra.

 

‘Lucifer’ se presenta de una manera más potente y hardorckera pero sin perder  la sofisticación marca de la casa recordando a los míticos Uriah Heep. A medida que van avanzando los temas se va viendo cada vez más claro que el disco va ‘in crescendo’. En “Pacific Blues” la voz y la música juntas de alguna manera marcan el comienzo de un estado de calma que es magnífica e inexplicablemente casi de alta energía al mismo tiempo. Y es que La producción de las voces en este álbum es algo para admirar con el uso sutil de los efectos de reverberación  que agrega un pequeño extra pero sin hacer que las cosas suenen demasiado alteradas digitalmente, factor de que pecan muchas bandas hoy en día. En este tema se aprecia como la sección rítmica de Nicke Andersson y el bajista Harald Göthblad destacan más que en otros cortes.

“Coffin Fever” es sin duda uno de los cortes más destacados.  Sadonis construye en esta ocasión un canto más apagado en algunos momentos que ayudan a crear un clima más tenue.   En el punto medio, la banda se desvía hacia una mezcla aleatoria «sabbathiana» que se transforma en un cauce lento y espeso acentuado por siniestras guitarras acústicas y un solo de guitarra digno del nombre de “Sabbath”.

Una de las pistas más infundidas de adrenalina es «Flanked By Snakes», un número que atrapa instantáneamente al oyente con un gancho absolutamente infeccioso y brillante que establece el tono de lo que resulta ser una pista fascinante.

Camino a la recta final el espectador se topa con “Stay Astray”, un tema que sigue la línea de los anteriores, pero que sin embargo llama menos la atención. Esa sensación es quizá debido a encontrarse justo antes de “Cemetery Eyes”, la pieza que cierra el disco. Y es que aunque la canción encierre una suavidad palpable, es quizá una de las mejores piezas que ha compuesto Lucifer hasta la fecha. La melodía fluye con una naturaleza impresionante hasta llegar al último minuto. Son esos últimos instantes los que dan pie al deleite recordando al final del famoso solo de “Free Bird” de Lynyrd Skynyrd, cerrando el redondo por todo lo alto.

Sin duda este tercer disco de los suecos marca un punto de inflexión hacia un brillante futuro. Lo que empezó siendo como una oscura historia con el primer trabajo de estudio ha ido abriéndose horizontes explorando nuevos terrenos. No obstante aunque es palpable que la banda sigue experimentando, parece que ha encontrado su sello propio, algo que sin duda va a dar pie a que Lucifer siga creciendo aún más.

 

Tamara Ruiz

Grupo:Lucifer

Discográfica:Century Media

Puntuación:9

Canciones:

  1. Ghosts
  2. Midnight Phantom
  3. Leather Demon
  4. Lucifer
  5. Pacific Blues
  6. Coffin Fever
  7. Flanked by Snakes
  8. Stay Astray
  9. Cemetery Eyes

Año:2020-03-20