Lorna Shore presenta su tercer álbum de larga duración volviendo a fórmulas ya muy explotadas, utilizando métodos de mezclas estilísticas actuales para seguir por caminos oscuros que ya fueron recorridos tiempos atrás por otras muchas bandas.

La inmortalidad recurrente

La inmortalidad siempre ha sido atribuida a las divinidades y de aquí que la humanidad busque su divinización a cualquier precio. Algunos grupos de metal rinden culto, con su música, letras y simbologías, a diferentes creencias para hallar tan preciada longevidad infinita, caminos que pueden ser de oscuridad y tinieblas, senderos de maldad. Idolatrar a poderes y dioses diabólicos parece ser un filón para muchas formaciones, y también es un tema demandado por el público sediento de poder musical amenizado con artes maléficas. La dualidad está en creerse lo que alguien dice y hace, o no.

Lorna Shore se reviste de las sonoridades de diferentes formaciones para sumergirse en una cruzada contra el mal de la humanidad, ese que sí que es inmortal y perpetuo, mientras los seres humanos sigan en pie. La actualización del metal mediante el deathcore no debe pasar exclusivamente por un remember continuo y más cuando la creatividad no acaba de tener el peso central de la obra maestra. La unión de metalcore con el deathmetal debería tener un hueco en la brillantez, y más cuando puedes desvalijar a placer cualquier estilo metalero para incorporarlo a tu creación.

El clasicismo se crea, no se copia. Cuando se está más pendiente de aparentar y engordar un contenido, más que otra de otra cosa, debe tenerse la conciencia clara de que a estas alturas no se puede engañar a nadie durante mucho tiempo, y en todo caso, atraeremos a auténticos desconocedores del pasado a un presente superfluo. Rituales ancestrales sonoros se muestran de forma más coherente cuando se realizan en el seno de una secta unificada y fuerte. No por esto la obra creada en ‘Inmortal’ flojea en su furia y poder sonoro, pero sí que se cierra la puerta a una creación en la que los actores se asientan en una constante de confianza. La calidad individual lejos de conjuntarse se acerca a un precipicio de cambios estructurales que producen un vértigo innecesario.

La melodía salva la línea de flotación

Las melodías y líneas melódicas siempre dependen del estilo musical y de donde están insertadas. Dependerá de que instrumentos aplican estas notas armonizadas. Normalmente pueden estar integradas en la voz, en las cuerdas, en los teclados, en los vientos, etc. En ‘Inmortal’ encontramos unas melodías sinfónicas estupendas y es lo mejor del disco. La integración de sonidos de sampler y teclados catedralicios está efectuada con buen gusto y acierto. Los coros también son de lo más destacable de esta obra, voces orquestales que nos invitan a realizar conjuros mágicos y a cantar mantras prohibidos mientras mantenemos los cuernos arriba. Momentos en los que nos viene a la cabeza la relación de la música y la cinematografía, como si de una banda sonora se tratara.

Adam de Micco toma el timón del barco que ahora tiene cuatro tripulantes a bordo. Cuando una formación tiene cambios se nota y se aprecia en el resultado final. Desde la interpretación hasta la composición se ven afectadas por el factor humano, y claro a la hora de grabar es fácil colgarse más de un instrumento si se tiene dominio sobre este, y para directo siempre se puede recurrir a músicos para realizar la gira pertinente. Que hayan pasado once miembros por la banda en nueve años nos dice que la cohesión requerida para que se fragüe una formación estable no existe.

Estamos delante de unas composiciones que sin perder ni pizca de fuerza nos conducen a una seleccionada variedad de riffs melódicos, contundentes, machacones y oscuros. Es un viaje nostálgico a lo mejor que el panorama metálico ha creado durante décadas adornado con todo tipo de pasajes recurrentes y oníricos, en las que las letras existenciales se encargan de ensanchar la visión focalizada en la maldad dictatorial de religiones y dogmas que siempre han buscado el poder controlador de las almas y cuerpos. No hay espacio para realidades más optimistas y joviales. La adoración manipulada que durante siglos ha sufrido la humanidad tiene en este trabajo una crítica feroz y perturbadora, no carente de manifiesto. La llamada a despertar en un mundo que siembra miedo y oscuridad incita al individualismo hermético, sentenciado por una sociedad enfermiza y dominada.

La obra

El ritual se inicia con una carismática «Inmortal» reconocible por una potente melodía sonora y unos riffs de guitarra muy buenos. El tema se abre con una entrada épica, con coros masculinos y femeninos, como si se estuviera ante un conjuro iniciático y perturbador, la música que precede al belicismo. La voz nos enseña diferentes cartas de la baraja, cargada de odio y magnificencia tenebrosa. El doble bombo no deja de patalear como si de una carrera de distancia se tratara. Las melodías que la guitarra eléctrica emite nos recuerdan a escalas que suben y bajan notas aireando melodías insanas. Este tema alcanza momentos de grandeza con algunos cambios de ritmo bien tejidos y desarrollados. El sonido está bien conseguido, ya que a las alturas que estamos los estudios ofrecen un gran arsenal de recursos técnicos, y no se iban a quedar atrás en Random Awesome Studios.

Comienzo caótico y precipitado en «Death Portrait», da la sensación de tropezar en cualquier momento. Siguen las variedades de voces con soporte digitalizado, que van desde aspectos guturales, pasando por momentos radiofónicos y llegando a pig growls. La densidad de las cuerdas se ve acuchillada por unas melodías inquietantes de sintetizador. En conjunto este tema es un retrato muy perturbador de una existencia que clama por su final, sí, por un final creado por su propio condenado. Tiene una pegada rítmica impresionante, cuando coinciden golpes de todos los instrumentos.

En «This Is Hell» nos acercan el infierno a la tierra, o como somos prisioneros del mismo en un planeta en el que estamos condenados y encarcelados por diferentes realidades, religiones y dogmas de fe. Musicalmente no destaca por nada que no suene en los dos primeros temas. «Hollow Sentence» empieza con un sonido esperanzador de teclados y coros medievales. El trabajo de la batería unido al de las guitarras, samplers de coros y sintetizador se ve premiado con una composición nostálgica y gloriosa. La coherencia se parte a golpe de cortes rítmicos e intervenciones profundas de la voz. Las guitarras vuelven a abrir su abanico de notas escaladas, cosa que se repiten y pueden llevar a un bucle compositivo poco enriquecedor. Abusar de lo bueno aburre. Repetir las fórmulas que funcionan hasta quemarlas no es una buena forma de creatividad y así empieza «Warpath Of Disease». Otro inicio ritualístico marcado por guitarras que recuerdan arpas, seguidas por ese característico doble bombo frenético, cortes rítmicos atronadores y coros operísticos. Las letras nos muestran un mundo desolador y perturbado, en la que se clama por una cura del cuerpo y alma; un entierro en vida parece la solución a un mundo enfermo. Momentos brillantes en algunos riffs de guitarra. El bajo es más utilizado como un martillo para golpear en momentos contundentes que para darle brillo armónico a la composición.

En «Misery System» abre el tema un perturbador sonido agonizante, seguido de un buen repertorio de cortes potentes de cuerdas y guitarras afiladas. El gorrino que hay en la voz vuelve de nuevo mezclándose con cánticos guturales cercanos al vómito. Más de lo mismo, un mix infinito de los mismos contenidos que aparecen una y otra vez, en una inmortalidad cansina. Rompe el silencio el comienzo de «Obsession» con un fondo operístico y gritos guturales agonizantes que parecen traspasar dimensiones, la voz también emite sonidos de siseo. Las letras no andan muy alejadas del título del tema y rondan la obsesión existencial misma. Partes con un contenido más atmosférico intercaladas con bucles melódicos es lo más destacable de esta recurrente obsesión.

A golpe de guitarra inicia «King ov Deception» su andadura antiautoritaria. Canción con menos carga melódica ofrece un plato más metálico con acento porcino. Momentos brutales en los que nos ubica en la piara. La parte melódica de sintetizador nos transporta a melodías moonspelianas. La guitarra vuelve a aburrirnos con su escala repetitiva de notas que suben y bajan una y otra vez. Abre «Darkest Spawn» un comienzo con teclados, samplers y mucha oscuridad. Se repite la misma fórmula pero esta vez acercándose más a la agonía. Los engendros son el preludio del final de los tiempos en un mundo abandonado. Aquí la guitarra nos sorprende con un refrescante y algo más creativo punteo. Lo demás sigue en sintonía con la obra, más de lo mismo y algún fragmento de voces combinadas. Cierra esta obra «Relentless Torment» que parece un título esclarecedor para poner fin a este tormentoso trabajo. Ni las letras nos aportan alguna visión novedosa o de cambio a este conjunto sonoro, que se convierte en previsible desde los dos primeros temas.

Este tipo de trabajos serán recordados, pero siempre como un conducto de vuelta a las bandas que sí crearon estilo y fueron atrevidas e innovadoras en su momento, ya que el público que preste atención a estas bandas tan químicas y repetitivas volverá a las raíces de los estilos que las crearon y les dieron influencia. Tampoco ayuda la ida y venida de músicos y falta de cohesión como banda, la hermandad y la amistad son factores clave en el desarrollo de una banda hacia el triunfo, o por lo menos en los primeros años de formación. Lorna Shore no deja por eso de sorprender por su calidad sonora, su furia y su potencia, pero se nota la ausencia de la creatividad más aún cuando se dispone de tantas herramientas a nivel personal, musical y tecnológico.

Los conjuros y rituales se pueden empezar, pero hacen falta los ingredientes esenciales en la búsqueda de la inmortalidad para llevarlos a buen puerto. Navegar en dirección al pasado solo nos aporta nostalgia por aquellos que un día tuvieron la inspiración y el espíritu de aventura, abriendo las puertas de la creatividad de par en par. Mejor seguir navegando por aguas inhóspitas.

Julián Guisado

Grupo:Lorna Shore

Discográfica:Century Media Records

Puntuación:6

Canciones:

  1. Immortal
  2. Death Portrait
  3. This Is Hell
  4. Hollow Sentence
  5. Warpath of Disease
  6. Misery System
  7. Obsession
  8. King Ov Deception
  9. Darkest Spawn
  10. Relentless Torment

Año:2020-01-13